Adiós a Guardiola

El Barcelona de Pep Guardiola entregó su mejor versión en la despedida de su técnico. La goleada por 3 a 0 ante el Athletic de Bilbao en la final de la Copa del Rey quedará ya casi como una anécdota, opacado por la inmesa figura del saliente entrenador. Hasta un acto de injusticia para sus propios dirigidos, enormes futbolistas casi relegados este vez a un segundo plano. Cuando asumió en 2008, probablemente ni siquiera Guardiola esperaba marcharse con semejante cosecha de títulos y un asombroso nivel de juego.

Pep se lleva el legado de haber construido uno de los mejores (probablemente el mejor) equipo de la historia del fútbol. Por nivel de juego y por resultados. Por sus formas y sus ejecuciones. Por intenciones y por eficacia. Guardiola se sumó a un club con una identidad definida, moldeada en su propia cantera, La Masía, que hace un culto del trato del balón, el toque, la movilidad y el gusto por el arco rival. Encontró una gran camada de futbolistas, surgidos de esa cantera, como Puyol, Xavi, Iniesta y, claro está, Messi.

Pero Guardiola les dio ese plus de convencimiento de esa idea que traían de su infancia, hasta llevarla al extremo en el más alto nivel. Su Barcleona fue un equipo que creía enormemente en sí mismo, en sus métodos, en sus posibilidades y en el camino para llevarlas a cabo. Aun en la adversidad no renunció a sus convicciones. Devolvió a los fanáticos el gusto por el juego, por las maneras de jugar, por el disfrute. Rencontró al fútbol con su costado artístico, de belleza, alejado del frio resultado que marcan las pizarras, como si todo el trámite de un partido pudiera reducirse a la estadística.

El último partido ante el Athletic fue una buena síntesis de esa idea y ejecución made in Barcelona de Guardiola: control del balón y del campo, toque, velocidad, rotación, dinámica, el arco contrario como centro de la escena. No hubo equivalencias.

Bien lo describió el periodista argentino Ariel Scher, en una reciente columna:

“Ahora que dice adiós, lo mejor del Maestro Pep no reluce en ninguna vitrina. El tipo lo sabe: se va campeón. De verdad, campeón. Un campeón no es un individuo que alza la colección inacabable de copas que acarició con sus pulgares. Un campeón es otra cosa: alguien que vislumbra un sueño y se permite soñarlo, alguien que cree que tener ideas implica dar pelea por esas ideas, alguien que conoce que el fútbol no es la existencia pero a veces la resume, alguien que nunca olvida que ganar no consiste sólo en hacer más goles, alguien que asume que la vida pesa y lleva el peso, alguien que no se permite la ingenuidad pero tampoco la trampa. Si el Barcelona de Guardiola no hubiera dado tantísimas vueltas olímpicas como para marear al mundo, correspondería decir lo mismo. Al cabo, ese equipo -que ya es de todos y es bien de él- más que vueltas olímpicas dio vuelta al fútbol hasta ponerlo, ante los ojos del universo, de pie”.

Chau Pep. Muchas gracias por todo.

Aquí la última conferencia de prensa de Guardiola en el Barcelona:

Las pasiones deportivas de François Hollande

Hollande muestra sus virtudes como futbolista
“Para ser elegido, es necesario haber sido derrotado. Para ser amado, es preciso haber sufrido”. La frase podría oficiar de buen consejo para un futbolista con hambre de gloria, pero fue una máxima que eligió el nuevo presidente de Francia, François Hollande, para dirigir su carrera política. Su sueño máximo llegó el 6 de mayo pasado, cuando los franceses lo eligieron para conducir los destinos de la patria.

De chico, Hollande soñó con ser el delantero centro e ídolo del FC Rouen, un equipo de la ciudad homónima, ubicada en el noroeste de Francia, que  hoy deambula por las categorías menores del fútbol galo. Incluso llegó a jugar en las divisiones inferiores del club.

Su carrera futbolística no consiguió gran suceso y tampoco su trayectoria política le deparaba grandes esperanzas hasta hace pocos meses. En 2010, cuando anunció su candidatura presidencial por el Partido Socialista, pocos lo veían como posible presidente. Dominique Strauss-Kahn, entonces director del Fondo Monetario Internacional, era el favorito. Luego llegaron los escándalos sexuales y el economista quedó fuera de carrera.

Hollande se largó entonces a competir ante Nicolás Sarkozy, el presidente que buscaba su relección. Pocas cosas unían políticamente a los candidatos. Una de ellas era su pasión por el deporte. Sin embargo, mientras Sarkozy se inclinaba por el ciclismo, Hollande prefería el fútbol. "Cuando tenía 13 años, el mejor momento de la semana era los martes, cuando compraba la revista France Football, y el jueves, cuando jugaba al fútbol. El sábado y el domingo iba a entrenarme con el FC Rouen", recordó Hollande a Radio France en la campaña.

