El Huracán de Cappa


El 10 de mayo pasado, Estudiantes y Huracán empataron 1 a 1 en el Estadio Único de La Plata. Cellay y Bolatti, ambos de cabeza, fueron los autores de los goles. En las tribunas locales se leyeron banderas agresivas hacia el técnico Cappa. Más allá del resultado, el encuentro reactualizó una vieja lucha de dos estilos futbolísticos, que tienen a Menotti y Bilardo como referentes, pero que atraviesan la historia del fútbol argentino desde su nacimiento. La victoria de Huracán el sábado por 2 a 1 ante Central y la presencia de Estudiantes en los cuartos de final de la Copa Libertadores pude ser una buena excusa para revisarlos.
En su artículo “Política e ideología de la Federación Deportiva Obrera”, Cristina Mateu analiza la concepción del deporte que tenía esta organización argentina en la década de 1920. La Federación concebía al deporte como un juego colectivo, en oposición a los grandes clubes locales que fomentaban el individualismo y la exaltación de la figura del crack.
La práctica deportiva de las clases altas estaba identificada como individualista, competitiva y mercantilista. No privilegiaba el juego en equipo y se apoyaba en sus propias estrellas. A esta idea se le contraponía un juego de carácter colectivo y solidario, que practicaban los trabajadores. Pero como es costumbre en la historia argentina, las clases bajas no tenían mucho eco en el resto de la sociedad. Hasta la década del 50, el estilo futbolístico identificado con la burguesía, que exaltaba la técnica del jugador por sobre todas las cosas, fue el que se impuso en el fútbol argentino.
El estilo moderno surge en el país luego del fracaso de las Selección Argentina en el mundial de Suecia en 1958. Los pobres resultados deportivos (Argentina fue eliminada en la primera fase) exigían adoptar nuevos modelos de organización táctica ya vigentes en Europa, que realcen el espíritu del equipo. Los jugadores debían entregarse a la disciplina y seguir perfectamente las indicaciones que partían del técnico en pos del bien del equipo. Las actividades de los futbolistas estaban precisamente reglamentadas tanto dentro como fuera de la cancha. Así es como en Argentina surgen las concertaciones, el cuidado en la alimentación y hasta la regulación de la activad sexual. Estas costumbres se mantienen hasta hoy.
“Cappa: gracias por el fútbol bien jugado” decía una bandera colgada por los hinchas de Huracán en Rosario. Huracán muestra un alto nivel de sus individualidades, principalmente de Bolatti, De Federico y Pastore. Por lo tanto, podría asociarse a este equipo al estilo tradicional del fútbol argentino, propio de principio de siglo. Pero Huracán muestra una organización que le permite recuperar el balón y construir juego asociado que no puede entenderse sin un trabajo previo del técnico. Aquí surgiría el estilo moderno antes mencionado.
Pero quizás la mayor virtud de Ángel Cappa no sean los planteos tácticos ni el hecho de dejar todo librado a sus propios jugadores. La importancia del técnico desde la conducción ha sido convencer a sus jugadores de sus propias posibilidades y a partir de eso construir sus estrategias colectivas. Cappa convenció a Araujo y a Arano de que pueden llegar al fondo y crear peligro, a Bolatti de que puede quitar y jugar, a De Federico de que puede patear al arco y colgarla de un ángulo, a Pastore de que puede tirar caños y hacer goles inolvidables.
Alguien dijo alguna vez que el fútbol es un estado de ánimo. La verdad que a los jugadores de Huracán se los ve jugar contentos y a sus hinchas aún más. Cappa puede estar orgulloso de lo que ha logrado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario