La vuelta de Guillermo a Gimnasia (LP) y el amor a la camiseta

Hoy en día son pocos los jugadores en Argentina capaces de encender por sí solos la ilusión de una hinchada. Aquellos que se destacan por sobre el resto y son capaces de cargarse en las espaldas gran parte de la responsabilidad por los destinos de un equipo. Y cuando esa circunstancia se da por un futbolista llegado a un club movilizado por el amor a la camiseta, la situación se envuelve de cierto romanticismo poco común en estos tiempos.

Primero el veterano dirigente Héctor Delmar se impuso en las elecciones de Gimnasia (LP) y volvió a la presidencia a fin de 2010. Luego Delmar contrató como entrenador a Ángel Cappa. Finalmente, el fútbol de pelota al piso y toque de Cappa actuó como imán para seducir a Guillermo Barros Schelotto, ídolo histórico del club, quien a sus 37 años decidió retornar al equipo que lo vio nacer después de 13 años. Se desató así una euforia entre los hinchas, quiénes en los últimos años ven como el equipo no puede salir de la lucha por mantener la categoría.

Guillermo Barros Schelotto debutó en la primera de Gimnasia (LP) en 1991, en la victoria frente a Independiente por 3-2. Allí ganó el Torneo Centenario (único oficial en la historia del club) y consiguió dos subcampeonatos, en 1995 y 1996. En 1997 fue vendido a Boca, donde permaneció 10 años y consiguió 16 títulos.

En su primer ciclo en el Lobo platense convirtió 45 goles. Aunque más allá de los números, desde su debut se mostró como un delantero hábil, gambeteador y efectivo para desbordar a las defensas y asistir a su compañero de ataque. Esas características las mostró a lo largo de los sus 19 años de trayectoria y son las que se verán, en mayor o menor medida, en la vuelta al club que lo vio nacer.

La euforia de los fanáticos y de los medios de prensa probablemente tenga con los distintos relatos históricos del fútbol argentino que se expresan alrededor de Guillermo Barros Schelotto: la del wing pegado a la banda, la del futbolista símbolo de un equipo, la del ídolo que retorna al club por amor a la camiseta, cuando las circunstancias lo invitarían a quedarse en su casa. El conjunto platense se encuentra actualmente en zona de promoción, cuatro puntos por debajo de Huracán y a 8 de River

Pese a las ilusiones de los hinchas, poco se sabe de nivel futbolístico real reciente. En su última etapa en Boca, fue relegado al banco por Rodrigo Palacio. Fueron varios los técnicos que lo dejaron afuera del once titular: Benítez, Lavolpe, Russo y Basile. Tras varias temporadas en el banco, decidió tener un final de carrera desestresante, en una liga liviana como la de Estados Unidos, con algunas estrellas mundiales cerca del adiós y jóvenes voluntariosos más corredores que habilidosos. Allí pudo destacarse, consiguió un campeonato y fue elegido como el mejor jugador de la temporada 2008. Hace poco más de tres meses anunció en un diario que su último partido se aproximaba. Pero Cappa y el amor por Gimnasia (LP) pudo más y retornó al bosque para jugar un semestre más.

“Yo no soy ni un mesías ni un salvador. A Gimnasia lo vamos a salvar entre todos, el equipo, la gente, los dirigentes. Tenemos que volver a recuperar la identidad que perdimos hace 13 años" dijo al llegar de vuelta a Gimnasia (LP). Más allá de la responsabilidad grupal, una multitud de hinchas se acercó a presenciar los partidos de práctica de la pretemporada. Más de 6 mil fanáticos fueron a ver el encuentro ante Danubio, de Uruguay, y 15 mil el empate 1 a 1 con Lanús. Pocos jugadores por sí mismos son capaces de despertar semejante pasión, más en un equipo que en los últimos años se acomoda al fondo de la tabla. El Mellizo deberá ahora escribir su último relato.

Aquí un golazo de Guillermo en su primera etapa en Gimnasia (LP):