El fútbol argentino cambia sus campeonatos para que nada cambie

La sede de la Asociación del Fútbol Argentino
Finalmente no fueron demasiados los cambios de formato que vivirán los torneos argentinos de fútbol a partir de la temporada 2012/13. Parecían muchos, pero la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) ha decidido sostener una competencia que decide la suerte de buena parte de los equipos a lo largo de un campeonato que se extiende por casi un año, pero que consagra dos campeones, cada menos de 6 meses.

Primero se sugirió un torneo de 40 equipos, más tarde un campeonato largo de 38 jornadas con 20 participantes y finalmente casi todo quedó como era entonces. El martes pasado, los dirigentes del fútbol argentino decidieron continuar con su formato de torneos cortos, de 19 fechas, a razón de dos competencias por temporada con dos equipos campeones.

Se reformuló el sistema de ascensos y descensos, con tres equipos que perderán la categoría: dos por promedio y uno por suma de puntos en la temporada. No se jugarán más las promociones.

Los clasificados a las copas internacionales serán los campeones de los torneos y mejor clasificados en la tabla general. La nueva Copa Argentina pasará a jugarse de febrero a noviembre y aportará al campeón a la Copa Libertadores, entre los principales cambios efectuados.

Sin embargo, lo que generó mayor incertidumbre fueron los formatos de los torneos, que apuntaban a un cambio de 19 a 38 jornadas. Julio Grondona, el Presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, promovía este cambio. En un hecho poco frecuente, el Comité Ejecutivo de la AFA no respaldó a su presidente. "Prefería un torneo largo, es verdad. Pero dejé que fueran los clubes, o la mayoría de los clubes, los que decidieran. A ellos les parece mejor seguir con dos cortos, y así seguiremos" dijo Grondona. Incluso el Gobierno Nacional, que aporta más de 800 millones de pesos por los derechos de televisión, habría sugerido disputar campeonatos de 38 fechas para evitar los frecuentes hechos de violencia en los estadios argentinos.

Fueron los directivos de los clubes quienes se opusieron a esta modificación, bajo la idea de que el sistema actual da mayores posibilidades para los diferentes equipos de pelear un título, que los torneos son más emotivos, a diferencia de lo que sucede en Europa, y que es posible vender jugadores que sólo se hayan destacado en uno de los dos torneos. "El factor económico es fundamental. Llegás a diciembre, te compran uno o dos jugadores y los vendés. Si seguís jugando el mismo torneo, lo hacés con un equipo diezmado. Mientras que si es un torneo nuevo, podés reforzarte", afirmó Nicolás Russo, presidente de Lanús. Sin embargo, en la misma posibilidad que encuentra la liga para garantizar su supervivencia se proyecta su propia debilidad para elevar el nivel de la competencia y venderse al mundo.

"Los clubes de Brasil no tardarán en fichar a jugadores europeos" afirmó recientemente Esteve Calzada, agente, escritor, antiguo director general de márketing del Barcelona y hoy asesor del Manchester City. Cuando el periodista del diario español As le consultó por el fútbol argentino, Calzada respondió: “En Argentina hay margen de mejora y tiene un valor añadido: la pasión. Sus estadios no se remodelan desde 1978, su economía es inestable y siempre optan por exportar jugadores a cualquier precio y cuanto antes”.

La exportación de jugadores es la posibilidad que encuentran los clubes argentinos para paliar sus presupuestos intrínsecamente deficitarios. Ese afán de venta determina un campeonato de bajo nivel, donde los mejores valores se marchan compulsivamente a destinos muchas veces exóticos. En una Europa deprimida económicamente, con cada vez menos futbolistas de buen nivel que asoman en la Primera División, las últimas transferencias a equipos de primer orden fueron las de Ricardo Álvarez a Inter y la salida de Erik Lamela a Roma, ambas en junio de 2011. En la temporada 2011/12, el fútbol argentino exportó futbolistas por 51 millones de euros, frente a los 105 millones de la temporada 2010/11 y los 95 millones de la 2009/10.

Por lo tanto, el fútbol argentino acomoda su estructura a un mercado cada vez más deprimido, mientras la liga local merma continuamente su nivel. Estadios antiguos, tribunas violentas, mafias enquistadas, clubes deficitarios, futbolistas en fuga permanente son rasgos característicos del fútbol argentino de hoy. Caracteres que no se modificarán con torneos más largos o más cortos, con más o menos campeones.

