Maradona, Australia y el doping

“Gracias Dios” decía la tapa de la revista deportiva El Gráfico, en su edición especial del 18 de noviembre de 1993. Maradona con los brazos en alto, investido de virtudes divinas, un género común a la prensa argentina en los años ´80 y ´90. El héroe lo había hecho una vez más. La Selección Argentina, que había estado a punto de quedarse afuera de la Copa del Mundo dos meses antes con Maradona en la platea, le había ganado a Australia por 1 a 0 y había comprado su boleto, el último disponible, para el Mundial de Estados Unidos 1994.

Enfrentado públicamente con Julio Grondona desde que abandonó el cargo de entrenador de la Selección Argentina en 2010, Maradona despolvó en estos días una vieja historia oscura de aquel partido. "Grondona nos dijo una semana antes que podíamos tomar la sustancia que quisiéramos porque no iba a haber antidoping" relató Maradona, quien usó la metáfora del "café veloz" para referirse a la sustancia ingerida, incluso por él mismo. "Maradona no estuvo en las Eliminatorias y venía de un proceso de cumplir un problema de doping", le contestó Grondona, para justificar la falta de control.

Como hace algunos años ocurrió con el famoso bidón que Branco, el lateral brasileño, ingirió en el partido de la Copa del Mundo de 1990 entre Argentina y Brasil, Maradona relata una historia conocida, oscura, que descorre su velo al ser confirmada por un protagonista directo. "Eso no quiere decir que se abrió para que se doparan, que es lo que se quiere dar a entender", agregó Grondona. Visto a la distancia, el hecho adquiere mayor importancia al tratarse de un partido enmarcado dentro de una competencia de la FIFA y porque, al año siguiente, fue el propio Maradona quien abandonó el Mundial a raíz de un análisis con resultado positivo. La mirada complaciente de la FIFA en 1993 se tradujo en riguroso control un año más tarde, con una enfermera que incluso ingresó al campo de juego para llevar a Maradona al análisis de orina.

Esta actitud oscilante de la FIFA abona la teoría seguida por muchos del famoso complot contra la Argentina en 1994. Gianni Minà, periodista, escritor y director de cine italiano, dijo en 1994: “Cuando a la FIFA le venía bien Argentina, cuya presencia era indispensable para el éxito del mundial norteamericano, no anduvo con sutilezas… alguien tendría que explicarme por qué no se realizó control antidoping después de los partidos con Australia”. El escritor uruguayo Eduardo Galeano escribió luego de la exclusión de Maradona de la Copa del Mundo: “Maradona resucitó, y estaba siendo otra vez, por lejos, lo mejor de este Mundial. Pero la máquina de poder se la tenía jurada. El cantaba las cuarenta. Eso tiene su precio, y el precio se cobra al contado y sin descuentos”.

Complot o justicia, lo cierto es que el affeire doping expone los tejes y manejes de Julio Grondona, quien desde su lugar de vicepresidente de la FIFA logró evitar los controles en una competencia oficial, y de la propia FIFA, capaz de admitir deslices en el reglamento para empujar la presencia de Maradona, y de la Argentina, en la Copa del Mundo de Estados Unidos. Como si el deporte ajustara sus reglas a las necesidades del mercado deportivo.

A 18 años de aquel episodio, Maradona también queda herido, porque en su afán de ensuciar al enemigo reconoce que hizo trampa, al ingerir sustancias que favorecían un mejor rendimiento. En 1993 y 1994, formó parte bajo las reglas FIFA de la maquinaria mercantil que ya en ese entonces era el mundial de fútbol, necesario para penetrar con el deporte en Estados Unidos. “¿Por qué los jugadores no conocen las cuentas secretas de la FIFA, la todopoderosa multinacional del fútbol? ¿Por qué no pueden saber cuánto dinero producen sus piernas? ¿Por qué nunca los jugadores han sido consultados por la FIFA a la hora de tomar decisiones? ¿Por qué se alteran las reglas del fútbol sin que los jugadores puedan decir ni pío?” escribió Galeano luego del doping.

El presidente del Comité Organizador del Mundial ´94, Alan Rothenberg, había dicho antes del campeonato: “Yo no percibo ningún salario”. Luego del mundial, sería premiado con un bono de 3 millones de dólares, más algunos millones más que habtía recibido a modo de viáticos. A los tropiezos, la liga norteamericana vería la luz unos años más tarde. Maradona lloraba por televisión al grito de “me cortaron las piernas”.

1 comentario:

  1. cuantas pavadas juntas!!1) de haber existido complot , el mismo fue llevado a cabo durante los mundiales 82, 86, y 90,años en los cuales,admitido por el mismo, maradonona hacia uso frecuente de drogas"recreativas" y jamas salto un doping positivo ,en todo caso en el 94 dejo de haber complot!!complot seria si por ej le hubieran adulterado la muestra de orina! el analisis de dopaje reflejo la realidad no antes evidenciada de maradona.2)es muy poco serio o por lo menos de un limitadisimo poder de analisis pensar q la seleccion argentina era indispensable para la penetracion del futbol en usa!!(tipico razonamiento ombliguista argentino), por qw para noviembre del 93, fecjha de los juegos contra australia , ya estaban vendidos los derechos televisivos, y un porcentaje alto de entradas,un ej , entre tantos, rumania-suecia,estaba por reventar la cancha,y obviamente no estaban ni maradona ni arg!ademas con ese criterio erroneo tambien deberian haber arreglado q jueguen Francia e Inglaterra en el 94, selecciones no menos importantes q la de argentina, de hecho Francia ganaria el mundal siguiente y por ultimo, pregunto por q aun se le sigue dando importancia a lo q diga este tipo? o acaso no hay suficientes demostracinoes de los valores eticos, morales y de la forma en q se maneja por la vida como para seguir dandole importacia a sus balbuceantes declaraciones?

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