La duda no fue un problema sino una solución para Fernando Miele. El ex presidente de San Lorenzo fue absuelto este martes por ese beneficio en el juicio que se le seguía por defraudación por administración fraudulenta como presidente del club y no irá a la cárcel. Pese a que los abogados querellantes confiaban en una condena, los integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 25, compuesto por Carlos Binda, Rodolfo Bustos Lambert y Rodolfo Goemer, concluyeron que no había pruebas suficientes y decidieron la absolución. En la lectura del fallo, el Tribunal citó el artículo 3º del Código Procesal Penal, “el in dubio pro reo”, esto es que, en caso de duda, se beneficiará al imputado. Tanto la querella, que había pedido cuatro años de prisión para Miele, como la fiscalía, que había solicitado tres, podrán apelar la medida. "Me quisieron borrar de la historia de San Lorenzo y no pudieron" dijo el ex presidente a la salida del juicio.
La denuncia había sido presentada hace 8 años por la gestión de Alberto Guil, sucesor de Miele en la presidencia. Además, la Asamblea de Representantes de San Lorenzo había decidido su expulsión como socio del club en 2003 con 42 votos sobre 60. La denuncia penal se realizó por 15 hechos fraudulentos, de los cueles en el juicio, comenzado en diciembre pasado, finalmente quedaron firmes 8. Entre las acusaciones a Miele, se destacaban la desaparición de las recaudaciones del tramo final de la Copa Mercosur en 2001, el depósito en una cuenta de su empresa de los cheques por el préstamo del arquero Gustavo Campagnuolo a Racing, los porcentajes cedidos de palabra o por manuscritos a favor de intermediarios en la venta de Sebastián Abreu a España, el cambio de documentos a intereses usurarios en cuevas financieras e irregularidades en la operación del español Artero López. En este caso, se habría dispuesto cederlo al Dundee de Escocia a préstamo sin cargo, pero luego en un documento la transferencia aparecía hecha de forma definitiva. Más allá de lo que dictaminó la justicia, es necesario recordar algunas cuestiones que involucraron al personaje.
En la década del ´80, tras una próspera carrera como despachante de aduana, el empresario Fernando Miele era dueño de Preveza, una importante empresa de fletes marítimos. Por su trabajo, pasaba gran parte del tiempo en Nueva York, desde donde muchos fines de semana viajaba especialmente para ver a San Lorenzo, el club de sus amores. Comenzó a involucrarse en la vida política del club de la mano de su amigo Héctor Veira, quien en ese entonces era el técnico del equipo de primera. El Bambino necesitaba un delantero para reforzar el ataque y fue Miele quien en 1984 puso el dinero necesario para comprarle a Racing de Córdoba el pase de Luis Antonio Amuchástegui, más conocido como “La Araña”. En 1986, Miele decidió presentarse como candidato a presidente y ganó las elecciones por 250 votos. El estado del club era más que preocupante, sin cancha propia y acosado por las deudas.
La construcción de un nuevo estadio en los predios que San Lorenzo tenía en el Bajo Flores fue el caballito de batalla de Miele. En diciembre de 1993, cumplió su palabra al inaugurar el Nuevo Gasómetro, la nueva casa del Ciclón, a un costo de 20 millones de dólares. En 1995, San Lorenzo, dirigido por Veira, conseguiría un nuevo campeonato después de 21 años. Con cancha nueva y un título bajo el brazo, Miele gozaba de una alta popularidad por parte de los hinchas cuervos.
Pero nada es eterno y su reputación comenzó a declinar. Siempre ligado al presidente Carlos Menem (al que nombró socio honorario del club y le permitió jugar un partido en el Nuevo Gasómetro con la camiseta de San Lorenzo), Miele abrazó el discurso neoliberal y comenzó a insistir en la llegada de capitales privados como la salvación para los clubes de fútbol. En 1996, firmó un contrato con la empresa San Lorenzo 2000, subsidiaria de Nuevos Clubes Argentinos (NCA), quien se hizo cargo del manejo de la Ciudad Deportiva del club y del Polideportivo de Avenida La Plata. La quiebra del Banco Patricios en 1999 fue una sentencia de muerte para NCA ya que era su sostén económico, por lo que la gerenciadora se declaró en convocatoria de acreedores. Pero Miele insistió en su receta al firmar un nuevo convenio con la empresa Administración Deportiva (ADSA) para el gerenciamiento de algunas actividades del club.
Sin embargo, el presidente estaba decidido a profundizar sus ideas privatistas. En 2000, intentó avanzar en un acuerdo con la empresa suiza ISL Worldwide para la explotación por 10 años de diferentes derechos comerciales que el club. Tras varias manifestaciones de repudio de los socios y simpatizantes, el 1º de diciembre de 2000 la Asamblea de Representantes se disponía a aprobar el convenio. Afuera, un grupo importante de hinchas intentó ingresar al club pero fue reprimido con balas de goma por la policía. Con un final escandaloso, el contrato con ISL fue aprobado, pero nunca entraría en vigencia. Poco tiempo después, la firma suiza, que también tenía un convenio similar con la FIFA, quebraría, provocando un sismo en la casa madre del fútbol mundial. Al año siguiente, Miele perdería las elecciones y se alejaría para siempre de San Lorenzo. Abandonó su cargo dejando una deuda de al menos 43 millones de pesos.
Además de Miele, dirigentes de Racing, River, Nueva Chicago, Newell´s, Rosario Central y hasta el propio Julio Grondona fueron, o son, investigados por la justicia administración fraudulenta. Sin embargo, hasta ahora ningún dirigente del fútbol argentino recibió una condena de la justicia bajo esa figura legal, y eso que varios han hecho méritos para merecerla. Resulta curioso para un fútbol con directivos estrechamente vinculados con las barras bravas y que manejan clubes que sólo en Primera División tienen deudas por cerca de 250 millones de dólares. Como tantas veces en la Argentina, en el caso de Fernando Miele la justicia no encontró culpables. Pero el ex presidente de San Lorenzo quedará en la historia como el primer ex dirigentes de un club de fútbol que se sentó ante un tribunal de justicia para ser juzgado por su gestión. Fue la primera vez que una administración de un club del fútbol argentino accionó contra su antecesora. Esta vez no fue el caso, pero alguna vez habrá justicia.
Si Carlos Binda, Rodolfo Bustos Lambert y Rodolfo Goemer fueran hinchas del globo, sin duda que estaria preso. jeje
ResponderEliminarSaludos.