La escena se repite periódicamente en Argentina, como síntoma de la imposibilidad de resolver conflictos pacíficamente. De fondo, aparecen la falta de gestión política, los intereses económicos y electorales y la ausencia del Estado, que abandona a su suerte a miles de pobres e indigentes, que emergen a los ojos del gran público cada tanto, de la mano de alguna protesta social y, sobre todo, de alguna tragedia que los envuelve. En el medio de las disputas, el fútbol, como siempre en los últimos tiempos, aporta a sus hinchas más reconocibles, los barrabravas, capaces de intervenir cuando hay demostrar destreza en la lucha y precisión a la hora de los disparos.
A comienzos de la semana, un grupo de personas ocuparon el Parque Indoamericano, en Villa Soldati, sobre el sur de la ciudad de Buenos Aires. El martes, un operativo conjunto de la Policía Federal y la Metropolitana los desalojó con violencia, pero a las pocas horas el predio volvió a ser tomado. En el medio, la represión policial del martes dejó dos muertos: Bernardo Salgueiro, paraguayo de 22 años, y Rosemarie Cupeña, de 28 años, boliviana. Los enfrentamientos entre los ocupantes y los vecinos de la zona se sucedieron y el jueves se sumó una nueva víctima fatal, identificada como Juan Castañares Quispe, también boliviano, de 38 años. Padre de dos hijas, Castañares Quyispe recibió un disparo en el pecho. Elizabeth Ovidio, su viuda, denunció que los efectivos de la Policía Metropolitana les disparaban al grito “bolivianos de mierda, váyanse a su país". Ayer a la noche, un joven de 19 fue la cuarta víctima en medio de los incidentes. Mientras era llevado en ambulancia a un hospital, un grupo de personas detuvo el vehículo a los tiros, lo sacaron por la fuerza y lo remataron con un disparo en la cabeza.
Entre los hombres que disparaban contra los ocupantes del Parque Iberoamericano, las cámaras de televisión identificaron a Julio Carlos Capella, alias "Julito" y "Cabezón", ayer jugador de fútbol y hoy miembro de la barra brava de Huracán, del grupo conocido como “Plaza José C. Paz". Capella viajó al Mundial de Sudáfrica 2010, junto a otros compañeros de tribuna, y entre todos se integraron a Hinchadas Unidas Argentinas, el colectivo institucional de barras argentinos que estuvieron en la máxima cita del fútbol. Está casado con la hermana de Claudio "Cone" De Respinis y Pablo "Narigón" De Respinis, los dos jefes de la barra brava del Globo. Su padre Carlos es masajista del plantel de Boca y su hermano Matías trabaja en la utilería del club.
Como muchos barras que forman parte de las estructuras estatales, Capella trabaja en la Obra Social de los Empleados del Gobierno de la Ciudad (OSBA) y fue miembro de la Junta Electoral en las elecciones generales del Sindicato Único de Trabajadores de la Ciudad (SUTECBA), que se realizaron el año pasado. Trabajaría como personal de planta del sanatorio municipal Julio Méndez, de Caballito. Otro de los individuos que fue visto en imágenes portando armas y atacando a los ocupantes también es empleado de OSBA y dirigente del SUTECBA.
Capella habría vivido en Villa Soldati y aún conservaría algunos familiares en la zona. Su abogado Rodrigo González declaró que su cliente actuó en legítima defensa cuando los ocupantes del parque intentaban tomar un edificio cercano donde viven sus familiares. Finalmente, Capella se entregó ayer ante la justicia, donde reconoció ser la persona que aparece en las fotografías publicadas en los medios, con el torso desnudo, una gorra y pantalones deportivos rojos, pero explicó que el arma que se lo ve empuñando “es de juguete” y que no tenía capacidad de causar daño. Hasta el momento, Capella no está imputado de ningún delito, aunque sobre él podrían recaer cargos por “abuso de armas” y “amenazas”, aunque no por homicidio.
Lejos de ser un caso aislado, Capella formaría parte de la fuerza de choque formada por barras de Huracán y Deportivo Español creada por Chacho Álvarez, delegado del SUTECBA en la Dirección General de Administraciones de Infracciones del Gobierno Porteño, quien organizó la marcha del jueves, que terminó en un enfrentamiento entre vecinos de los edificios cercanos y ocupantes del Parque Indoamericano, y que dejó un muerto más para la lista. Luego, Álvarez apareció ante los medios como un vocero de la protesta. Tras echarse la culpa entre ellos, los dirigentes políticos de la Ciudad de Buenos Aires y de la Nación aun intentan solucionar el conflicto. La muerte y la barbarie quedarán para siempre.
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