Probablemente, al pintor Vincent van Gogh no se le hubiese ocurrido dibujar pelotas de fútbol o estadios colmados cuando se instaló en la ciudad francesa de Arlés. Al llegar allí en 1888, el pintor holandés quedó cautivado por los paisajes que formaban las plantaciones agrícolas de la región de Provenza, que quedaron inmortalizados en más de 300 pinturas y dibujos. En Arlés, al sur de Francia, Van Gogh tuvo su famosa discusión con su colega Paul Gaughen, donde se cortaría la oreja, y allí moriría tras dispararse una bala en el pecho en 1890. Conocida por las pinturas de Van Gogh, sus grandes monumentos y las corridas de toros, la ciudad de 60 mil habitantes se da el gusto por estos días de disfrutar por primera vez en la historia de un equipo en la League 1, la máxima categoría del fútbol francés.
El Athlétic Club Arlésien fue fundado en 1913 con la fusión de tres clubes de la ciudad. Históricamente, el equipo deambuló por las ligas menores del país y registraba entre sus mejores logros los cuartos de final de la Copa Francia en 1970 y 1973. Entre 1990 y 1994, sufrió tres descensos, hasta llegar a participar de las competencias regionales. En el siglo XXI llegaría su época dorada.
El artífice del renacimiento del Arles fue el técnico Michel Estevan, quien se hizo cargo del equipo en 2005, cuando aún participaba de una liga amateur. Antes de dedicarse a la dirección técnica, Estevan había trabajado como policía, como asesor financiero y había dirigido una revista dedicada a los bienes raíces. Simultáneamente, ejerció como futbolista con escaso suceso. En su primer año al frente del equipo, el Arles logró el ascenso a la cuarta categoría del fútbol francés. Al año siguiente, repitió y subió a tercera. En su primera temporada allí, el equipo terminó octavo, pero al año siguiente alcanzó el tercer lugar y se aseguró una plaza en la League 2, la segunda categoría del fútbol galo.
Ya en 2009, el equipo debió profesionalizarse para afrontar el campeonato de segunda división. Su estadio para 2.000 personas era demasiado pequeño, por lo que el Arles selló su alianza con el Avignon 84 y pasó a denominarse Athlétic Club Arles - Avignon. A partir de entonces, el equipo fue local en el estadio Parque de los Deportes de la vecina ciudad de Avignon, que contaba con una capacidad para más de 7.000 espectadores. El Arles afrontó la liga con el presupuesto más bajo de todos los participantes. En ese entonces, ya acarreaba problemas financieros producto del rápido crecimiento, que casi le impiden participar de la competencia.
Pese a que volvía a jugar en la League 2 después de más de 30 años y a los escasos recursos con que contaba, otra vez el Arles produjo el milagro. Después de 38 fechas, quedó en tercer lugar detrás del Caen y del Brest y se aseguró una plaza en primera. Los cuatro ascensos en cinco años le permitieron llegar a la máxima categoría por primera vez en su historia. Con sus 10 millones de euros de presupuesto, actualmente lucha contra los más poderosos, como el campeón Olympique de Marsella, que en el último receso gastó más de 30 millones sólo en comprar a los delanteros Loic Remy y André-Pierre Gignac.
Para esta temporada, el club ha invertido en algunos fichajes como el español Álvaro Mejía y Francisco Pavón, dos ex Real Madrid, el griego Angelos Charisteas y los argelinos Hameur Bouazza y Ghilas. También contrató a Robert Duverne, el preparador físico de la selección francesa en el Mundial de Sudáfrica, que tuvo un altercado con el capitán Patrice Evra que casi termina a las piñas. Pero a fin de septiembre, tras un comienzo con seis derrotas consecutivas en el campeonato, Estevan y Duverne abandonaron el club. Aún continua en el fondo de la tabla, pero sabedor de milagros, el Arles - Avignon afronta su desafío más importante: mantenerse en la primera división del fútbol francés. Si lo logra, será para ponerlo en un cuadrito.
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