Vancouver 2010

Los Juego Olímpicos de Invierno fueron noticia en estos días más por la muerte del georgiano Nodar Kumaritashvili que por la participación de los casi 2700 atletas, en 15 disciplinas diferentes, y sus resultados. Ese es el modo que tienen los medios masivos no dedicados específicamente al deporte de conectarse con un acontecimiento que en muchos países no resulta especialmente convocante. Kumaritashvili salió disparado de su trineo mientras practicaba luge a 145 km/h y falleció en el acto tras estrellarse contra un pilar de cemento. La imagen televisiva de la tragedia ocupó muchos más minutos televisivos que las competencias propiamente dichas. Una columna del periodista Ezequiel Fernandez Moores en canchallena.com esta semana abordó algunos aspectos tangenciales de los Juegos que se desarrollan en Vancouver y recibió muchos comentarios a favor y en contra a partir de muchos de los datos allí aportados, en especial sobre ciertas persecuciones contra algunos periodistas, personalidades y organizaciones críticas hacia la fiesta deportiva. Además, se cuestionaba el trato que las autoridades le dispensaban a muchos de las personas que noche a noche duermen en las calles de la ciudad de Vancouver, como si quisieran correrlos de los ojos del gran público mientras dura la competencia.

Indefectiblemente, un acontecimiento deportivo de la envergadura de los Juegos Olímpicos, aunque sean de invierno, se convierten en un hecho social que puede ser abordado bajo múltiples miradas. Es correcto que así sea, ya que el espacio deportivo indefectiblemente está relacionado con el espacio social en que se expresa. Poner en primer plano las competencias deportivas, mirar el medallero, es una mirada posible. Allí, Estados Unidos ocupa el primer puesto por encima de Alemania y Noruega. Tomar en cuenta el impacto que tendrá el acontecimiento en el país que lo alberga es otro modo de acercamiento al fenómeno, y eso no es menor. Se calcula que Canadá recibirá 250 mil visitantes durante los Juegos y que unos 3000 millones de personas los verán por televisión. Otra posibilidad es intentar determinar cómo semejante gesta deportiva afecta a los habitantes de la ciudad que recibe los Juegos, lo cual también puede resultar interesante.

Este último punto tampoco es menor en el caso canadiense, que tiene como antecedente la organización de los Juegos Olímpicos de Montreal en 1976. Cuando comenzó aquella competencia, el Estadio Olímpico y dos hoteles destinados a los deportistas no estaban terminados. Una vez finalizados los Juegos, el gobierno creó una lotería e impuso impuestos adicionales sobre el tabaco y las bebidas alcohólicas con el objetivo de enfrentar la deuda que había adquirido la ciudad para recibir a la fiesta deportiva. Los ciudadanos de Montreal terminaron de pagar en 2006 los más de 1000 millones de dólares que costaron aquellos Juegos, que dejaron un déficit de más de 600 millones de dólares. El entonces Ministro de Economía de la Provincia de Québec, Claude Charron, dijo: “Es una herencia monstruosa, nacida de unos gastos desaforados, que no tienen justificaciones sociales ni realidades económicas”.

Pasaron tres décadas ya de aquellos Juegos que consagraron a la gimnasta rumana Nadia Comaneci, quien con tan sólo 14 años consiguió cuatro medallas de oro. Sin embargo, las cuestiones económicas siguen siendo un tema de debate en Vancouver. Desde hace tiempo surgieron voces críticas al presupuesto millonario destinado para organizar los Juegos Olímpicos de 2010, como la Red de Resistencia Olímpica. El costo de la organización fue subiendo paulatinamente y ya hace un año el diario The Vancouver Sun publicó que los gastos finales alcanzarían los 6000 millones de dólares, lo que implicaría un déficit importante que deberían pagar los contribuyentes del estado de British Columbia. Encuestas previas realizadas entre los ciudadanos de Vancouver concluyeron que el 69 % de los habitantes no estaban a favor de semejantes inversiones para la competencia deportiva. El apoyo a la realización de los Juegos fue decayendo hasta alcanzar el 50 % de la población. Llamativamente, mientras se acercaba la ceremonia de apertura, el apoyo de la población decrecía. Una manifestación con cerca de 1000 personas se acercó a las puertas del estadio BC Palace durante la inauguración de los Juegos.

No son llamativos los datos si tiene en cuenta que el gobierno cerró algunas escuelas durante la competencia y despidió a centenares de profesores y funcionarios de la administración pública con el objetivo de achicar gastos. Los Juegos terminarán costando casi 10 veces lo presupuestado inicialmente. En un principio, los beneficios alcanzarían los 10 mil millones pero, crisis económica mediante, se redujeron a 1000 millones de dólares. Algunos gastos millonarios en organización y obras de infraestructura abonan las teorías críticas contra el comité organizador. En la villa olímpica destinada a albergar a los atletas se invirtieron 100 millones más de lo pautado. El presupuesto de seguridad se había establecido en 175 millones de dólares y finalmente se le destinará 900 millones. El resultado de semejante inversión se ve en los miles de policías dispersados por Vancouver y en los helicópteros que la sobrevuelan.

Como un caso de psicoanálisis, la historia de Montreal 1976 (que terminó con las cuentas en cero en 2006) podría repetirse en Vancouver 2010. Otra ciudad, otras disciplinas, otros organizadores, pero igual desequilibrio de cuentas y gastos exorbitantes. En el medio se ubican los deportistas, que como cada cuatro años exponen sus sueños y sacrificios en pos de la gloria hecha medalla. Rodeados de tantos millones invertidos en la fiesta, muchos de ellos ni cuenten con todo el apoyo suficiente para prepararse en buenas condiciones para la competencia. Pero los Juegos Olímpicos no son sólo un acontecimiento deportivo y probablemente en eso radique gran parte de su riqueza y encanto. En la alegría, la tristeza, las ilusiones, las gotas de sudor, la muerte, los presupuestos, los gastos, los críticos, la política y la economía entre otras cosas se esconde la magia de Vancouver 2010.

1 comentario:

  1. mmh , olimpiada de ricos ,


    aqui mandaron a un esquiador que terminó en lugar 86 de 70 ,

    argentina compite en estas cosas? sospecho que tienen mas hielo que nosotros.

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