Elecciones en FIFA en medio de denuncias de corrupción

“No me gusta el status quo, pero que es imposible nominarte” le dijeron a Grant Wahl, periodista de la revista Sports Illustrated algunos de los 208 miembros del Congreso de la FIFA, esos que suman más que la Asamblea de las Naciones Unidas."Nadie tenía el coraje de hacer. El estado de ánimo que prevalecía era el miedo” comentó Wahl al relatar su periplo por los pasillos. La elección que mañana nominará al nuevo presidente de la FIFA es secreta, pero para poder ser candidato se necesita el aval de al menos un país miembro. Y ese voto de confianza debe ser público. Wahl contó también algunos de proyectos en caso de que fuera electo: “Me gustaría hacer un WikiLeaks a la FIFA, la liberación de todos los documentos internos a disposición del público para que pudiéramos saber qué tan limpia o sucia es la FIFA. Me gustaría una mujer como secretaria general, para cambiar la cultura de viejos amigos que seguirá prosperando mientras los 24 miembros del comité ejecutivo de la FIFA sean hombres”.

Si las elecciones para elegir al presidente de la FIFA que se celebrarán mañana se hubiesen registrado hace unos meses, probablemente se habrían presentado tres candidatos. El actual presidente Joseph Blatter, quien conduce la entidad desde 1998, iría por su cuarto mandato y sería el favorito. Grant Wahl oficiaría de cenicienta y el qatarí Mohamed Bin Hammam como e l gran oponente. Pero como en toda carrera presidencial, los obstáculos muchas veces dejan postulantes en el camino.

Jack Warner y Chuck Blazer llegaron al poder grande de la Concacaf (Confederación de Fútbol de Norte, Centroamérica y el Caribe) en 1983. El primero ganó allí una vicepresidencia y el segundo oficiaba de secretario y asesor en las sombras. Tras siete años, lograron la salida del mexicano Joaquín Soria Terrazas, quien durante 20 años había manejado la confederación a su gusto. Warner y Blazer siguieron el mismo camino.


Manejaron a los 35 países miembros a sus órdenes e hicieron sus negocios privados. Warner se convirtió en vicepresidente de la FIFA. Seguramente soñaban con un salida elegante, cargada de honores por sus servicios. Pero el domingo pasado, el comité de Ética de la FIFA suspendió a Warner por pedir sobornos para apoyar la candidatura a la presidencia de Bin Hammam, quien ya había renunciado antes de la suspensión.

Bin Hammam, presidente de la Confederación Asiática de Fútbol, es un multimillonario que además presidió las federaciones de voleibol, tenis de mesa y fútbol. En anteriores elecciones que consagraron a Blatter, el qatarí fue acusado de repartir sobres para comprar votos a favor del suizo. Con su candidatura, seguramente soñaba con plasmar en el poder de la FIFA la influencia creciente de medio oriente en muchas competiciones deportivas. Torneos de tenis, carreras de Fórmula 1, campeonatos mundiales de diversas disciplinas e incluso el Mundial de Clubes de Fútbol se llevan cabo hoy en día en países como Qatar y Emiratos Árabes. El Mundial 2022 es la prueba fiel del fenómeno.

Bin Hammam había decidido esta vez ser su propio candidato y entonces procedió con las misma reglas que antes había utilizado en favor de Blatter, devenido competidor. El pasado 3 de mayo, Jack Warner fue reelecto por unanimidad como presidente de la CONCACAF en Miami. Allí estuvo Blatter para felicitarlo. Allí intentó asistir Bin Hammam, pero problemas de pasaporte le impidieron pisar suelo norteamericano. Por eso, el 10 de mayo, el qatarí llegó a Trinidad y Tobago para encontrarse con Warner. Se reunieron en el hotel Hyatt Regency donde el qatarí habría ofrecido 1 ó 2 millones de dólares en efectivo para lograr los 35 votos a su favor de los países del Caribe.

Lo curioso llegaría días después, cuando el propio Blazer, integrante del Comité Ejecutivo de la FIFA y secretario general de la CONCACAF, denunciaría a Warner y a Bin Hammam por intento de soborno ante el Comité de Ética de la FIFA. Finalmente, el domingo, el Comité decidió suspender a Warner y Bin Hammam por supuesta corrupción. Fiel a su estilo, Warner no se quedó callado y afirmó tener un e-mail de Jerome Valcke, Secretario General de la FIFA, quien allí reconocería que Qatar compró el Mundial 2022. Además, Warner amenazó con "desatar un tsunami sobre la FIFA" si además de la suspensión, es expulsado, porque "diré cuanto sé". Warner acusa a Blatter de haber regalado un millón de dólares a la Concacaf en el Congreso de Miami para comprar voluntades y afirma que el suizo habría incluso obsequiado computadoras a sus miembros.

"Se ha hecho un gran daño a la FIFA estos días, pero el fútbol no está en crisis” dijo Blatter ayer. Este miércoles será reelecto por cuatro años más. No estarán Warner ni Bin Hammam, suspendidos, ni el nigeriano Amos Adamu y el tahitiano Reynald Temarii, quienes habían sido separados del Comité Ejecutivo de la FIFA en diciembre, por pedir dinero a cambio de votos para la candidatura de Inglaterra al Mundial 2018. Tampoco figurará Grant Wahl entre los candidatos. El verdadero tsunami llegará si algún día la FIFA tiene su WikiLeaks.

1 comentario:

  1. Amigo, ¿conoces algo del ex entrenador del Lanús, Luis Zubeldía?

    Saludos desde La Escuadra de Mago

    Por cierto, le hecho una entrevista al primer fichaje de la UD Almería!

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