Boca – River siempre es un buen plato para el sábado a la noche. La escasez de fútbol en el verano elevaba la expectativa por un partido que, si bien se trataba de un amistoso, presentaba en el campo a la mayoría de los jugadores titulares de ambos equipos. Y allí vamos los fanáticos futboleros, a poblar la cancha o sentarnos frente a la tele para seguirlo.
Al fin y al cabo, Boca - River es el partido insignia del torneo argentino. Ese que más expectativa genera en todo el país, el que más atención mediática concentra y uno de los más famosos en el mundo. Cada duelo carga con un poder simbólico, mayor o menor según el caso. En la pretemporada, no existe una recompensa fáctica para el ganador (léase tres puntos para sumar en la tabla). Sólo algún trofeo simbólico de ocasión, como el que esta vez recibió el nombre de Luis Nofal, en honor al empresario televisivo fallecido hace pocos meses. Sin embargo, en los últimos años, algunos partidos de esta época determinaron la salida de algunos entrenadores, como en su momento Ramón Díaz y Alfio Basile, por lo que puede concluirse que en estos casos también hay mucho en juego, aunque no precisamente tres puntos.
Pese a su carácter amistoso, el partido jugado ayer en Mar del Plata heredó de los grandes duelos la fricción en la mitad de la cancha y en esa zona, en el primer tiempo, Boca ganó la batalla. Somoza y Rivero parecieron una dupla central con años en la primera xeneize y anularon así a Lamela y Lanzzini, los creativos de River. Pese a colocar más gente en ese sector, los millonarios fueron superados. Adelante, Mouche puso las ganas de siempre y Palermo fue preciso en los metros finales, para asistir a Colazo en el primer gol y para cabecear abajo en segundo. Pese a no generar tanto peligro, Boca siempre pareció controlar el partido. Fueron frecuentes las situaciones donde futbolistas millonarios en ataque quedaban atrapados entre dos rivales, aislados de sus compañeros. Las imágenes de Pavone poniendo el cuerpo, luchando contra varios en soledad, fueron constantes. De peligro real, muy poco.
En la segunda parte, el partido ganó en desorden, sobre todo del lado de River, mientras Boca consolidó su poder defensivo. Palermo tuvo dos claras y River generó algún peligro aislado, generalmente con pelotas detenidas o arrestos individuales, que encontraron una buena respuesta en el arquero García. Sin embargo, bastante antes del final dio la sensación que el resultado estaba sellado y así fue finalmente, con un claro 2 a 0 para los xeneizes. La fricción y cierto desorden volvieron tedioso el último tramo del partido. Ahí nos acordamos que, al final, se trataba de una amistoso, y que ya podía ensayarse un zapping en la tele. Algo bueno debería encontrarse porque, al fin y al cabo, era sábado a la noche.
Un partido muy entretenido lastima no poder haberlo visto hasta el final.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Javier quería felicitarte ya que tuve la gratísima sorpresa de encontrar a PELOTA AFUERA en la lista de Blogs dentro de la Home Page de Canchallena.
ResponderEliminarFelicitaciones!!!