Un villano inesperado y un héroe previsible. Tantas veces salvó Carrizo a River que parecía imposible que alguna vez pudiera hacerlo sufrir. Pero un error suyo complicó un partido que los Millonarios tenían contralado hasta poco más de la primera mitad. Tres minutos después, un tiro libre fallido, una serie de rebotes y el balón quedó flotando ahí en el área, a la espera del gran goleador. Palermo aprovechó la chance y cabeceó al fondo de la red. Su último superclásico ante del retiro estuvo acorde a su historia de goleador implacable, hecho para las grandes citas. Boca hizo la diferencia en tres minutos y y allí definió el partido a su favor.
Los clásicos se configuran generalmente al inicio con marcas ajustadas, fricción en la mitad de la cancha e intentos de aprovechar cualquier mínimo espacio para meter la estocada. River lo logró desde el comienzo. Almeyda, Acevedo y Lamela pesaron en la mitad de la cancha más que Somoza, Chávez y Riquelme. Así, River pudo poner el partido bien lejos de su arco, aunque, con escaso peso ofensivo, el equipo de Juan José López apenas si inquietó a Luchetti.
Pero nada de eso pesó a los 27 minutos, cuando poco peligro se había registrado en las áreas. Un centro de Mouche que Carrizo intentó rechazar se convirtió en el 1 a 0. Tres minutos más tarde, un centro al área de River, una serie de rebotes y Palermo cabeceó con precisión por encima del arquero. Boca se dio lujo de pasar a ganar 2 a 0 sin necesitar siquiera del peso de Riquelme.
En el segundo tiempo, River intentó la aventura del ataque con menos orden e ideas que antes. Con Pavone siempre activo, poco acompañado por Funes Mori, y Lamela con más peso cerca del área, los Millonarios dispusieron de algunas chances para descontar al comienzo de la segunda mitad. Por su parte, Boca se aprovechó de los huecos que su rival dejó en defensa en defensa y dispuso de algunas chances de gol en los pies de Mouche, figura del equipo Xeneize. En esa tónica de abroquelamiento de Boca y salida rápida, más los intentos infructuosos de River, se fue el partido.
Medel, Gallardo, Maidana, Viatri, Palermo son algunos de los futbolistas que registran goles con pelotas detenidas en los últimos años en el superclásico. Esos detalles definieron muchos de los últimos partidos y esta última edición. En un encuentro con poco juego, ahí estuvo la diferencia. La tarde de La Bombonera mostró por qué los dos hace tiempo que no pelean arriba. Fricción, escasa llegadas, mucho diálogo, poco fútbol y al final el tumulto de siempre. Esas son las imágenes que sobresalen del superclásico.
Quizás la postal de Palermo en el festejo de su gol, con la palma de su mano en el corazón y el puño izquierdo en alto sea aquello que quedará en el recuerdo. Imagen de lo que se va, del tiempo inexorable. Un tiempo de otro de juego, de mayor calidad y jerarquía y de clásicos inolvidables. De todo eso, este tuvo poco.
Aquí los goles de Boca 2 - River 0:
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