Al calor de las armas

El comienzo de 2010 no había presentado hasta aquí grandes novedades respecto a la violencia en el fútbol argentino, donde los incidentes y las muertes en los estadios ya son norma y paulatinamente pierden espacio en las noticias. Desde el comienzo del campeonato de Primera División, el 29 de enero, tres son los fallecidos en las canchas. Como de un tiempo a esta parte, la violencia seguida de muerte tiene en estos casos como protagonistas a hinchas del mismo equipo, que pelean como parte de fracciones que intentan ganar el poder y el negocio de la tribuna al calor de las armas. Las víctimas de estas disputas a veces son los que forman parte de la batalla y otras los que aparecen como partícipes secundarios.

Walter Gastón Cáceres, de 14 años, murió el 5 de febrero pasado cuando regresaba a Rosario en un micro repleto de hinchas de Newell´s, que fue atacado en plena ruta por otro grupo de simpatizantes. Una de las 100 balas que impactaron en el colectivo lo hirieron de muerte. José Mendoza, barra de Colón, falleció el 27 de febrero al recibir tres disparos de arma de fuego en pleno Barrio Centenario de Santa Fe, antes del partido entre los sabaleros y Rosario Central. La tercera y última víctima en lo que va del año es el policía Sergio Horacio Rodrígez, de 38 años, quien murió el 4 de marzo al quedar atrapado en medio de una feroz disputa entre barras de Estudiantes de La Plata, antes del partido frente a Argentinos. Pero la portación y el uso de las armas no es propiedad exclusiva de los barrabravas en la Argentina. Esa es la novedad de estos días.

Ayer, el diario Olé informó que un grupo de barras de Almirante Brown concurrieron al entrenamiento del lunes para “charlar” con Román Díaz, delantero del equipo. Tenían cosas que aclarar, ya que el sábado Díaz había golpeado a un barra que lo había amenazado tras el partido ante Defensores de Belgrano, que terminó 1 a 1. Tras la práctica, el delantero vio acercarse a los violentos y enseguida desenfundó un revolver 9 mm., que no llegó a disparar. Quizás Díaz se había inspirado en Gilbert Arenas, jugador de los Washington Wizards de la NBA, quien en medio de una discusión hace unos meses con su compañero Javaris Crittenton desenfundó un revolver en pleno vestuario.

Almirante Brown es un club que de un tiempo a esta parte es conocido por la violencia latente y material que se respira en sus tribunas. Desde hace unos años ya, la hinchada está dividida en dos grupos: “Los de Siempre” y “La 20 de junio”. Las dos fracciones tuvieron serios enfrentamientos en el pasado, a tal punto que no podían convivir en la misma popular. El momento de mayor furia se produjo en 2007, cuando serios incidentes en la tribuna de Almirante determinaron la suspensión del partido final ante Estudiantes de Caseros, por el ascenso a la B Nacional. Los enfrentamientos y la suspensión del encuentro le costaron un descuento de 18 puntos. En 2008 y parte de 2009, no se produjeron grandes enfrentamientos, pero en diciembre pasado, en el clásico ante Morón, hubo incidentes y hasta disparos. Los problemas comenzaron a repetirse.

Esta vez, las armas bajaron de la tribuna a la cancha y ya son empuñadas por jugadores. No es extraño en un fútbol donde la complicidad dirigencial con las barras va acompañada de protección política desde los organismos más altos del Estado. El propio Rubén Pérez, titular del Coprosede, el órgano que se encarga de la seguridad deportiva en la Provincia de Buenos Aires, fue acusado ante un juez de brindar protección a Fabián Gianotta, el líder de uno de los grupos que pelea por el liderazgo de la hinchada de Estudiantes. La causa se inició el 25 de junio pasado, cuando un grupo de la barra atacó a otro con disparos mientras se disputaba el partido entre Estudiantes y Nacional de Montevideo en La Plata. Por el hecho, ya fue echado y procesado el funcionario Osvaldo Américo Domínguez, acusado de liberar la zona y facilitar el ataque.

Barras, funcionarios, dirigentes, jugadores, policías, todos se envuelven en la red de la violencia del fútbol argentino, que pasó de la disputa entre hinchadas a batallas entre simpatizantes del mismo equipo y a apretadas corrientes a los jugadores propios. Todo sostenido en un apoyo político e institucional que da vía libre a estas prácticas y en un silencio de los directivos y de la gremial de futbolistas. No son buenos signos para el futuro.

1 comentario:

  1. la deuda en los clubes de futbol comenzo con la misma comercializacion del deporte, antes nunca se habai escuchado que algun clib este al borde de la quiebra, podia tener problemas economicos, pero lo solucionaban los mismo socios y adentro del club, no era necesario todo el chucherio de ahora, con juez de por medio, que no entiende nada de futbol y no sabe que bajando su martillo esta condenando al equipo en cuestion por minimo 10 años, o acaso alguien conoces algun club quebrado o gerenciado que haya salido campeon durante su fideicomiso? esto en argentina se volvio moneda corriente en los ultimos años, al igual que los grupos inversores que lo unico que hacen es quedarse con la mayoria de la plata de los pases y despues los clubes se quedan en bolas. ahora llego a europa con la crisis e incluso el manchester esta tecleando junto al liverpool, una lastima su historia no se merece eso, muy buen analisis un saludo

    http://fobal2000.blogspot.com

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