Borussia Dortmund, campeón y modelo de gestión

Los futbolistas del Borussia Dortmund festejan el título
El Mundial 2006 fue un gran acontecimiento para Alemania. Nuevos estadios, grandes obras de infraestructura y un país que se encolumnó detrás de un equipo joven, que finalmente quedó en el caminó ante Italia en semifinales. Sin embargo, aquel torneo casi lleva a la ruina al Borussia Dortmund, que remodeló su estadio para el torneo, llamado entonces Westfalenstadion, lo que le provocó una catástrofe financiera. El club estuvo al borde de la quiebra, con una deuda superior a los 60 millones de euros. Seis años después, el Borussia Dortmund se consagró bicampeón de la Bundesliga, con un estadio colmado por más de 80 mil fanáticos. Días atrás, el director general, Herr Watzke, había anunciado que a raíz del aumento de los ingresos en los últimos meses, el equipo, que cotiza en bolsa desde hace 12 años, había decidido repartir los beneficios entre sus accionistas.

El enfrentamiento entre el Dortmund y el Bayern Múnich del 11 de abril pasado fue la virtual final del campeonato alemán. El Borussia consiguió el triunfo en los pies de su goleador Robert Lewandowski y en la manos de su arquero Roman Weidenfeller, que le atajó un penal al holandés Arjen Robben sobre el final y aseguró la victoria del Dortmund, que tiene en sus filas al argentino naturalizado paraguayo Lucas Barrios. La victoria elevó las acciones del equipo un 7,72%, a un valor de 3,015 euros, alcanzando su máximo valor histórico. Desde el año 2000, el Borussia es el único equipo alemán que cotiza en el mercado de valores.

El sábado pasado, dos fechas después del triunfo ante el Bayern, el Dortmund derrotó al Borussia Mönchengladbach por 2 a 0 y se aseguró el título de una liga que promedia un 92% de ocupación en sus estadios, el más alto de Europa, delante de Inglaterra (90 %) y España (74 %). La Bundesliga lleva un promedio de 42.690 aficionados por partido, mientras que Inglaterra alcanza los 35.283, España suma 29.128, y más atrás aparecen Italia y México, con poco más de 20.000 espectadores por partido.

El precio medio de los tickets en la Bundesliga no supera los 15 euros, con equipos que incluso ofrecen boletos a 6 euros. Estadios llenos y sin violencia, con sanciones que resultan sorprendentes por lo rigurosas. A comienzos de abril, el Dortmund prohibió a varios aficionados acceder al estadio durante tres años como sanción por desplegar una pancarta homófoba durante un partido ante el Werder Bremen. Además, el club fue sancionado con una multa de 20.000 euros por la Federación Alemana.

Pero los números no sólo son exitosos en las boleterías. La semana pasada, la Liga Alemana de Fútbol anunció el nuevo contrato por los derechos de televisión de 2013 a 2017 del campeonato de primera división. Los clubes recibirán 628 millones de euros por temporada, un 50 % más que el anterior convenio firmado en 2008, cuando cobraban 412 millones al año.

Las tribunas completas del estadio Signal Iduna Park. 
El reparto del dinero es el más democrático de las ligas más importantes de Europa. Se toma en cuenta los años del equipo en la máxima categoría y las clasificaciones en los últimos cinco años. Incluso se abona un plus de 4 millones por el título y hasta un bonus por jugadores convocados a la selección. Las economías de los clubes no presentan hoy grandes deudas y hasta existe una norma que obliga a mantener el 51 por ciento de la propiedad en manos de los socios, lo que impide el desembarco de magnates extranjeros. Ese es el modelo de organización que consagró al Dortmund.

En 2011, Nuri Sahin, entonces jugador del Dortmund, fue fichado por el Real Madrid por poco más de diez millones de euros. Entonces, la cifra que se consideró escasa teniendo en cuenta su buen rendimiento en la Bundesliga. En España, se afirmó en voz baja que entonces el Dortmund no tuvo muchas opciones de negarse al traspaso, ya que le debía millones a la empresa constructora Hochtief, por la remodelación de su estadio para el Mundial 2006. Hochtief pertenece al grupo constructor ACS, que preside Florentino Pérez, presidente del Real Madrid. Los intereses cruzados le jugaron una mala pasada al equipo alemán.

