El Super Bowl y la censura

Según las estadísticas, un adulto norteamericano pasa 99 horas al año leyendo libros y 1.460 mirando televisión. Probablemente, ésa sea una de las razones que expliquen los más de 100 millones de televidentes que tendrá hoy la final del fútbol americano, conocida como Super Bowl, entre Indianápolis Colts y New Orleans Saints. El evento deportivo anual más importante de los Estados Unidos, que tendrá lugar en Miami, cuenta en las páginas de Internet con entradas a precios que alcanzan los 1.400 dólares y más aún. La estrella de cine porno Katie Michales ofreció acompañamiento al partido, ubicación privilegiada y entrada para la fiesta previa, a cambio de 10 mil dólares. Por sólo 30 segundos de pantalla, los anunciantes pagarán a la cadena CBS más de 2,5 millones. En la página Sportbowl.com ya se cruzan las apuestas sobre cuál será el mejor spot.

Al ser el acontecimiento de mayor audiencia de los Estados Unidos, las principales marcas aprovechan el alto rating para pautar y, en muchos casos, estrenar nuevos anuncios. Esto sucede principalmente en el entretiempo del partido, donde tiene lugar un show musical en el estadio (esta vez se presentará The Who) y donde la audiencia alcanza su punto más alto, por lo que además sube el valor del segundo televisivo. En 2009, la cadena NBC facturó 261 millones de dólares gracias a los más de 30 anunciantes que pusieron dinero para exhibir sus productos. Aunque siempre es necesario pasar un filtro para alcanzar el aire. Este año, CBS decidió no emitir dos anuncios por su contenido homosexual. En uno de ellos, de la agencia de citas mancrunch.com, aparecen dos amigos que se abrazan y se besan mientras miran un partido y comen papas fritas. En el otro, de la agencia de dominios de Internet GoDaddy.com, se muestra a un jugador profesional que tiene una doble vida, ya que además de jugar al fútbol se dedica a diseñar ropa interior femenina. CBS consideró que los spots tratan temas "delicados" y ha impedido su emisión. Los que tuvieron mejor suerte fueron los cristianos conservadores a cargo de focusonthefamily.com, ya que CBS accedió a emitir su anuncio antiabortista pese a las críticas de algunas asociaciones en defensa de la mujer.

En 2004, Moveon.org, una organización cibernética que estaba en contra de las guerras llevadas a cabo por Estados Unidos, intentó comprar un espacio en la transmisión del Super Bowl. El anuncio criticaba las políticas económicas del entonces presidente George W. Bush, en especial el déficit fiscal, que ese año alcanzó los 500 mil millones de dólares. A CBS la propaganda no le pareció pertinente. Ese mismo año fue muy importante respecto a la censura. Allí, la cantante Janet Jackson dejó un pecho al descubierto al final de la canción que interpretaba junto a Justin Timberlake en el entretiempo del partido. Por el hecho, la Comisión Federal de Comunicación recibió 540.000 cartas de protesta, muchas de ellas de grupos conservadores, e impuso a la CBS, que transmitía el evento, una multa de más de 500 mil dólares por violar las leyes de decencia durante un espectáculo público. Desde entonces, las cadenas norteamericanas decidieron que muchos de los eventos transmitidos en directo sufrirían un retraso de algunos minutos para chequear que todo lo sucedido en el lugar pudiera ser emitido bajo las leyes de la moral y del buen gusto. Lo que no fuera conveniente, sería censurado.

Esto lo sufrieron los Rolling Stones en 2006, cuando acordaron silenciar algunas palabras de sus canciones por sus metáforas sexuales. En “Start me up”, el micrófono se apagó cuando Jagger cantó la palabra "cocks" (que aunque significa pollos también se utiliza para designar el órgano sexual masculino). En “Rough justice” le tocó el silencio al verbo "come", utilizado en una frase en la que el cantante se dirige a una mujer que podría hacer llegar al éxtasis hasta a un muerto. En 1977, los Stones habían aceptado cambiar la letra de una de sus canciones a cambio de aparecer en el programa de Ed Sullivan, de la televisión norteamericana. Casi 20 años después, pocas cosas habían cambiado.

Con millones de televidentes, con cientos de millones en publicidad, el evento deportivo de mayor audiencia del mundo tendrá mañana su 44° edición. Al estilo norteamericano, el deporte se convierte al registro del espectáculo para hacerse más atractivo. Noam Chomsky, lingüista y politólogo norteamericano, señaló alguna vez que para comprobar que el ciudadano estadounidense no era un idiota bastaba con sintonizar algún programa de deportes de radio y escuchar la increíble cantidad de hechos que sus participantes podían recordar. El problema sería que muchas veces la mente no recibiría estímulos suficientemente interesantes. “Nuestro reto es encontrar la manera de convertir a la política en algo tan apasionante y atractivo como los deportes” agregó Chomsky. Mientras la censura siga imponiéndose en las transmisiones televisivas, como una forma de preservar el mundo de sus “impurezas”, el deporte televisado será cada vez más distinto al mundo real. Y quizás por eso tenga tanta audiencia.

Aquí la publicdad de mancrunch.com que fue censurada:

1 comentario: