"Kirchner no se fue de la cancha, está en el banco de suplentes" dijo en uno de sus discursos de esta semana la Presidente Argentina Cristina Fernández. Operado por un problema en la carótida derecha, el ex presidente y esposo de la actual titular del Poder Ejecutivo permaneció internado en el sanatorio Los Arcos de Buenos Aires por cuarto días. El miércoles fue dado de alta y retomó su actividad política. Encerrado en un cuarto de un sanatorio, Kirchner apenas si dio algunas instrucciones a sus asesores, pero no pudo continuar su trabajo diario en la arena política. La figura del banco de suplentes hecha por su mujer representa esa imposibilidad de participar, de influir, la sensación de estar quieto por obligación viendo pasar los sucesos.
“En Liverpool hay dos grandes equipos: el Liverpool y los suplentes del Liverpool” dijo alguna vez Bill Shankly, ex técnico de los Reds. Probablemente, Shankly intentaba motivar a sus dirigidos para que todos estén en su mejor nivel. Pero el banco de suplentes de un equipo representa más un castigo que un premio al trabajo. Eso deben sentir por estos días Roberto Abbondanzieri y Hugo Ibarra, históricos del Boca súper campeón entre 1998 y 2008, que este domingo no estarán en el equipo titular ante Atlético Tucumán. Ya pasados largamente los 30 años, emblemas de su equipo, con 29 títulos acumulados entre ambos, su salida es el punto de partida para la retirada del club de algunos jugadores que desde hace varios años vienen formando parte del primer equipo.
En la salida de Abbondanzieri e Ibarra se combinan aspectos futbolísticos e institucionales. El Pato regresó a Boca en 2009 tras su paso por el Getafe español y desde el inicio le costó transmitir la seguridad que daba en su paso anterior por el club. Poco ayudado por su defensa, no cometió gruesos errores, pero si vio entrar en su arco muchas pelotas sobre las que podría haber hecho algún esfuerzo superior, como el gol de Bernardi, de Newell´s, en la última fecha. Similar es el caso de Ibarra, que estuvo a punto de irse en julio pasado y finalmente se quedó por expreso pedido del entonces técnico Alfio Basile. Desde el torneo anterior, su nivel fue en general bajo, dando ventajas por su sector, lo que quedó claro por ejemplo en el gol de Castillejos, de Lanús, en la segunda fecha. El técnico Alves intenta legitimar su poder ante los jugadores con la salida de los históricos y parece estar en sintonía con los planes dirigenciales, que apuntan a un recambio en el plantel para dar mayor lugar a los jóvenes.
Los reemplazantes serán Javier García, en el caos del arquero, y Santiago Villafañe, en el lugar del lateral. Su escaso recorrido en primera revela que Abbondanzieri e Ibarra salieron más por sus propias deficiencias en el campo que por el buen nivel de sus reemplazantes. Esto se potencia aún en el caso del arquero, que cuando tuvo que actuar en la primera, en el tramo final del Apertura 2008, tuvo algunos errores importantes (recordar los partidos del triangular final ante San Lorenzo y Tigre) que a Boca casi le cuestan el título. Desde aquel fin de 2008 nunca más volvió jugar oficialmente. Su actuación de mañana estará especialmente bajo la lupa.
“En algún momento va a haber una reestructuración con respecto a los históricos, pero hay que ver en qué tiempo y cómo” dijo ayer Abbondanzieri por radio tras conocer que estará en el banco de suplentes. El paso del tiempo y el bajo nivel de los más grandes dan lugar a los cambios que se dieron y que vendrán. En Boca, parece ser el tiempo donde los jóvenes (Viatri, Mouche, Erbes, Muñoz, Gaitán, Chávez, Villafañe y García, entre otros) sean mayoría y los que estén adelante en la conformación del equipo. El técnico Alves, ídolo del club y proveniente de la divisiones inferiores, potencia el proceso ya que parece lógico que se recueste sobre aquellos futbolistas que formó tiempo atrás.
“Hay muchos problemas más graves, salen dos jugadores de fútbol, no dos militares que mataron gente” finalizó Abbondanzieri, en sabias palabras para desdramatizar la situación. En la cancha se verá si la decisión de Alves fue la correcta, si los que entraron muestran un mejor nivel que los salieron. Mientras tanto, será necesario comprender que los procesos tienen su tiempo y que los juveniles, y el equipo en general, necesitan el suyo para alcanzar su nivel. Porque probablemente los problemas de Boca, los deportivos y los dirigenciales, excedan largamente a Abbondanzieri e Ibarra.
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