El estadio del Dortmund lució lleno a tope durante buena parte de la liga, con más de 80 personas en las gradas. Lejos quedaron los tiempos de crisis, cuando el Westfalenstadion fue vendido a un fondo de inversión inmobiliario para saldar deudas. En 2006, un préstamo de de 75 millones de euros permitió recomprar el estadio, que hoy lleva el nombre de Signal Iduna Park a cambio de 4 millones de euros al año.

En su estadio reside una buena metáfora de la historia reciente del Borussia Dortmund, ayer en crisis y hoy modelo de gestión, que por suerte en ciertas ocasiones encuentra su premio deportivo.

Bielsa opina sobre la expropiación de YPF

En la previa del partido entre el Athletic de Bilbao y el Sporting Lisboa, por la semifinal de la Europa League, el entrenador argentino opinó sobre la medida tomada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner:


Bahréin y los límites de la Fórmula 1

El circuito de la Fórmula 1 en Bahréin
El circo de la Fórmula 1 vive en carne propia los límites de su modelo de desarrollo y comercialización, que se compone de un campeonato mundial de automovilismo que ofrece las fechas del calendario al mejor postor, dispuesto a desembolsar millones para recibir el acontecimiento. No importa si los interesados son gobiernos dictatoriales o promotores honestos, personajes limpios que apuestan al desarrollo de la disciplina o tiranos que encuentran un fetiche para satisfacer sus gustos personales y utilizar al automovilismo como fuente de promoción de sus países.

“Me siento muy incómodo por ir a Bahréin. Siendo honestos, la única manera de que la carrera pudiera celebrarse sin incidentes sería colocando a un ejército bloqueando el circuito, y creo que eso sería inaceptable tanto para la F1 como para el país”. Hace pocos días, el diario español El País recogía estas declaraciones de un miembro de los 12 equipos que participan del campeonato mundial. Ha pasado más de un año del inicio del problema y el mundo de la Fórmula 1 aún no ha encontrado una solución. El 13 de marzo de 2011, los autos debían comenzar la temporada en en el país del Golfo Pérsico, sede de la primera jornada. En aquel entonces, la revuelta popular obligó a suspender la carrera.

Tras diversas postergaciones, para disgusto de muchos, el próximo fin de semana es el momento elegido para la vuelta de las máquinas al país de la península arábiga, aunque el evento no está exento de temores. La Federación Internacional del Automóvil (FIA) ratificó la prueba y el lugar, pero, a tres días del inicio de las pruebas, ni pilotos, ni promotores, ni los dueños de los equipos parecen convencidos de trasladarse hasta el emirato, por miedo a que el circuito sea invadido por las protestas. Desde 2004, la prueba se disputa en medio de un fastuoso despliegue y sirve como fetiche de la familia real, que paga 29 millones de euros al año para recibir la carrera.

El Emirato

Bahréin es un país del Golfo Pérsico, con más de 700 mil habitantes, donde una dinastía suní, la etnia minoritaria del lugar, gobierna a una mayoría chií, postergada socialmente.

Tras un intento de apertura democrática, el emir se proclamó rey en febrero de 2002 y promulgó una constitución que establecía una Asamblea Nacional bicameral con 40 miembros elegidos y 40 nombrados por el rey. Estos cambios fueron acompañados de una serie de decretos reales que limitaban las libertades políticas.

Las protestas populares en Bahréin
Tras los levantamientos en Túnez y Egipto a comienzos de 2011, se iniciaron las primeras protestas en Bahréin. En febrero, un manifestante fue asesinado, y en su funeral al día siguiente, murió otro joven. En la mañana del 17 de febrero, el ejército atacó a los manifestantes concentrados en la plaza La Perla y murieron allí cinco personas. Las protestas, apaciguadas por la represión, siguen hasta estos días. La semana pasada, una bomba casera hizo explosión cerca de la capital, Manama, y dejó un como resultado siete policías heridos.



Las persecuciones

La F1 no ha sido el único ámbito del deporte golpeado por las revueltas. El poder real, con su brutalidad e impunidad, atacó directamente a los rebeldes, que sufrieron en carne propias abusos y vejaciones.

Al’a Hubail, figura estelar de la selección de fútbol, se sumó a los manifestantes antigubernamentales en 2011. Días más tarde, fue detenido por el ejército. Casi 200 deportistas, en su mayoría chiitas, fueron perseguidos y encarcelados. Informes internacionales concluyeron que muchos detenidos sufrieron abusos sistemáticos durante la represión.

El arquero del Tareq al-Fursani y basquetbolista Hassan al-Dirazi fueron condenados a un año de prisión por participar en las protestas. Otro jugador de la selección nacional de fútbol, el defensa Sayed Mohamed Adnan, huyó a Australia, donde se unió al Brisbane Roar después de haber pasado tres meses en la cárcel, donde recibió golpes y torturas.

En diciembre pasado, la agencia estatal de noticias de Bahréin informó que se habían retirado los cargos contra losdeportistas que se habían sumado a las protestas. Pero los reclamos por una monarquía parlamentaria y mayores derechos civiles no se han acallado. Bien lo sabe la Fórmula 1, que llevará su gran circo a Bahréin, con el temor de vivir de cerca la lucha por la justicia.

Celtic campeón y el factor religioso

El Celtic festeja su último título
“¿El deporte ocupa el lugar simbólico dejado por la política y las religiones?” se ha preguntado repetidas veces el escritor español Manuel Vázquez Montalbán, que ha abordado como pocos la cuestión del fútbol como moderna pasión de multitudes, con sus dioses paganos, y su relación con el apaciguamiento del fervor popular por la religión y la política partidaria.

El último sábado, el Celtic de Escocia se consagró campeón de la liga y terminó con el reinado del Glasgow Rangers, su eterno rival, que se había quedado con los últimos tres campeonatos locales. La victoria del Celtic por 6 a 0 ante el Kilmarnock le aseguró el campeonato.

El clásico escocés refleja como pocos esta contigüidad moderna entra la religión y el fútbol. Al Celtic y al Glasgow no sólo los separan los colores y años de historia, sino prácticas religiosas, políticas y sociales que se ponen en juego en el césped. El Celtic es irlandés, católico y de izquierda. El Rangers se reconoce protestante, probritánico y de derecha. La rivalidad deportiva resulta exacerbada por factores extradeportivos.

El Celtic fue fundado por inmigrantes irlandeses, católicos y nacionalistas, muchos de ellos de las clases más postergadas de la sociedad escocesa. El Rangers históricamente fue el equipo de los protestantes, de los partidarios del imperio británico y de la élite de Glasgow.

Esta vez la balanza se inclinó para los católicos. El Cetlic, ya campeón, le lleva 21 puntos de ventaja a su rival, que sufrió el descuento de 10 unidades cuando entró en concurso de acreedores en febrero pasado. "El club ha hecho saber a la Corte su intención de nombrar administradores. Desde que me hice cargo de la mayoría de las acciones, tenía claro que debía de afrontar enormes retos financieros", dijo entonces el presidente del Rangers, Craig Whyte. El próximo partido en casa del Celtic es contra el equipo de Glasgow, pero ya se ha decidido que los jugadores no van a recibir el trofeo de la Liga para evitar posibles disturbios.

La violencia es una práctica frecuente entre las hinchadas de ambos equipos. En 1971 una avalancha en el estadio del Rangers dejó 66 muertos. En 2009, un grupo de jóvenes protestantes atacó a Kevin McDaid, un obrero católico, cuando regresaba de un partido del Celtic. Padre de cuatro hijos, McDaid fue golpeado hasta causarle la muerte delante de su hijo. Una bufanda del Celtic quedó atada cerca de la escena del crimen. Hasta 30 personas habrían participado de la escena.

“Entre Rangers y Celtic, la religión decora la rivalidad en el fútbol, pero hablé recientemente con un cura y me dijo que no ve a los aficionados de uno y otro equipo por misa”, dice el escritor Simon Kuper. Ambos conjuntos se reparten la casi totalidad de campeonatos de la liga de ése país y hacen valer su supremacía sobre el resto. Negocian sus contratos de televisión y sus sponsors en conjunto y ambos aspiran a ingresar en la Premier League.

En medio de la rivalidad, la crisis golpeó al Rangers y favoreció al Celtic, que podrá festejar esta vez. La cultura y la tradición a veces mueren en los escritorios. “El fútbol calificado como ´opio del pueblo´ en tiempos de dictaduras se ha convertido en una droga dura de la democracia. Permite dar una respuesta a la falta de proyecto de las sociedades globalitarias y la paradójica sociedad de masas”, decía Montalbán.

Aquí la victoria del Celtic ante el Kilmarnock por 6 a 0, que aseguró el campeonato del equipo católico:

Somalia: fútbol, violencia y hambre

El Teatro Nacional de Mogadisco, sede del atentado
Aden Yabarow Wiish, presidente del Comité olímpico de Somalia, y Said Mohamed Nur, titular de la Federación de fútbol, escuchaban el discurso del primer ministro del país, Abdiweli Mohamed Ali, cuando un atentado les quitó la vida el pasado miércoles. Siete personas más murieron en la explosión provocada por una joven suicida en el Teatro Nacional de Mogadiscio, la capital somalí. En el acto se celebraba el primer aniversario de la reapertura de la televisión nacional, como una muestra del proceso de pacificación iniciado en los últimos meses, cuando la milicia Al Shabab anunció su retiro del área de la capital. El hecho recordó que resta mucho camino por andar para terminar con la violencia, que frecuentemente se exhibe en el deporte.

La guerra interminable

Al Shabab es una milicia islamista radical, enfrentada al poder central, que hoy controla una gran parte del centro y sur del país. Este grupo reivindicó el atentado del miécoles.

Al Shabab es uno de los grupos que lucha por el poder del país, que vive en estado de guerra prácticamente constante desde 1991, cuando una coalición de movimientos militares derrocó al General Siad Barre y al poco tiempo la alianza se rompió. Desde entonces, el país está dividido en múltiples regiones con distintos líderes que luchan por el poder, mientras un gobierno central de transición intenta imponerse.

Al Shabab busca aplicar el código de conducta del islam, conocido como "Sharia", como la ley del país y lucha a través de la violencia contra cualquier hábito “occidental” que no encaje en sus ideales.

El deporte prohibido

En estos desvíos del deber ser propuesto por Al Shabab entra el deporte. Desde hace un tiempo, los miembros de esta milicia prohibieron no sólo jugar sino también ver fútbol por televisión en las zonas bajo su control.

Durante la Copa del Mundo de Sudáfrica, en 2010, todavía Al Shabab controlaba parte de Mogadiscio y llegó a realizar ataques casa por casa contra aquellos que miraban los partidos por televisión.

"Estábamos viendo el partido de Alemania y Australia, cuando los milicianos tiraron la puerta abajo, abrieron fuego, nos golpearon hasta que algunos de nosotros perdimos el sentido y luego nos arrestaron a todos", declaró el fanático Abdi Yare a las agencias internacionales. La casa donde observaba el partido recibió 39 balazos.

Durante el partido de Argentina ante Nigeria, por aquel campeonato, los insurgentes asesinaron a dos jóvenes y se llevaron a otros diez, quienes fueron liberados tras pagar una "multa" de 50 dólares. Muchos fanáticos vieron los encuentros del torneo a escondidas de los extremistas. Al mismo nivel del fútbol se encuentran otras actividades recreativas como la música y el cine. Muchos atentados con Al Shabab se realizaron en cines y tiendas de alquiler de vídeos y DVD.

Un partido de la liga de Somalia
Estos ataques también alcanzaron a miembros del mundo futbolístico. El Secretario General de la Federación de fútbol y miembros de la selección nacional fueron heridos por un coche bomba en octubre de 2011. Un jugador del combinado Sub - 20 fue asesinado por una explosión mientras regresaba de un entrenamiento a principios de este año. La Selección tuvo que disputar sus partidos clasificatorios para el Mundial 2010 y la Copa África fuera del país. Hasta hace poco tiempo, el Estadio de Mogadiscio era utilizado por Al Shabab para ejecuciones públicas.

La liga local cuenta con ocho equipos, casi todos de la capital. Como bien reseña Jose Miguel Calatayud en el excelente blog “África no es un país”, todos los partidos de la temporada pasada se jugaron en el estadio de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Mogadiscio, en un campo de tierra, con buena cantidad de público. Los enfrentamientos entre tropas del gobierno y las milicias cerca del estadio son frecuentes, lo que obliga a suspender algunos encuentros de la liga.

Hambre y violencia

La guerra civil ha causado más de 300.000 muertos y más de 1,5 millones de desplazados internos desde 1991. Hoy, 13 millones de personas sufren de hambre en Somalia. La mayoría de ellos son menores de cinco años. La sequía de la región, el elevado precio de los alimentos y la ocupación de tierras profundizan el problema. La hambruna se combina con la violencia, esa barbarie que golpea cotidianamente sobre la sociedad y sobre el fútbol de Somalia.

2 de abril, 30 años

Ex combatientes, ayer, en un partido del torneo argentino
El 2 de abril recuerda el desembarco argentino en las islas Malvinas en 1982, el inicio de la guerra y una posterior tragedia para los 649 soldados argentinos y los 255 ingleses muertos en la guerra. Hoy se cumplen 30 años de aquel acontecimiento.

Históricamente el juego del fútbol se emparenta al arte de la guerra y a veces, como en este caso, un conflicto armado y un gran acontecimiento deportivo lucen cercanos pese a tener lugar a miles de kilómetros de distancia. 1982 fue un año de derrota bélica y deportiva para un país como a la Argentina, que comenzaba a salir del horror de una dictadura militar.

Argentina debutó en el Mundial de España ´82 frente a Bélgica el 13 de junio de aquel año, un día antes de la rendición en la guerra de las islas. El combinado albiceleste contaba con un joven Diego Maradona y con un experimentado Mario Alberto Kempes, que comandaba al grupo campeón en 1978. En Puerto Argentino, la derrota era casi segura, pero en medio de las bombas, miembros de las fuerzas argentinas intentaban escuchar el partido, que terminaría victoria de Bélgica por 1 a 0. El 14 de junio llegaría la rendición argentina y la derrota. Algunos soldados argentinos tomados como prisioneros retornaron a su país en buques mientras escuchaban los partidos de la selección en el Mundial. El equipo de Menotti se despediría en primera ronda.

La particularidad del 30 aniversario reviste en los cruces entre los gobierno de Argentina y el Reino Unido por la disputa sobre la soberanía de las islas. Los próximos Juego Olímpicos que tendrán lugar en Londres entre el 27 de julio y el 12 de agosto se perfilan como un espacio donde las autoridades argentinas podrían dar lugar a sus demandas.

Alicia Castro, recientemente designada Embajadora argentina ante el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, tiene como misión dar mayor fuerza al reclamo argentino por la soberanía sobre Malvinas y la multitudinaria competencia deportiva puede ser un buen espacio para su plan. Atrás quedó la iniciativa legislativa de colocar el mapa de las islas en la vestimenta de los deportistas argentinos.

Volanteadas en las inmediaciones de los estadios de las competencias, remeras con inscripciones alusivas por debajo del uniforme oficial de los deportistas, avisos en los medios de comunicación para transmitir la posición argentina y una muestra fotográfica en la embajada argentina son algunas de las propuestas. El plan es aprovechar la presencia de miles de fanáticos y la cubertura global de los Juegos para dar a conocer el reclamo.

La fecha, los actos, la memoria son fuente de recordación de un conflicto que no terminó con la rendición del 14 de junio de 1982, sino que siguió con el suicidio de más de 500 ex combatientes argentinos en los últimos 30 años. Ayer Malvinas fue un área colonizada, luego un escenario de guerra, hoy es un reclamo para la Argentina y una herida abierta para miles. El fútbol, esa ilusión permanente, mostró en la guerra su penetración global y su fuerza como elemento identitario de los habitantes de un país. Para muchos soldados en Malvinas, la patria era su fusil, su honor y en el fondo una pelota a miles de kilómetros.

Hace pocos días, el periodista Simon Kuper presentó su libro “Fútbol contra el enemigo”, donde muestra como dictadores, revolucionarios y mafiosos intentan utilizar el fútbol para sus propios objetivos. Como sostiene el autor, “cuando un juego importa a millones de personas, deja de ser solo un juego”.

Aquí "Iluminados por el fuego", una canción de León Gieco que homenajea a los soldados argentinos que combatieron en la guerra de Malvinas: