A 80 años de un hito en la historia del atletismo



Ahora que la marea verde avanza y avanza, en un día como hoy, conviene recordar una pequeña historia sobre las mujeres en el deporte. Cuando desde las esferas de poder se preponía una jerarquización abierta de géneros.

“El deporte femenino no es práctico, ni interesante, ni estético, además de incorrecto”. Así pensaba y decía el Barón Pierre de Coubertain, el gran impulsor de los juegos. También afirmó alguna vez que el papel de la mujer en el deporte sería coronar a los campeones con guirnaldas.

Hace seis años, en los Juegos de Londres de 2012, fue la primera vez que las mujeres compitieron en todas las categorías. Pasaron más de 100 años desde el inicio de la competencia más grande del mundo del deporte en Grecia para que todos los países tuvieran una mujer entre sus atletas. En los últimos Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, la cantidad de deportistas hombres y mujeres fue similar, por primera vez en la historia.

Sin embargo, la gran cita deportiva desde el comienzo privilegió a los hombres.  
En los primeros los primeros Juegos Olímpicos de 1896 no participó ninguna mujer. Ni siquiera podían asistir como espectadoras. En París en el 1900 solo pudieron disputar competencias oficiales en golf y tenis. Charlotte Cooper, tenista británica, fue la primera mujer coronada con una medalla dorada.

En 1908, en los Juegos de Londres, participaron tan solo 36 mujeres en disciplinas como tenis, tiro con arco, patinaje artístico y vela. Paralelamente, aquel año se organizaron competiciones alternativas de mujeres de gimnasia, nataciones y saltos ornamentales. La natación femenina se incorporó a los Juegos en 1912.

La Primera Guerra Mundial dio nuevas oportunidades de empleo a las mujeres jóvenes en fábricas, en empleos alejados del hogar y del rígido control familiar. Este fenómeno se dio con fuerza en Inglaterra y otros países de Europa. Esto permitió un nuevo poder adquisitivo de este grupo, lo que favoreció la práctica de actividades recreativas como el deporte. En el Reino Unido nacieron diversos equipos de fútbol femenino. Sin embargo, los deportes de mujeres por excelencia en la época eran aquellos que mantenían cierta estética elegante asociada a la mujer: patín, tenis, golf y ciclismo. Ciertos deportes tradicionales se mantenían como una expresión de la masculinidad.

Alice Milliat fue una deportista francesa que desde comienzos del siglo XX promovió el deporte femenino en París. Tras la Primera Guerra Mundial fundó la Federación Deportiva Femenina Internacional (FSFI), desde donde promovió diversas competencias de mujeres que el Comité Olímpico Internacional rechazaba.  

En 1922 Milliat organizó en París los I Juegos Mundiales femeninos. Repitió la experiencia cuatros años más tarde en Goteborg, Suecia. Ante la amenaza de este movimiento, el COI abrió las puertas a las mujeres en diversas competencias.

Fue Ámsterdam, en 1928, donde finalmente tuvieron lugar el verdadero comienzo olímpicos de las mujeres, con cerca de 300 deportistas, casi el 10% del total. Fue la primera vez que se disputaron competencias femeninas en un deporte tradicional como el atletismo.

Elizabeth Robinson era una joven norteamericana de solo 16 años, que había comenzado a correr oficialmente casi de casualidad. Pocos meses antes de los Juegos de Amsterdam, al salir de su colegio en Harvey, en el estado de Illinois, se distrajo al conversar con unas amigas y debió salir corriendo al ver que partía el tren que la llevaría a su casa en Riverdale. Al ver su velocidad, ya en el vagón, su profesor de educación física le propuso hacer una prueba al día siguiente en 50 metros. Nuevamente allí mostró condiciones, por el que el profesor le compró zapatillas y la impulsó a competir. En su segunda competición oficial estableció un nuevo récord del mundo.

Con esos escasos antecedentes partió a Amsterdam. El día de la final de los 100 metros, poco antes del inicio, Robinson tomó por error dos pares de zapatillas del pie izquierdo, por lo que debió enviar a un asistente a buscar la zapatilla derecha. Con el tiempo justo llegó el calzado correcto y pudo competir.

Luego del disparo de largada, Myrtle Cook, de Canadá y Helene Schmidt, de Alemania, quedaron descalificadas por su salida en falso. Entre las 4 finalistas, Elizabeth Robinson venció por un ajustado margen y pasó a la historia como la primera mujer en colgarse una medalla dorada en atletismo, con un tiempo de 12,2 segundos, un día como hoy, hace 80 años.

En aquellos Juegos también se llevó la medalla dorada en la posta 4 X 100. Al regresar a Riverdale, su ciudad natal, fue recibida como una heroína. Desfiló en las calles ante miles de personas.

Melliat disconforme todavía con la escasa participación de las mujeres en los Juegos Olímpicos decidió realizar en 1930 y 1934, los Juegos Mundiales Femeninos en Praga y Londres respectivamente. 

En 1931, un año antes de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, Betty Robinson, como se la conocía, volaba en una avioneta con su prima hermana. El motor falló y aparato cayó rápidamente a tierra. Pasaba por allí un camionero que cargó a las dos jóvenes y las llevó directamente a la morgue, porque pensaba que habían fallecido.Una vez allí, los médicos constataron que las jóvenes seguían con vida.

Robinson sufrió una fractura de cadera, de uno de los fémures, un brazo y una seria herida en la frente. Estuvo dos meses en coma, seis en silla de ruedas y, tras abandonar el hospital, durante dos años solo pudo caminar con muletas. Le dijeron que jamás volvería a competir.

Finalmente pudo recuperarse y volver a correr, pero nunca pudo volver a flexionar correctamente su rodilla. Por eso, optó por integrarse a la posta norteamericana de 4 X 100, donde podía recibir el testimonio de pie.

En los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, Robinson partió en el segundo relevo y ayudó a su equipo a conseguir una nueva medalla de oro, al imponerse a la posta alemana. La película "Olympia", que retrata los Juegos organizados por Adolf Hitler, muestra completa la carrera que dio la gloria al equipo norteamericano.

Ya retirada, Robinson se integró a la Asociación de Mujeres Atletas norteamericana y ofrecía conferencias por el país. En 1977 fue incluida en el Salón de la Fama del atletismo estadounidense. Falleció en 1999.

A 80 años de la primera competencia oficial en los Juegos Olímpicos, el atletismo es el deporte donde más mujeres participaron lo largo de la historia, más de 5800. 

Aquí la primera prueba de atletismo femenino disputada en la historia de los Juegos Olímpicos en Amsterdam, en 1928: