Un caño y un sombrero

"No salvé a nadie, no jugué un gran partido" dijo ayer Ariel Ortega tras el triunfo de River por 4 a 3 sobre Chacarita. Un poco más triste debe haber terminado Eduardo Salvio, tras la derrota de Lanús frente a Boca por 2 a 1. Probablemente no haya sido la tarde más gloriosa dentro de una cancha de ambos futbolistas. Pero los dos nos regalaron sendas perlas que escasean en las canchas argentinas.

A falta de cuatro minutos para el final del partido, Ortega recibió el pase largo de Mauro Díaz, dejó picar la pelota y de primera remató por sobre la cabeza del arquero Tauber. El balón picó directamente adentro del arco, señal de la precisión del disparo. Una vez más, el Burrito reactualizó su lista de goles de emboquillada, a esta altura ya compuesta por una variedad de obras maestras (ver video más abajo). Definitivamente, la estrella de jujeño está ligada a la de River. A sus 35 años, sus apariciones parecen reservadas para los grandes momentos, como si ya no le quedara tanto resto para desperdiciar en la lucha de la mitad de la cancha. El pase gol a Villalba en el tercer gol y el tanto decisivo de ayer son una muestra de ello.

Un poco menos productivo pero no menos estético fue el caño que Salvio le metió a Gabriel Peletta, sobre el sector derecho de la mitad de la cancha. A los 35 minutos del segundo tiempo, tras pisar la pelota, el Toto tiro el taco y el balón pasó limpio entra las piernas del defensor de Boca, para deleite de los hinchas granates. La jugada no tuvo un final feliz, pero quedará por un rato en la frágil memoria de los amantes del buen fútbol. Como el caño similar que Juan Román Riquelme le tiró a Mario Yepes en la Copa Libertadores de 2000, el padre de la pisada – caño de la modernidad.

“El football rioplatense no sacrifica enteramente la acción personal, utiliza más el dribbling, el esfuerzo personal generoso” se leía en la revista El Gráfico en 1928. En sus profundos estudios sobre la historia del fútbol argentino, Eduardo Archetti deja claro cómo, desde comienzos del siglo XX, el estilo criollo del juego aparece ligado a lo inquieto, lo individual, lo virtuoso, lo menos disciplinado, haciendo eje en el esfuerzo propio del jugador ágil y virtuoso. El dribbling, principalmente, y el toque, corto y veloz, serán los símbolos del estilo nacido en estas tierras. Ortega y Salvio son dos cracks “dribbleadores”, de los pocos que quedan en el fútbol de estas tierras. Paradójicamente, son pocos los futbolistas argentinos de esas características que se destacan en Europa. Messi, el mejor de todos ellos, ha logrado gambetas y goles imposibles ante los mejores defensores y arqueros del mundo. Pero es extraño encontrar jugadores destacados en Europa que reflejen aquel viejo estilo del fútbol argentino. No están allá, no estás acá, será que cada vez aparecen menos.

El escritor Jorge Luis Borges decía: “El fútbol es esa cosa estúpida de ingleses… Un deporte estéticamente feo: once jugadores contra once corriendo detrás de una pelota no son especialmente estéticos”. Jugadas como las de Ortega y Salvio nos recuerdan que el fútbol tiene su propio arte, que gran parte del deporte se esconde en un toque o en una pisada. Que en medio de tanto pelotazo largo, de tanta patada, de tanto músculo, de tanto centro al área, de tanta pelota parada, hay espacio para pequeñas obras de arte pintadas con los pies, que permitan ser recordadas al menos por un tiempo.

Videito con goles de Ortega, varios por arriba de los arqueros:







Gol de Ortega a Chacarita con relato radial de Costa Febre:







Caño de Salvio a Paletta:





Otro Caño

Ya que hablamos de caños, Pelota Afuera celebra la reciente reaparición de la revista Un Caño, cuya tapa se exhibe a continuación:


A pelear por los millones

Tras la firma del contrato entre la Asociación del Fútbol Argentino y el Estado Nacional, a través de la Jefatura de Gabinete de Ministros, los clubes han comenzado a recibir parte de los 600 millones de pesos que establece el nuevo convenio. Hace pocos días se dio el primer giro de dinero del gobierno a la AFA, que sumó 97 millones de pesos. Esta suma fue a parar mayoritariamente a River (30 millones) Boca (18), San Lorenzo (16) e Independiente (15). Esa plata se usó para pagar deudas con acreedores (jugadores, ex jugadores, empleados), de modo de levantar las inhibiciones que pesaban sobre los clubes y así poder comenzar el campeonato. Rosario Central, Newell´s, Español y Chicago, entre otros, también estaban en la misma situación. Por lo tanto, los favorecidos en primera instancia fueron los que acumulaban mayores deudas. Vélez y Lanús, instituciones que están al día, no recibieron dinero de la televisión por ahora. La deuda total de los clubes de primera suma más de 700 millones de pesos.

A estos 97 millones ya girados se le sumarán otras 11 cuotas mensuales y consecutivas, a partir de septiembre, hasta completar los 600 millones acordados. Esta semana, el Gobierno aumentó en 302 millones de pesos el presupuesto destinado al área de publicidad oficial, que administra la Secretaría de Medios, para financiar el reciente contrato televisivo. Por lo que se ve hasta ahora, más que por financiamiento propio, la televisación gratuita del fútbol se sostiene con ampliación presupuestaria, esto es, más plata. El dinero que se destinó a financiar el fútbol público, según el Boletín Oficial, provino de un fondo que el Estado puede manejar a discreción y que no está integrado por recursos con una asignación específica. La reasignación de partidas fue posible gracias a los superpoderes que tiene el Jefe de Gabinete desde 2007.

Conseguidos los fondos, la cuestión ahora es cómo se repartirán los millones. Hasta ahora Boca y River eran los que más recibían (se llevaban $ 25,2 millones del anterior contrato), seguidos por San Lorenzo, Racing, Independiente y Vélez, con 16 millones. A ese lugar aspiran a subir Estudiantes, Huracán y Lanús, que hasta ahora integraban el grupo que reunía al resto de los equipos, salvo los recién ascendidos, que recibían 7 millones de pesos. A los que llegaban del Nacional B se les entregaban 6,5 millones. Históricamente, para el reparto se tenían en cuentan el rendimiento deportivo, la cantidad de hinchas y el poder de lobby de los representantes de los clubes para negociar con Julio Grondona, el presidente de la AFA. El próximo martes, en la reunión del Comité Ejecutivo, los clubes discutirán por la distribución de los nuevos ingresos que aporta el Estado. Algunos de ellos ya se quejaron públicamente por la forma en la que se esta manejando el dinero. En el contrato anterior, la AFA retenía los 14 millones de pesos que pagaba Fútbol de Primera para tener la exclusividad de los goles. Con el nuevo contrato, Grondona tendría la intención de que 150 millones no vayan a los clubes sino que queden en la AFA, que sería garante ante el Estado por nuevas deudas de las instituciones.

Pero más allá de luchas internas, queda la sensación de que las deudas no son sólo de dinero, sino también de información, ya que no se dan a conocer públicamente detalles del contrato ni su forma de implementación. Cómo será la forma de financiación, cómo se recaudará el dinero, quién controlará los gastos de los clubes, por dónde serán transmitidos los partidos en el futuro, por qué este fin de semana cuatro partidos se ven solamente por América 2 (un canal que llega a gran parte del país por cable) son algunas de las dudas que surgen por el momento. Las informaciones que circulan mayoritariamente tienen que ver con investigaciones periodísticas, no con comunciados oficiales no conferencias de prensa. A falta de palabras y hechos claros, toda parece terminar en acuerdos secretos y en el lobby de dirigentes y empresarios para morder una tajada de dinero. En el medio, quedan los hinchas, que asisten pasivos a una disputa pública y privada por un hecho social como el fútbol que apasiona a gran parte de los argentinos.

Una columna escrita hoy por Artemio López en el diario Perfil informa que el nuevo fútbol televisado favorece a los segmentos más pobres del país, un 30 % del total de los argentinos. Un buen ejemplo se da en los casos de Boca y River, donde, sumados, el 80 % de sus hinchas pertenecen a los estratos bajos e históricamente debían ver los partidos por el sistema codificado. Por lo tanto, concluye López, “el acceso gratuito resulta una medida de democratización de consumos culturales de notable implicancia”. Más allá de disputas y opiniones sobre el rol del Estado en la cuestión, el acceso a un producto cultural como el fútbol también constituye a los individuos e iguala pobres y ricos. Pero el acceso a la información también debe considerarse un derecho. Probablemente sea la tarea pendiente del proceso.

Urgencias

El Coco Basile en Boca y Ariel Cuffaro Russo en Rosario Central son los únicos técnicos que estrenaron cargo en el comienzo del Apertura 2009. Una visión optimista de los pocos cambios podría suponer que existen muchos dirigentes que sostienen algún tipo de proyecto no ya a largo sino a mediano plazo. Pero en muchos casos las urgencias determinaron que las salidas de los entrenadores llegaran un tiempo antes del final del campeonato pasado.

El presente torneo tendrá como novedad que clasificará a los equipos para la Copa Libertadores del año próximo. Quizás por eso, y por las pobres campañas recientes de algunos de ellos, los equipos grandes muestran las urgencias a flor de piel. Luego de la derrota y el pobre nivel de River ante Banfield, algunos dirigentes ya pidieron la cabeza del técnico Gorosito. Más allá de que los millonarios acumularon dos derrotas en cinco días (una por la Copa Sudamericana y otra por el torneo local), el sólo hecho de que algunos planteen la posibilidad de un cambio de técnico luego de la primera fecha revela la (frágil) realidad institucional de River.

A este nivel de calvario se suma Independiente, quien también debutó en el campeonato con una derrota 0-­1 ante Newell´s. Una muestra del presente rojo fue el debut en el segundo tiempo del ex Gimnasia (LP) Ignacio Patti, quien saltó a la cancha sin ningún entrenamiento previo con su nuevo equipo. Si bien mostraron un mejor nivel y pudieron sumar en su primer partido, las urgencias también rozan a Boca y San Lorenzo. Los xeneizes empataron 2 a 2 ante Argentinos y el Ciclón le ganó 3 a 1 a Atlético Tucumán. Ambos equipos casi que deben ser campeones para entrar a la Copa Libertadores 2009. Lo mismo vale para River, aunque su presente no invita a soñar con proezas continentales. Al bajo nivel futbolístico millonario se le agrega el clima político de cara a las elecciones de fin de año. El último técnico de River que terminó su contrato fue el chileno Manuel Pellegrini en 2003. De ahí en adelante, se fueron antes de tiempo ídolos de la institución como Daniel Passarella, Leonardo Astrada y Mostaza Merlo.

En medio de esta guerra de nervios de los poderosos, Estudiantes, Vélez y Lanús son los que aparecen mejor parados de cara al nuevo torneo. Recientes conocedores de la gloria, parecen gozar ya de una cuota de prestigio. Sin despeinarse, en la primera fecha el pincha le ganó 2 a 0 a Arsenal, Lanús sumó de tres ante Huracán y Vélez se trajo una victoria importante desde Santa Fe ante Colón. Premio a los clubes que hacen las cosas bien dentro y fuera de la cancha, lo que les permite mantener su nivel más de allá de perder jugadores importantes, principalmente Lanús con los casos de Sand y Valeri. Estudiantes, Vélez y Lanús son muestras gratis de que los grandes triunfos no se consiguen de un día para el otro.

Montenegro, Falcao, Peñalba, Bertolo, Palacio, Prediger, Andujar, Pastore, De Federico, Bernardello y Bergessio son algunos de los buenos futbolistas que abandonaron el país en el reciente receso para jugar en el exterior. Una suerte de fuga interminable que obliga a buscar constantemente nuevos valores para mantener el nivel competitivo de los equipos. Con los mejores jugadores en constante salida, gran parte de la esperanza de ver un fútbol atractivo parece residir en los que se sientan en el banco. Entrenadores como Cappa, Gareca, Basile Zubeldía, Mohamed, Cocca, Cagna, Sabella, Sensini y Borghi invitan a soñar con equipos que piense más en el arco de enfrente que el propio, con propuestas que hagan eje en el buen trato del balón. Con el nuevo campeonato se renuevan la ilusión, esa vieja historia que vuelve cada seis meses.

La pelota en el living

Finalmente el fútbol argentino llegó a la televisión abierta este fin de semana. El Torneo Apertura 2009 se inició con la transmisión en directo de los diez partidos de la primera fecha por Canal 7, la señal estatal. Así es como los televidentes pudieron disfrutar de 20 horas de fútbol local a lo largo de tres días, ya que todos lo encuentros se disputaron en horarios distintos de modo que todos pudieran ser transmitidos. Lo que se diría una auténtica panzada de fútbol.

La palabra televisión viene del griego y significa una transmisión lejana de imágenes de un objeto animado. Gran honor al término hizo la televisión pública argentina al emitir los diez partidos del torneo argentino. El nivel de las transmisiones en general fue bueno, no muy distinto al anterior. A este proceso se sumaron otros canales como América 2 y Canal 9, que tomaron en simultáneo las imágenes generadas desde el 7. La posibilidad que todas las señales tenían de difundir los goles inmediatamente de producidos hizo que el resto de los canales de aire y cable (no sólo los deportivos) los repitieran hasta el hartazgo. Todo en medio de días de descanso que no ofrecen grandes noticias, por lo que el fútbol se convierte en el gran evento de los fines de semana y en el contenido ideal para llenar la pantalla en horas donde nada muy relevante sucede. Para completar el menú, las señales deportivas añadieron la transmisión de los partidos de las ligas inglesa, italiana, holandesa y la final de la Supercopa Española que ganó el Barcelona. El fútbol copó literalmente las pantallas. No es que antes no sucediera esto en la Argentina, sino que al verse el fútbol por la televisión abierta su penetración fue aún mayor.

Este fenómeno tuvo como motor al Estado Argentino a través de su señal de televisión. La paradoja es que el poder público viene a completar un proceso que tuvo como motor al capital privado, que fue dueño de los derechos de televisión de los partidos durante los últimos 18 años. Al verse todos los encuentros en directo por TV abierta, se refuerza el fútbol como cultura televisiva, lo que a su vez implica una expansión simbólica del deporte, en tanto amplía cada vez más sus posibilidades de alcanzar mayores audiencias.

El sociólogo Armando de Miguel sostiene: “En la medida en que el fútbol es ya un programa de televisión, lo que ocurre en las gradas forma parte del espectáculo. Ya no son veintitantos los actores del drama, sino decenas de miles”. En Argentina, primero fueron las clases populares las que llegaron a los estadios de fútbol y luego lo hizo la televisión. Entre 1946 y 1955, bajo el gobierno peronista, los sectores medios y bajos predominaban en las tribunas. Así el fútbol alcanzó una media de más de 12 mil espectadores por partido que nunca volvería a repetirse. En el clausura 2009 recientemente finalizado, el promedio de asistentes a los partidos no llegó a 6.000. Un ejemplo fue el encuentro entre Chacarita y Tigre de este sábado, jugado en la cancha de Vélez, que mostró varias tribunas vacías que ni siquiera estaban habilitadas por la policía. Es saludable que el fútbol televisado esté al alcance de la mayoría, pero a veces nos hace olvidar también existen tribunas para ser ocupadas. Sería un lindo desafío lograr que los hinchas vuelvan a las canchas.

El pobre nivel del juego, los buenos jugadores que se van al exterior continuamente, la violencia que se vive en los estadios y las pocas comodidades que se brindan a los espectadores son algunos de los problemas estructurales del fútbol argentino que en algún momento deberán ser abordados. Mientras tanto, nos queda el consuelo de ver rodar la pelota desde el living.

El fútbol al poder

La imagen del jueves no por esperada dejó de resultar llamativa: la presidente Cristina Kirchner en el centro de la mesa, a su derecha Julio Grondona, presidente de la AFA, y, a la izquierda, Diego Maradona, técnico de la Selección Argentina. A los costados, dirigentes futbolísticos y el gabinete nacional en pleno. Abajo del escenario, directivos, invitados, movimientos sociales afines, banderas y cánticos de apoyo. En ese marco y por cadena nacional se anunció el acuerdo entre la AFA y el gobierno para la nueva transmisión de los partidos de los torneos de Primera División del fútbol argentino. Deporte, política y medios de comunicación juntos como pocas veces.

En su discurso, Grondona sostuvo: “Hoy es un día histórico, acaba de nacer un nuevo desafío en nuestras vidas para perfilar un nuevo orden en el fútbol". Esas palabras ya son mucho decir para un mandato que lleva 30 años. En ese sentido, los testigos directos pueden sentirse privilegiados. No debía haberse imaginado en esa situación Grondona cuando a comienzos de los ´80 recorría los canales de televisión con una carpeta bajo el brazo ofreciendo la transmisión de los partidos de fútbol de Primera División. La respuesta negativa que encontraba se sustentaba en que no daban rating. Los grandes medios solo reproducían el show de goles y las mejores jugadas. Hoy los clubes argentinos esperan recibir 600 millones de pesos por los derechos de televisión y los partidos, en principio, irán por el canal estatal.

Tras mucho caminar por los pasillos, recién en 1985 la AFA firmó un contrato por tres meses con una incipiente empresa, Torneos y Competencias, para transmitir algunos partidos por Canal 7. Pero el mercado de las comunicaciones estaba cambiando rápidamente. A comienzos de los ´90, había más de 1000 empresas de cable en Argentina. En 1991, Carlos Ávila, dueño de TyC, se asoció al grupo Clarín, que aportó los 2 millones de dólares necesarios para cerrar un nuevo negocio y así el fútbol argentino comenzó a ser trasmitido los viernes por el sistema codificado para los abonados al cable. Luego se agregaron un partido los sábados y otro los domingos hasta que finalmente en 2007 todos los partidos llegaron en directo a la pantalla chica, siempre por el sistema básico de TV por cable algunos y por el sistema codificado otros. En el contratofirmado en el ´91, la AFA se comprometía a tomar en cuenta las necesidades de programación de la empresa a la hora de armar los fixtures del campeonato. Los clubes, como socios de la empresa televisiva, tendrían acceso a los balances ya que, al fin y al cabo, era una sociedad comercial entre las instituciones, que ponían el producto fútbol, y Televisión Satelital Codificada (la empresa de TyC y Clarín), que producía las transmisiones y comercializaba los derechos. La AFA nunca ejerció ese derecho de revisión y sólo se limitó a renegociar el contrato en varias oportunidades y a pedir adelantos de dinero.

Las empresas televisivas se transformaron en una suerte de Fondo Monetario Internacional de los clubes, con pagos adelantados que permitían solucionar algunos de los desaguisados cometidos por los dirigentes. Pero parece que la receta no funcionaba del todo. En la década del ´90, instituciones como Racing, Newell´s, Talleres, Belgrano, Deportivo Español, Atlanta, Chaco For Ever y Temperley, entre otras, sufrieron graves problemas económicos o directamente fueron a la quiebra. Otra solución implementada fue el llamado “Plan de recuperación mediante inversiones privadas en el fútbol profesional”, aprobado en 2000 por el Comité Ejecutivo dela AFA, que habilitaba la entrada a los clubes de empresas privadas que oficiaran como gerenciadoras. Tampoco fue la solución. Y así fue como en medio de deudas globales por 700 millones de pesos, de reclamos de la AFA a las empresas televisivas por más dinero ante lo que consideraban un contrato injusto y de clubes incapaces de sostener sus presupuestos, en una semana se rompió un vínculo de 18 años entre los clubes y la televisión.

En el acto del jueves, la presidente dijo: "La democracia todavía estará incompleta en la medida en que no podamos garantizarle a los argentinos bienes fundamentales". Se entiende que el fútbol está entre ellos. Es saludable la idea de resaltar la importancia de las actividades relativas al ocio y la recreación de los ciudadanos. Esos aspectos de la vida también hacen a las personas, no son meros apéndices de las actividades laborales. En esos momentos es cuando podemos refrescar el espíritu, viviendo sensaciones ajenas a nuestra rutina. El Partido Justicialista bien sabe de estas cosas. El peronismo versión 1946-1995 extendió a tal punto su influencia en la vida de muchas personas que integró la recreación y el ocio a sus políticas de estado. Los Torneos Evita, donde miles de jóvenes competían en distintos deportes, la fundación de clubes de barrio a lo largo de todo el país, la creación de campos deportivos y hoteles de los sindicatos, que permitían a muchos trabajadores disfrutar de sus fines de semana al aire libre y de sus vacaciones en distintos lugares de la Argentina, son ejemplos de hasta donde el gobierno del General Juan Domingo Perón influyó en la vida de muchas personas más allá de su actividad laboral.

Pero aquí todo parece formar parte de una lucha de poder entre el gobierno de Cristina Kirchner y el grupo Clarín más que de una política de estado tendiente a mejorar la recreación y el ocio de los ciudadanos. En un país donde el Estado no puede garantizar una vida digna al 20 % de los pobres que hay en país (casi el 40 % según cifras privadas, estos es, unas 14 millones de personas) ni un trabajo digno a los 3,5 millones de argentinos con problemas laborales, resulta difícil suponer que súbitamente hayamos entrado en una era de bienestar que permita al gobierno trascender los derechos básicos de las personas y ocuparse de sus ratos libres. Del lado del fútbol, la receta parece ser la misma que se viene dando históricamente: inyectar capital, de cualquier mano posible, para dar sobrevida a un fútbol argentino que siempre parece estar tapando agujeros y nunca pensando en un camino que implique un destino de grandeza. Al final, queda la ilusión de que el nuevo convenio y los 600 millones que supuestamente recibirán los clubes (que nunca se explicó oficialmente cómo llegarán, ni siquiera por qué se rompió el viejo contrato) sean un nuevo punto de inicio para hacer las cosas con un poco más de decencia. Si siempre soñamos con un buen partido cada domingo, quizás sea la hora de imaginar un futuro mejor afuera de la cancha.

Aquí un poco del discurso de Cristina:

Cromañón y la lógica futbolística

Ya hemos mencionado en este espacio cómo desde hace alrededor de 20 años las prácticas de los hinchas de fútbol se exportaron a otros espacios sociales, por ejemplo los recitales de rock. Cánticos a favor de las bandas y en contra de otras (los Redondos – Soda Stereo, por nombrar un solo caso), seguidores incondicionales que siguen a un grupo a cualquier lugar donde toque (así sea a miles de kilómetros) y un importante despliegue de banderas son algunos ejemplos que muestran el fenómeno. Pero quizás el mejor ejemplo sea la necesidad de los seguidores de un grupo de identificarse a partir de un otro. No sólo es necesario cantar a favor de la banda que me gusta sino que además se grita en contra de un supuesto contrario. Algo muy parecido a lo que pasa en muchos deportes, especialmente el fútbol, donde no alcanza con el éxito de mi equipo si no que también se necesita la desgracia del rival.

Ayer a la tarde, la justicia argentina dio conocer la sentencia por la masacre ocurrida en el boliche República Cromañón el 30 de diciembre de 2004. Allí, durante un recital del grupo de rock Callejeros, una bengala provocó el incendio del lugar y la muerte de 194 personas. El tribunal decidió ayer condenar por el hecho a Omar Chabán (ex Gerenciador de Cromañón) a 20 años de cárcel, a Diego Argañaraz (manager de Callejeros) a 18 años de presión y a Carlos Díaz (Ex Subcomisiario de la Comisario 7°) también a 18 años. Fueron sentenciados a penas menores las funcionarias Fabiana Fizsbin y Ana Fernández y Carlos Villarreal, que trabajaba en el boliche junto a Chabán. Fueran absueltas otras nueve personas, entre ellos los miembros de Callejeros.

La mayoría de los familiares de los fallecidos recibieron el fallo con indignación, ya que esperaban que los miembros de la banda también sean condenados. Esto devino en gritos, insultos e incidentes con la policía adentro y afuera de la sala. Otro grupo de jóvenes fanáticos de Callejeros festejaron al conocer que su banda favorita no iría a la cárcel. Al conocer la sentencia, empezaron a cantar a favor de Callejeros, a abrazarse, a revolear sus banderas. Algo más propio del festejo de un gol en una cancha de fútbol que de un tribunal de justicia. Probablemente, los estrados impliquen un mayor sentido de la responsabilidad y el respeto. No fue el caso. Las imágenes se sucedían: por un lado, la indignación y la disconformidad y, por otro, la alegría. Todo en muy pocos metros de diferencia.

El antropólogo Eduardo Archetti dice que la historia del fútbol argentino oscila entre lo cómico y lo trágico. En una primera etapa, hasta la década del ´60, predomina lo cómico, principalmente a través de elementos propios del carnaval, y después se pone en primer plano la tragedia, con cánticos ofensivos que hacen foco en la sexualidad e incidentes dentro y fuera de los estadios. Ayer en Tribunales convivieron estos dos elementos, la comedia y la tragedia. Lo que para algunos fue festejo, para otros fue lamento. En el medio, los 194 muertos. No sólo el fútbol puede albergar lo trágico, lo cómico y la muerte.

Para completar la metáfora futbolera, Infobae informa que “El Chori”, miembro de la barrabrava de Ituzaingó, club que hoy milita en Primera D, estuvo entre los manifestantes que chocaron con la policía en la calle Uruguay, en las puertas del Palacio de Tribunales. En medio de los golpes entre los padres de las víctimas, fans de callejeros y los amigos de los artistas, el barra le habría quitado a un oficial de la Policía Federal su pistola reglamentaria y un handy. La barbarie ya no tiene límites ni respeto.

Colores, Estadios y Símbolos

En su libro “Crónicas del Aguante”, el sociólogo Pablo Alabarces sostiene que, en los viejos tiempos del fútbol argentino, los ejes fuertes de la identidad de un equipo eran los colores, el estadio y los jugadores – símbolo. En los últimos años, esos ejes identitarios se están debilitando. Muchos de los escenarios no están en las mejores condiciones, los modelos de camisetas cambian periódicamente según las exigencias de los sponsors y los futbolistas buscan emigrar ante la primera oferta que aparezca por ellos. La discusión sobre estos tres ejes se actualizó recientemente.

Boca firmó un convenio con LG Electronics para que sea el nuevo sponsor en su camiseta. A cambio, los xeneizes recibirán casi 7 millones de dólares por tres temporadas. La polémica se suscitó porque los colores del logo de la empresa coreana de electrodomésticos no son precisamente el azul y el amarillo tradicionales de Boca sino el rojo y el blanco, más propios del rival River. Pese a las quejas de los hinchas para lograr un cambio en el diseño de la camiseta, principalmente en foros de Internet, parece que la indumentaria de Boca incorporará nuevos colores. Una visión romántica podría pensar que se trata de una derrota de la pureza de la divisa ante los millones de las multinacionales. Pero parece que con las tradiciones no se pagan los salarios.

El panorama de los estadios que albergan los partidos de fútbol en la Argentina no es mucho más alentador. Un ejemplo de ello es Independiente. Inició la reforma de su cancha en 2006 con la idea de inaugurar el nuevo escenario en la primera fecha del torneo Clausura recientemente finalizado. Se invertirían 20 millones de dólares. Incluso realizó un fiesta de apertura a fin del año pasado, poco antes de las elecciones a presidente del club, de la que fueron parte 20 mil hinchas rojos. Hubo viejas glorias, artistas y hasta fuegos artificiales. Con las obras retrasadas, el partido ante Vélez por la primera fecha del Clausura 2009 se jugó en cancha de Huracán y no pasó de un 0 a 0. La inversión inicial superó largamente la cifra presupuestada en un comienzo y la inauguración por ahora no tiene fecha.

Boca también tiene problemas de estadio. Los xeneizes entregan poco más de 2000 entradas a los hinchas visitantes y casi no venden tickets para sus hinchas cuando juega de local por falta de espacio. River vio hace poco tiempo cómo la Selección Argentina abandonaba el Monumental para hacer de local en Rosario en el próximo partido de Eliminatorias por el mal estado del campo de juego. El Gigante de Arroyito, el estadio rosarino en cuestión, está siendo refaccionado para albergar el partido entre Argentina y Brasil del próximo 5 de septiembre. Gran parte de su estructura permanecía inalterable desde el Mundial de 1978. Gimnasia (LP) y Estudiantes refaccionan sus escenarios actualmente, intentando reemplazar los viejos tablones por cemento. Mientras tanto, comparten el Estadio Único de La Plata, que aún tiene su techo esperando en la aduana para ser instalado desde hace más de ocho años. Huracán debió jugar en 2007 y 2008 fuera del Tomás A. Ducó porque el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lo había clausurado. Ejemplos de precariedad sobran.

En el caso de los jugadores – símbolo, tan escasos en los últimos años, hubo un ejemplo que hizo recordar a las viejas épocas. Recientemente, Juan Sebastián Verón renovó su contrato con Estudiantes de La Plata por un 40 % menos de lo que percibía, con el fin de donar esa diferencia de dinero a las inferiores del club platense. Como ya se escribió aquí, Verón representa como pocos en la actualidad al jugador – símbolo de un equipo. Regresó al club que lo vio nacer en 2006, en plenitud, desde el Inter italiano. En su primer campeonato alcanzó el título derrotando en la final del Apertura 2006 a Boca y este año se coronó campeón de la Copa Libertadores. Desde que volvió a La Plata, Estudiantes nunca bajó del séptimo puesto. Acompañó su amor y su compromiso con los colores con la obtención de títulos, la receta ideal para convertirse en ídolo.

En este contexto de derrumbe, dice Alabarces que muchos hinchas se perciben a sí mismos como los custodios de esa identidad que se pierde, como garantes del sentimiento puro exento de beneficios económicos. Los “hinchas militantes” (tal como los definió Eduardo Archetti) no cambian de cuadro como los jugadores, siguen a su equipo a todos lados y cantan sin parar durante los partidos. Intentan ser protagonistas desde afuera de la cancha. Pero adentro, el panorama no da esperanzas de mejoras. El sábado, chicos de 14 años de las inferiores de Boca y River se tranzaron en una feroz pelea porque el árbitro cobró un penal en tiempo adicionado. La gresca involucró a jugadores, padres, entrenadores y asistentes. Todo terminó con cuatro lesionados y siete expulsados Un fútbol amateur, donde no hay televisión en directo ni muchos hinchas en las tribunas, llegó a los medios masivos de la mano de la violencia que se dio en el campo de juego. Con estadios en condiciones precarias, jugadores que emigran y partidos de escaso nivel, lo que parece sobresalir del fútbol argentino es eso, la violencia.

Acá el video de la pelea en Inferiores:

El fútbol como cuestión de Estado

La presencia de Julio Grondona y otros dirigentes futbolísticos en la Casa de Gobierno ayer por la tarde mostró una primera imagen de lo que será el próximo vínculo entre la Asociación del Fútbol Argentino y el Estado en el mercado futbolístico. En poco tiempo, los clubes y el poder público sellarán un vínculo para la explotación de los derechos de transmisión de los partidos por televisión. El mundo del fútbol y el de la política se dan la mano nuevamente en la Argentina, como hacía tiempo no sucedía.

Desde sus orígenes, el desarrollo el fútbol en la Argentina estuvo ligado a los clubes barriales surgidos a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Fue desde la sociedad civil donde el deporte tuvo su impulso inicial. Con la expansión y la posterior profesionalización del fútbol en la década de 1930, los gastos de los clubes ya eran mayores que los ingresos, por lo que los dirigentes recurrieron al gobierno nacional en busca de ayuda económica. En 1936, el Estado firmó un decreto que autorizaba generosos préstamos para la construcción de estadios y así nacieron escenarios como el Monumental y la Bombonera. Las nuevas canchas permitieron un crecimiento en el número de espectadores y un mayor ingreso a las arcas de los clubes.

El peronismo, a partir de 1946, fue el primer gobierno nacional que impulsó políticas de estado para el deporte. Como sostienen Héctor Palomino y Ariel Scher en el libro "Fútbol: pasión de Multitudes y de Elites", la relación con la AFA se volvió institucional, a tal punto que el presidente Juan Domingo Perón fue nombrado presidente honorario y se apoyó orgánicamente su reelección en 1951. Fue durante el gobierno peronista cuando la venta de entradas alcanzó su punto máximo y se convirtió en el ingreso principal de los clubes. Las grandes poblaciones que habían migrado a las ciudades poco tiempo antes habían hecho del fútbol un espacio donde disfrutar de sus tiempos de ocio. Dirigentes políticos con altos cargos en el gobierno favorecieron con medidas concretas a sus clubes favoritos y los más importantes directivos de la AFA de esa época estuvieron estrechamente vinculados al gobierno nacional.

Pero a fines de la década del ´50 cambió el panorama de la industria futbolística. La AFA fue intervenida por la Revolución Libertadora por primera vez en 1955 y ya asomaba una crisis en la economía de los clubes. El desastre del Mundial de Suecia (donde la Selección Argentina fue eliminada en primera ronda), la salida de algunos jugadores al extranjero y la multiplicación de los televisores pueden haber sido algunos de los factores que produjeron una baja en la venta de entradas en las canchas argentinas. Para atraer nuevamente al público, surgió el llamado “fútbol – espectáculo”, que consideraba que los clubes debían ser manejados como empresas. Pese a que se compraron grandes futbolistas para atraer al público, varios años después el déficit de los clubes continuaba, a raíz de los gastos destinados a la compra de nuevas figuras, a los altos sueldos que se pagaban y a las malas administraciones de los dirigentes. Ya existía una alta deuda con el Estado.

Una nueva intervención de la AFA se produjo bajo la dictadura del General Juan Carlos Onganía en 1966. Las soluciones para equilibrar las cuentas deficitarias de las instituciones fueron varias. Inicialmente se multiplicaron los encuentros disputados. Se creó el Campeonato Nacional, dando lugar a los equipos del interior del país, y se le dio más importancia a la Copa Libertadores. Se selló un acuerdo, por licitación, para la transmisión de un partido por semana por televisión. Se creó el PRODE, cuya recaudación sería en parte para los clubes. El proceso de intervención finalizó en 1974, cuando se sancionó un nuevo estatuto de la AFA diseñado en las sombras por José López Rega, Ministro de Bienestar Social. El poder político volvió a actuar directamente para la organización del Mundial ´78.

A mediados de los ´80, la televisión vuelve a aparecer, esta vez con mayor fuerza, en el mundo del fútbol. Con una menor influencia directa de la política, los capitales privados provenientes de los derechos de transmisión de los partidos se convertirían en una importante fuente de ingresos para los clubes. En 1991, se profundiza este proceso con el convenio entre la AFA y Televisión Satelital Codificada, cuando se comienzan a emitir los partidos en directo. Si de algo puede presumir Julio Grondona a lo largo de sus 30 años al frente de la AFA es de haber trascendido a los cambios de gobierno en la Argentina. La influencia del poder político en el fútbol en los últimos años, al menos institucionalmente, se redujo notablemente. Eso cambió en esta semana que concluye.

Grondona declaró en 1985 a la revista El Gráfico: “Me tocó actuar en muchas épocas, pero jamás mezclé la política con el fútbol”. Los problemas económicos de los clubes fueron más importantes que los principios. La AFA rescindió el contrato con TSC y hoy, después muchos años, el Estado vuelve a aparecer como un actor principal del mundo futbolístico, participando junto a los clubes de la explotación de los derechos televisivos. Así, las instituciones recibirían alrededor de 600 millones de pesos al año, cifra que según los dirigentes es lo que merecen, y los partidos serán accesibles para la gran mayoría de los hinchas a través de la pantalla chica. Con mayores ingresos, los clubes tienen una gran oportunidad de empezar casi de cero, ordenar sus cuentas y mejorar su situación actual. El Estado tendrá intervención directa en un negocio que, bien administrado, puede ser una fuente de recursos importantes. Sin embargo, las recientes conducciones tanto de los clubes como de las empresas estatales no invitan a ilusionarse con grandes cambios. Pero al fin y al cabo, el fútbol también es eso, una ilusión permanente.

Final de Época

“El vínculo entre la AFA y la empresa que hasta aquí ha comercializado los derechos de televisación acaba de morir" anunció ayer a la noche Ernesto Cherquis Bialo, vocero de la AFA, ante los numerosos periodistas presentes. Pocos minutos antes, 102 directivos reunidos en el predio de la Asociación del Fútbol Argentino, en Ezeiza, habían aprobado por unanimidad la recesión del contrato entre los clubes de fútbol argentino y Televisión Satelital Codificada (TSC), la empresa integrada en partes iguales por Torneos y Competencias y el Grupo Clarín, dueña de los derechos de transmisión de los partidos. Cherquis Bialo agregó que el martes se conocerá la programación de la primera fecha y el 21 arrancaría el torneo Apertura. Las consecuencias de las demandas judiciales presentadas por al empresa (el contrato vencía en 2014) serán soportadas por AFA y así las instituciones estarán eximidas económica y penalmente. Esas fueron las respuestas que dio la conducción encabezada por Julio Grondona ante las objeciones de Independiente, River, Vélez y Boca. 18 años después de su inicio, la sociedad entre los clubes argentinos y la empresa dueña de los derechos de televisación se rompió para siempre.

En la conferencia, Cherquis Bialo no dio las explicaciones técnicas, necesarias, de los motivos de la recesión anticipada. No hubo abogados ni dirigentes que se presentaran para explicar una medida tan trascendente. Una decisión tan importante no tuvo la comunicación adecuada. Tampoco se confirmaron los rumores conocidos públicamente, que indican que el Estado argentino comprará los derechos de televisación del fútbol a cambio de 600 millones de pesos al año, muchos más de los 268 millones que iban a recibir los clubes esta temporada por parte de TSC. De esos 600 millones, el Estado inicialmente retendría alrededor del 50 por ciento para saldar las deudas que los clubes tienen con distintos organismos, como por ejemplo la AFIP. Futbolistas Argentinos Agremiados, que representa a los jugadores que reclaman deudas por 40 millones, se quedaría con una parte importante de la primera cuota de 100 millones que estipularía el acuerdo. La totalidad de los partidos del Campeonato Argentino irían por televisión abierta y el nuevo contrato se financiaría principalmente con la venta de publicidad. El fútbol sería considerado un bien público, lo que implica que no perseguirá necesariamente el lucro. Hasta quizás podría convertirse en un negocio rentable si es bien administrado.

En 1991, el contrato entre la AFA y TSC permitió una inyección de dinero importante en los clubes argentinos. Primero se transmitía por el sistema codificado un partido los viernes, luego se incluyó uno los sábados, hasta que a partir de 2007, previa renegociación del acuerdo, los 10 partidos del torneo argentino fueron transmitidos por televisión en directo. Las malas administraciones de los clubes y la falta de control de la AFA determinaron la crisis económica actual, con una deuda global de 700 millones de pesos e instituciones que dependen de la transferencia de jugadores para equilibrar sus cuentas.

En este receso, el deprimido mercado mundial impidió las ventas en masa que se dan todos los años. Las pocas transferencias de jugadores, y su bajo costo, hacían que los presupuestos no pudieran cerrarse. Los futbolistas amenazaban con no iniciar el campeonato si no se saldaban las deudas por 40 millones de pesos que los clubes tenían con ellos. Primero Grondona quiso imponer el llamado PORDE bancado y luego intentó conseguir una mejora de dinero en el contrato con la televisión. Ante la negativa de TSC, el gobierno, de la mano de Néstor Kirchner, hizo una oferta de 600 millones anuales, más del doble de lo que los clubes percibían actualmente. Además, el Estado se haría cargo de los operativos de seguridad en los estadios y se implementaría la nueva versión del PRODE. El acuerdo duraría 10 años. Y así es como Julio Grondona, el mismo que firmó el contrato que vencería en 2014, con una duración total de 18 años, rompió lo que él mismo había suscripto y promovido.

Televisión Satelital Codificada cambió la forma en la que se accedía al fútbol en la Argentina. Torneos y Comptencias, una de las empresas propietarias, había creado en 1985 Fútbol de Primera, su programa símbolo, que tenía la exclusividad de los goles los domingos a las 10 de la noche. Permitió la expansión social y cultural del producto fútbol, que llegó así a muchos más hogares. Fue la fuente de sustento que dio lugar al surgimiento de grandes grupos mediáticos, que de la mano del deporte más popular ganaron espacio en el mercado audiovisual de la Argentina, creando señales y compraron cables en todo el país. Fueron esos grupos los que aportaron mucho del dinero que fue a parar directamente a las arcas de la AFA, sin seguir paso a las instituciones que la conforman. Así es como la AFA tuvo disponible un excedente de 340 millones para prestarles a sus afiliados, que luchan por sobrevivir y equilibrar sus cuentas.

Ya no habrá que esperar al domingo a la noche para ver los goles. Yo no será necesario recurrir al pay per view. Ya no existirán los partidos codificados. El Estado argentino da una vuelta de tuerca a esta era del fútbol – espectáculo nacida en los ´60. La televisión seguirá siendo fuente de sustento de las economías de los clubes, pero una televisión con capitales diferentes. "Los nuevos dueños de los derechos deberán pagar dignamente y tratar a la AFA como socia y no como su subordinada", aseguró Cherquis Bialo. Una época se cierra en el fútbol argentino. Si la que viene es mejor, aun no lo sabemos.

Dineros e Intereses

Este período entre torneo y torneo tuvo más movimientos que en muchos de los partidos del fútbol argentino y no por transferencias de jugadores. La crisis económica internacional determinó que muchos clubes no pudieran vender jugadores al exterior y, los que lograron hacerlo, recibieron a cambio cifras menores que las que se pagaban en años anteriores. Esto provocaría un déficit en los presupuestos de los clubes. En Argentina, las ventas de futbolistas no son ingresos extraordinarios sino corrientes, que sirven para sostener todas las actividades de las instituciones, entre ellas, el fútbol. En este contexto, la necesidad de dinero era urgente. Más cuando desde Futbolistas Argentinos Agremiados exigieron que no comenzara el próximo torneo si no se abonaban los 40 millones de pesos que se les debían a los jugadores. Esto era una parte de la deuda total de los clubes, que rondaría los 700 millones de pesos. Entre ellos, 340 millones se le adeudan a la Asociación del Fútbol Argentino (que oficia de ente rector del deporte y prestamista) y 300 millones se le deben al Estado por impuestos. Nada hizo la AFA y su Tribunal de Cuentas en los últimos años para controlar la economía de los clubes, que explotó por su propio peso.

Inicialmente, Grondona propuso como fuente de ingresos la creación del llamado Prode bancado, un sistema de apuestas telefónicas y por Internet que generaría ingresos por 25 millones de pesos al año. Pero la reglamentación exigía tiempo. Así es como la solución al problema pasaría por lograr mayores ingresos de la televisión. Grondona, disconforme con la cantidad de dinero que los clubes reciben actualmente, exigió que la plata que la AFA iba a cobrar esta temporada pasara de 268 millones, acordados por en el contrato vigente, a 500 millones. La propuesta fue rechazada por TRISA y Televisión Satelital Codificada(TSC), las empresas dueñas de los derechos, cuyas acciones se reparten en reparten en partes iguales entre Torneos y Competencias y el grupo Clarín. Sin embargo, las empresas efectuaron el pago de los próximos tres meses (45 millones de pesos) y ofrecieron adelantar dinero para cancelar las deudas de 40 millones con los futbolistas, para que así comience el torneo. La AFA rechazó la última oferta. El dinero podría tener otro origen.

Grondona apuntaría hoy a romper el contrato vigente entre la AFA y la televisión, que vence en 2014, casi 30 años después de su inicio. Ante la negativa de las empresas televisivas, Don Julio buscó refugio en el Gobierno Nacional. El martes a la noche cenó con Néstor Kirchner, quien le habría ofrecido que el Estado le pague 600 millones de pesos por los derechos de los partidos. El paquete además incluiría préstamos para saldar las deudas con los futbolistas y la reglamentación del Prode bancado (debería aprobarlo el Congreso). Los partidos irían gratis por Canal 7 y el Estado obtendría el dinero exclusivamente de las regalías que se generen por la venta de publicidad. Sin embargo, recientemente el Estado devolvió el contrato que le permitía transmitir por Canal 7 un partido de la B Nacional porque no le era rentable. Si el fútbol pasa a manos estatales, sería considerado un servicio público, que no perseguiría necesariamente un afán de lucro. En estas horas se estarían estudiando los puntos incumplidos del acuerdo con TRISA y TSC que le permitirían a la AFA interrumpir el contrato vigente.

Grondona se mostró en soledad en los últimos días. Así fue cuando se reunió con Ricardo Echegaray, titular de la AFIP, donde acordó un plan de pagos para las instituciones endeudadas. Así parece haber sucedido el martes, cuando habría cenado con Nestor Kirchner y habría recibido la oferta de 600 millones. Así conduce la AFA y diseña las políticas a seguir. Quizás esa actitud personalista, concentradora de poder, sea lo que lo asemeje al matrimonio presidencial. El mismo matrimonio que alguna vez deslizó la posibildiad de removerlo de su cargo en 2006, cuando se sucedían los hechos de violencia en las canchas. Pero ahora más que el amor los une el espanto, diría Borges. Si finalmente el contrato con la televisión se rompe, el Gobierno podrá arrogarse otra victoria en su pelea con el grupo Clarín, dueña de parte de los derechos. Grondona, por su parte, habrá conseguido el dinero fresco que tanto necesitan los clubes. Aunque si después se sigue gastando más dinero que el que se recauda y no se ejercen contorles periódicos, la actual situación podría repetirse.

El martes próximo podría ser el día decisivo. A la mañana, Torneos y Competencias convocó a los dirigentes para mostrarles el contrato vigente y explicarles las consecuencias de que se interrumpa el acuerdo. A la tarde, los dirigentes se reunirán en el predio de Ezeiza, donde entrena la selección, y se supone que allí Grondona propondrá que los derechos de los partidos cambien de manos. Según se lee hoy en Crítica de la Argentina, el sueño de Don Julio es que la presidente Cristina Kirchner entre al final de la reunión y anuncie que los partidos del torneo argentino serán transmitidos por el canal estatal. Quizás sea un día histórico para el fútbol de nuestro país. O quizás todo se trate de simples estrategias para que todo siga igual. El martes quizás sepamos el final de esta película, que podría ser la más taquillera en muchos años.

A rezar a la cancha

El presente receso futbolístico de este 2009 ha mostrado dos fenómenos paralelos en relación al fútbol. Por un lado, la crisis económica mundial ha obligado a ciertos equipos a achicar sus presupuestos y resignarse a comprar jugadores accesibles a su economía. Por otro, los grandes medios periodísticos han mostrado grandes fichajes, principalmente en el caso del Real Madrid, presentados a estadios llenos. El fútbol se pareció más a un apéndice de la maquinaria de entretenimiento global, con un modelo más cercano al fútbol americano o a la NBA, muy lejos del deporte surgido en las entrañas de la cultura popular en el siglo XIV.

En una reciente entrevista, Jorge Valdano reflexiona sobre los recientes fichajes galácticos del Real Madrid y sus presentaciones grandilocuentes. Para el Director General del club merengue, no es que estén cambiando los clubes de fútbol, lo que está cambiando es la sociedad: “En las recientes presentaciones de Kaka y Cristiano Ronaldo hubo mucha gente joven, muchas mujeres, muchos inmigrantes. Hay un deseo muy relacionado con esta sociedad mediática que es el poder decir: ´Yo estuve ahí´”. Los espectadores que presenciaron esos acontecimientos no vieron más que discursos, imágenes en pantallas gigantes y apenas un jugador haciendo jueguito con la pelota. Eso también es el fútbol del siglo XXI.

En su texto “Fútbol y alienación” de 1966, el sociólogo Juan José Sebrelli sostiene que en tanto los individuos no juegan a la pelota y se colocan en posición de espectadores, “el fútbol se convierte en símbolo abstracto y lejano, en una deformación caricaturesca de la comunicación interhumana que ejerce poderosa fascinación y dominación sobre el espectador pasivo”. El deporte actuaría como una suerte de espacio de distracción que haría que los hinchas no se interesaran por los verdaderos problemas de las sociedades en las que viven.

El filósofo y escritor italiano Umberto Eco sostiene que el discurso sobre el deporte viene a reemplazar a las discusiones políticas, lo que para él se presenta como algo indeseable. Esto genera una ficción en los participantes de las charlas futbolísticas, “una ilusión de interesarse en el deporte”, cuando no se trata más que de hablar del deporte en lugar de practicarlo. Pero la realidad es que cada vez se habla más de fútbol, o de aquello que rodea al fútbol. Será porque cada vez hay más aficionados a este deporte. Y porque los aficionados son cada vez más fanáticos y viven las victorias y las derrotas que sufren los jugadores de su equipo como propias. La FIFA cuenta con 208 países miembros, más que los 192 que forman parte de las Naciones Unidas.

En un reciente artículo publicado en el diario español El País, el periodista inglés John Carlin abona la teoría del fútbol como la nueva religión global. “La pasión por el fútbol abarca a todas las religiones, razas, lenguas” concluye. El escritor inglés Stepphen Tomkins opina allí en el mismo sentido: “Estamos abandonando las iglesias por los campos de fútbol. Los jugadores son dioses, las gradas, los bancos de la iglesia. El fútbol es la nueva religión”. David Winner, otro escritor nacido en Inglaterra, piensa algo parecido: “El fútbol está llenando el vació cultural que ha dejado la religión”. La mercantilización de la religión (con miembros de la iglesia enriquecidos con el aporte de los fieles) y la del fútbol (con dirigentes y jugadores ganando dinero a partir de los gastos de los hinchas) son fenómenos que no parecen tan disímiles. Esos fanáticos - fieles se convierten en un mercado apetecible, en medio de un discurso periodístico que tiende a realzar la pasión de los hinchas.

Lo cierto es que ciertas prácticas de los aficionados futbolísticos se han trasladado a otros espacios sociales. Ciertos rituales propios de las hinchadas argentinas han aparecido en recitales de rock y hasta en marchas sindicales, cuando no son los propios barrabravas los que encabezan esas manifestaciones. La identificación con un equipo de fútbol tiene menos exigencia que otros colectivos sociales: no cuesta mucho dinero e implica poco más que poner el cuerpo en la cancha y sus alrededores. A veces, a eso debe agregarse la capacidad de involucrarse en peleas y mostrar habilidad en la lucha. A cambio, los hinchas se relacionan con pares, tienen la posibilidad de conectarse con emociones placenteras (si su equipo gana) y en el estadio pueden vivir sensaciones que le son ajenas los otros días de la semana en que no juega su equipo. Pero en el campo de juego, cuando los 22 jugadores disputan un partido, son ellos los que dan vida a este deporte que nació hace más de 500 años. Como sostiene Valdano, eso poco ha cambiado. Quizás ya sea hora de prestar atención a lo que sucede de la línea de cal para afuera, sobre todo en tiempos de crisis.

Girando al Mundo Alrededor

River se va de gira por Canadá. Boca recorre Europa mientras juega partidos amistosos. La Supercopa de Francia también se disputa en suelo canadiense. Los italianos Milán e Inter se enfrentan en Estados Unidos. Equipos ingleses se enfrentan ante conjuntos Sudafricanos y contra combinados de Malasia. El Barcelona también pisa suelo norteamericano y pronto lo hará el Real Madrid. Estas son algunas de las postales que el fútbol mundial entregó recientemente, en medio del receso que se produce entre torneo y torneo. Parece que la consigna pasa por expandir los mercados y conquistar tierras foráneas, de modo de generar mayores recursos que permitan afrontar la crisis económica mundial.

“Los muchachos argentinos quieren mostrar a los europeos cómo se juega el verdadero football” se leía en la revista El Gráfico en 1925, cuando el plantel de Boca Juniors viajó al Viejo Continente a disputar una serie de partidos amistosos. El 5 de marzo de ese año, los xeneizes le ganaron por 3 a 1 al Celta de Vigo español. La dificultad en las comunicaciones haría que la noticia recién apareciera en la revista argentina un mes después. A lo largo de cuatros meses, Boca disputó 19 partidos en Europa, de los cuales ganó 15. El cronista de El Gráfico escribió: “Se queja la delegación de Boca de que su tournée haya sido un fracaso financiero. Creímos siempre que se trataba exclusivamente de un viaje con vistas sólo deportivas”. Parece que hasta ese momento, el elemento lúdico se imponía al mercantil.

Hoy las cosas han cambiado. Boca se encuentra en Austria, en medio de una nueva gira europea. Hoy derrotó por 1 a 0 al Lask Link de aquel país. Ya había disputado dos partidos amistosos en Alemania por la Audi Cup, donde también participaron Milan, Bayern Munich y Manchester United. El equipo terminó en el tercer lugar y recibió 500 mil dólares por su participación. El viaje finalizará en Grecia, donde los dirigidos por Basile disputarán dos partidos más, el miércoles y el sábado próximos.

River también hizo su propio viaje a Canadá, donde ya se enfrentó con el local Toronto FC, con el Everton inglés y donde mañana disputará su último encuentro ante el también local Montreal Impact. Xeneizes y millonarios volverán a disputar un partido amistoso en el exterior en poco más de un mes. Aprovechando el receso por eliminatorias, el próximo 6 de septiembre Boca y River se enfrentarán en el estadio Tahuichi Aguilera de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en Bolvia. Será el segundo Superclásico que se jugará fuera de Argentina, luego del encuentro jugado en Miami en el 2002, donde River se impuso por 2 a 1.

Pero las giras al exterior no son propiedad de los equipos argentinos. Equipos europeos como Milan, Inter y Chelsea también viajaron a Estados Unidos para disputar partidos amistosos. Los franceses Bordeaux y Guingamp jugaron recientemente en Canadá sobre césped sintético por la Supercopa de Francia, que enfrenta al campeón de la Liga y al de la Copa del país galo. La victoria fue para el Bordeaux por 2 a 0 con un gol del argentino Fernando Cavenaghi.

El sábado pasado, Barcelona derrotó como visitante Los Ángeles Galaxy por 2 a 1, en lo que se promocionó previamente como el duelo entre Messi y Beckham, hoy estrella del equipo americano. Esta es la séptima gira que el Barça realiza por suelo norteamericano. En algún momento, los catalanes fantasearon hasta con crear un equipo con su nombre que forme parte de la liga norteamericana. Pero la presente gira de los catalanes no incluye sólo compromisos adentro de la cancha. Jugadores y directivos formarán parte de una serie de actos comerciales e institucionales, con el objetivo de promocionar la marca Barça en suelo norteamericano. Pronto llegará allí el Real Madrid para jugar dos partidos amistosos e intentar hace pie en el apetecible mercado norteamericano.

Según un reciente estudio realizado Sport+Markt y PR Marketing, más del 90 % del merchandising de los principales clubes europeos se vende en su propio territorio. Ganar una cuota de mercado en Japón, China y Estados Unidos es el gran objetivo de los clubes más poderosos. Las divisas se vuelven imprescindibles para cerrar balances y sostener los presupuestos. Ya no se trata sólo de preparar adecuadamente el equipo para la temporada que se inicia, lo importante es conseguir dinero para poder sostener la institución. Las finanzas no sólo se volvieron más importante que el juego, sino que a veces parece difícil recordar que el fútbol nació como un deporte.

Cuestiones de Plata

Javier Pastore, Nicolás Bertolo, Rodrigo Palacio, Mariano Andújar, Daniel Montenegro, Franco Zuculini y Radamel Falcao son algunos de los jugadores argentinos que fueron transferidos recientemente al exterior. El dinero fresco que recibirán sus antiguos clubes permitirá oxigenar las arcas de sus equipos, que en muchos casos pasan por una apremiante situación económica.

La cuestión de la economía de los clubes ya está presente desde hace tiempo. El 9 de marzo de 1929, cuando se discutía si el todavía amateur fútbol argentino debía pasar a ser profesional, un editorial de la revista El Gráfico afirmaba: “Todos los jugadores, en más o menos cantidad, cobran. Pues lo que cobran ocultamente que se haga a la luz del día y mediante contratos y compromisos públicos… Hay que hacer obra de saneamiento y, sobre todo, hay que sacarse la careta”. El profesionalismo llegaría al fútbol argentino en 1931. Hoy, a casi 80 años de su aparición, un nuevo saneamiento es necesario para muchos de los clubes. La deuda oficial de los equipos de Primera División sólo con sus jugadores asciende a 28 millones de pesos (40 si se tiene en cuenta la B Nacional y Primera B). Además, existen deudas millonarias con la AFA (cerca de 300 millones) y con los bancos. La deuda con los futbolistas deberá saldarse antes del 11 de agosto para que pueda comenzar el torneo.

Para el Real Madrid, el marketing, entre lo que cuenta la venta de merchandising y la sponzorización, representa casi el 50 % de sus ingresos. Entre los otros rubros generadores de recursos, se destacan los contratos televisivos y la venta de entradas y abonos, con alrededor del 25% cada ítem. En Argentina, la situación es muy distinta. Las ventas de futbolistas al exterior actúan como la principal fuente de ingresos para paliar el déficit estructural de los clubes. Sin embargo, en Europa, la situación financiera de muchas instituciones no da para grandes gastos, salvo pocas excepciones. En este contexto, no han llegado a la Argentina euros frescos para comprar jugadores en el este receso.

En el Viejo Continente, el modelo profesional que parece primar hoy en el fútbol es el del mecenas, que con dinero propio o a través de sus contactos con grupos aportantes, puede comprar futbolistas. El caso testigo es el Real Madrid, que de la mano de su nuevo – viejo presidente, Florentino Pérez, consiguió préstamos bancarios para comprar grandes estrellas como Kaka y Cristiano Ronaldo por más de 215 millones de euros. El resto del mercado no tuvo grandes movimientos. Antonio Vázquez, periodista de la revista Futbolista Life, escribió recientemente a raíz de la crisis económica de muchos clubes: “El fútbol debe plantearse si el camino del déficit brutal conduce a otro lugar que no sea el caos y un abrupto final para este deporte tan como hoy lo conocemos”.

Similar es el caso de Inglaterra. Allí, sólo los clubes de Manchester, el United y el City, hicieron grandes desembolsos. El primer equipo dispuso de los 94 millones que le ingresaron por la venta de Cristiano Ronaldo al Madrid. El Manchester City pudo traer jugadores, como Carlos Tevez, de la mano de la chequera del jeque árabe Manssur Zayed Al Nahyan, quien compró el club el año pasado. El descontrol en el gasto de los últimos años redujeron los traspasos del resto de los equipos al mínimo. Se calcula que la deuda de los clubes ingleses asciende en total a 4000 millones de euros.

Distinta es la política en el fútbol de Estados Unidos, donde la Major League Soccer aplica una política opuesta al libre mercado que pregona el gobierno estadounidense, con férreos topes salariales a los jugadores y un reparto equitativo de las figuras que llegan a jugar allí.

Con pocas transferencias en el mercado argentino y en el exterior, la solución a la crisis económica para los clubes argentinos pasa hoy en día por el llamado Prode bancado, un sistema de apuestas telefónicas y por Internet que permitiría recaudar cerca de 25 millones de pesos al año, y/o por una renegociación o un adelanto de los derechos televisivos.

El periodista Julio Planisi, conocido como Chantecler, escribió en EL Gráfico en 1921: “El auspicio del público augura el éxito del profesionalismo”. 88 años después, en Argentina aún no se sabe si el 14 de agosto empieza el torneo de fútbol por las deudas con los futbolistas.