Por su parte, Sarkozy confesó que todas las mañana lee el diario deportivo L'Equipe. "Cuando iba al colegio, L'Equipe valía 60 céntimos. Lo comprábamos entre tres y cada uno ponía 20 céntimos. Cuando pasó a valer un franco nos preguntamos: ¿y ahora cómo lo vamos a pagar?", recordó en la campaña Sarkozy, conocido fanático del París Saint Germain.

Bajo su mandato, el ex presidente propició la llegada de inversiones de Medio Oriente al deporte francés, a tal punto que, en 2010, el 70 % de las acciones del club de sus amores pasó a manos de Qatar Investment Authority, un grupo de inversión fundado en 2005 para administrar los excedentes producidos por la explotación de los yacimientos petrolíferos y de las reservas de gas natural del país. El grupo ya realizó inversiones en empresas automotrices, supermercados y estudios de cine. Además de su afán de lucro, esta campaña de expansión de los consorcios qataríes se integra a un plan de promoción de la imagen internacional del país y al fomento del turismo.

Como bien reseña el periodista James M. Dorsey, Nicolás Zarkozy fue un factor determinante en la entrada de los capitales de medio oriente al fútbol francés. El entonces presidente mantuvo diversas reuniones con el titular del grupo, Tamim bin Hamam al-Thani, para atraer inversiones. Con amplios beneficios impositivos, los qataríes ya volcaron grandes capitales en importantes grupos económicos franceses. El deporte no escapa al fenómeno, al punto que el Tour de France podría tener pronto una etapa en Qatar. Desde la próxima temporada, la cadena de televisión Al – Jazeera será dueña de los derechos de televisión de la liga.

El fenómeno de los petrodólares del PSG se replica en Inglaterra, con el Manchester City, reciente campeón de la Premier, y en España, con grupos de medio oriente dueños de clubes como el Getafe y el Málaga, clasificado a la Champions League.

A la situación económica de Francia pueden serle útiles los millones qataríes. La crítica situación económica que sacude a la zona euro obliga a Hollande a ejercer su poder desde el comienzo. Sin embargo, sus recetas de campaña distaron de la ortodoxia liberal que sacude a Europa, signada por el ajuste presupuestario permanente. Hollande propuso un impuesto del 75 % para los ciudadanos con mayores ingresos en el país, lo que podría afectar a la liga local, que no sería ya un lugar propicio para las estrellas del fútbol mundial. A mayores impuestos, los futbolistas se marcharían a otras ligas con mejores beneficios, lo que podría afectar el proyecto galáctico del PSG.

Hollande también propuso la creación de una agencia mundial para luchar contra la corrupción en el deporte y se pronunció a favor la actividad física como fuente de salud. Quizás eso le ayude a evitar el sufrimiento necesario para lograr el amor definitivo de los franceses.

Cantero y la lucha contra la barra brava

Los jugadores de Independiente observan los incidentes
Todo es un símbolo del sentido común acuñado por las barras bravas argentinas en los últimos 30 años: si ellos no ingresan, el espectáculo no tiene lugar. Eso pensaron los violentos de Independiente, impedidos de ingresar al partido ante Arsenal, el pasado sábado, por el derecho de admisión. Su respuesta fue congregarse afuera del estadio y arrojar piedras hacia las tribunas. El partido estuvo interrumpido casi 10 minutos.

La barra liderada por Pablo "Bebote" Álvarez coronó así su semana de furia. El jueves, 30 barras habían ingresado en la sede de Independiente y tomaron el despacho del presidente Javier Cantero. Disconformes porque el dirigente les había recortado beneficios, pidieron entradas, micros y banderas, hasta que llegó la policía. Nadie quedó detenido.

La situación vivida en Independiente es una muestra brutal del poder y la impunidad del grupo de hinchas más violento del fútbol argentino. Esta vez, los barras expusieron sus prácticas a la luz del día, a la vista de todos. Sus conductas corrientes no son ya a las sombras, símbolo de su crecimiento en los últimos 30 años.

El poder de la barra

Independiente es otro club que ha hecho mucho por institucionalizar el poder de las barras bravas en la Argentina, para que ellas se integren a la estructura de las instituciones y puedan hacer sus negocios en el mundo futbolístico. Julio Comparada, anterior presidente, es quien que pactó con ellos y les dio un poder inédito en la historia del club.

La barra comandada por “Bebote” Ávarez tiene estrechos vínculos con el gremio de Camioneros, entre otros sindicatos, y comandó la expedición del grupo de barras Hinchadas Unidas Argentinas al Mundial de Sudáfrica. En 2008, Comparada los contrató como “acomodadores” para organizar la tribuna. Pero los barras también trabajaron para el presidente en la semana: en la asamblea de septiembre de 2011, se dedicaron a atacar a los dirigentes que estaban en contra de aprobar el balance del club, que se cerró entonces con un pasivo de 144 millones de pesos. Hoy, las deudas superan los 325 millones.

El vacío en la tribuna de Independiente ante la ausencia de la barra
La barra barra llegó a contar con las entradas gratis a los partidos, estacionamiento a su medida y viajes al interior. En las últimas elecciones, los violentos dieron un fuerte apoyo al candidato de Comparada, Baldomero "Cacho" Álvarez de Olivera, ex intendente de Avellaneda y senador de la Provincia de Buenos Aires. Tras la victoria de Cantero, "Bebote", ya figura pública, presentó la "renuncia indeclinable" como líder de la hinchada.

El nuevo presidente

Cantero llegó a presidente sin una larga trayectoria como dirigente deportivo. Intentó quitarles algunos de los beneficios a la barra, aunque reconoció haber entregado 10 mil pesos para una bandera y abrir molinetes para el ingreso de 300 hinchas. La semana pasada decidió quitar los bombos y banderas que la barra guardaba en el estadio y eso detonó el conflicto final.

Los hinchas y socios hoy respaldan públicamente a Cantero. Pero como casi todo en el fútbol argentino, la lucha contra la violencia se restringe a acciones particulares aisladas, que se resuelven de acuerdo al valor de cada persona. No se escuchó aún un respaldo institucional de los dirigentes deportivos, ni de los jugadores, ni de los entrenadores. Nada de eso sucederá. Nadie puede arrojar la primera piedra sin tener las manos manchadas.

A la vez, lo vivido en Avellaneda expone las falencias del sistema futbolístico argentino, pero a la vez restringe el problema de la violencia a un cierto grupo de mafiosos, pese a que la cuestión trasciende largamente a las barras y a que el discurso periodístico y policial elige restringirlo a estos grupos.

“Bebote” y sus muchachos probablemente serán víctimas de llevar su ambición de poder más allá de los límites. Pero las prácticas violentas del fútbol argentino no se solucionan con el valor de un dirigente ni con la detención de algunos barrabravas. Es un problema que incluye a los barras, a los dirigentes, a los jugadores, a los entrenadores, a los dirigente políticos, a los medios periodísticos e incluso a los llamados “hinchas comunes”, hoy activos militantes anti barras pero que muchas veces legitiman sus acciones cuando se trata de defender el honor del club.

Mientras no se trabaje sobre con una mirada amplia sobre el problema y todos los actores se involucren, nada en fondo cambiará.

Fútbol y tinta en la Feria del Libro

La mesa "Fútbol y tinta", organizada por Random House Mondadori
Marcelo Bielsa, los límites entre el hincha y el periodista y las infinitas posibilidades que ofrece el fútbol para contar historias fueron los principales temas que sobrevolaron la mesa sobre "Fútbol y tinta", organizada por Random House Mondadori en la feria del libro de Buenos Aires. Los periodistas Román Lucht, Gustavo Grabia, Alejandro Wall, Juan Sasturain y Andrés Burgo, con sus publicaciones a cuestas, dejaron en claro las diferentes maneras que el deporte puede vincularse con las letras y, como bien resaltó Wall, que “corren muchas cosas alrededor de la pelota”, que pueden ser contadas.

En la 38ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, entre la multitud de libros, stands, lectores ávidos y curiosos apareció el fútbol hecho letras, con sus diferentes maneras de abordarlo. Historias, investigaciones, relatos con fútbol que se incorporan a un mundo intelectual que ya no lo mira con recelo.

Bien lo sostuvo Marcela Mora y Araujo en su introducción, cuando señaló las diferentes vinculaciones entre las letras y el fútbol representadas en la mesa: la política (“¡Academia, carajo!”, de Wall), la vivencia personal (“Ser de River”, de Burgo), la organización de la violencia (“La 12”, de Grabia), la táctica ( "La vida por el fútbol", de Iucht), la literatura (“Picado Grueso”, entre otros, de Sasturain).

Burgo agregó en ese sentido: “”El libro ´Ser de River´ es una combinación del registro periodístico más el registro del hincha. Muestra lo personal en el discurso, el factor humano del hincha”. Sobre su obra “¡Academia, carajo!”, Wall opinó que allí intentó “contar otras cosas desde el fútbol, porque el fútbol supera la imaginación, se escribe de fútbol y de otras cosas”. Además, Román Iucht definió al entrenador argentino Marcelo Bielsa como “un romántico” y Grabia destacó que “la violencia cambió al fútbol”.

La mesa sobre “Fútbol y tinta” fue una de los tantos encuentros que se realizaron sobre esta temática. Además, hubo charlas sobre “El fútbol y su ordenamiento jurídico”, otra titulada “Fútbol y libros: pasiones universales”, otra sobre leyendas del fútbol uruguayo y la presentación de "Historia de una pasión continental", el nuevo libro del periodista Alejandro Fabbri.

Sobre el final de la charla sobre “Fútbol y tinta”, Sasturain concluyó: “Se habló poco del juego en esta charla. Me gustaría decir que el fútbol argentino es horrible”. Pese a la cruel verdad, nos fuimos pensando las infinitas posibilidades que ofrece el balón en la Argentina para contar historias, investigar su costado oscuro y crear nuevos relatos.