(Des)Grecias

El éxito de los Juego Olímpicos de Atenas en 1896 fue tal que, en su discurso de clausura, el rey Jorge I pidió que la competencia se celebrase para siempre en Atenas. Sin embargo, el barón Pierre de Coubertin no escuchó el pedido y los Juego Olímpicos se disputan desde entonces en sedes rotativas. En aquella ocasión, el gobierno griego se negó a prestar apoyo económico y la competencia fue posible por el aporte de casi un millón de dracmas de la época donados por el millonario arquitecto griego Georgios Averoff. Con ese dinero, se pudieron construir las instalaciones necesarias para los Juegos. Por los problemas económicos que afrontaba el país, a los vencedores no se les entregaron medallas de oro sino de plata, mientras que los segundos clasificados recibieron una presea de bronce y los terceros sólo se quedaron con un diploma.

Más de un siglo después, en 2004, Atenas volvió a recibir a los Juegos Olímpicos. La situación económica del país era más próspera que en 1896, por lo que el gobierno estableció un presupuesto de 4.640 millones de euros para la competencia, de los cuales 1.200 serían destinados a la seguridad. Pero los gastos crecieron más de lo debido. Según algunas estimaciones, el costo final de los Juegos de 2004 ascendió hasta los 7000 millones de euros. A esto deberían agregarse algunos proyectos de infraestructura no incluidos en el presupuesto olímpico, como la autopista del Atica, el tranvía de Atenas, el tren suburbano, las diversas extensiones del tren subterráneo y el gran paseo arqueológico del centro de la ciudad, que en total alcanzarían los 3.500 millones.

Contrariamente a otros países organizadores, en 2004 Grecia no recurrió al sector privado para la construcción de las obras para los Juegos. La única excepción fue el estadio de fútbol de Karaiskaki, en Atenas. Así fue como el incremento en el presupuesto olímpico debió ser costeado por los contribuyentes. Georgios Papandreu, el jefe del gobierno griego, reconoció el estado de ruina nacional heredado de los años de gobierno del partido Nueva Democracia, que se mantuvo en el poder hasta 2009. "Desde los Juegos Olímpicos de 2004, el Estado griego duplicó su función pública. Durante cinco años, hemos tenido una segunda Administración". Hoy, Grecia tiene una deuda externa que supera los 200 mil millones de euros. Al ver que Grecia debía afrontar un pago el próximo 19 de mayo y que no disponía de dinero para hacerlo, los países de la Unión Europea (UE), junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI), acordaron otorgar ayuda financiera por 110 mil millones.

Pero el plan de salvataje económico externo vino acompañado de exigencias en la política interna, conformadas por las viejas recetas que históricamente impone el FMI: recortes en el sector público y aumento generalizado de los impuestos. Así, las medidas impulsadas por el gobierno del socialista de Papandreu y aprobadas por el parlamento incluyen el recorte del 16% de los salarios públicos, reducción de las pensiones, elevación de la edad de jubilación hasta los 67 años y un aumento del IVA que lo lleva hasta el 23 %. La tasa de desempleo podría alcanzar el 20 %. “La decisión es entre el derrumbe y la salvación”, dijo el ministro de finanzas, George Papaconstantinou, para impulsar el nuevo plan económico, presentado desde el poder como la
única vía posible.

Las respuestas fueron aquellas que llenaron las pantallas durante la última semana. Huelgas generales; marchas multitudinarias en Atenas, Salónica, Patras y Ioanina; ciudades convertidas en campos de batalla con enfrentamientos entre los manifestantes y la policía; tres muertos tras una ataque al banco Marfin Egnatia y decenas de heridos y detenidos. Postales de una situación extrema que se decide en los despachos y se dirime en la calle, como el espacio que expone la resistencia y el conflicto ante un plan que ataca principalmente a las clases medias y bajas, que actuaron como el sustento del actual gobierno socialista. Como siempre en estos casos, las crisis las generan los poderosos y las pagan los más desprotegidos.

El fútbol griego tuvo su primera aparición ante el gran público en 1971, cuando el Panathinaikos perdió la final de la Copa de Europa ante el Ajax de Johan Cruyff. Incluso el club griego disputó la final de la Copa Intercontinental ante Nacional de Montevideo, ya que los holandeses desistieron de participar. En aquel entonces, la victoria fue para los uruguayos. El segundo gran golpe griego sucedió en 2004, cuando la selección nacional dirigida por el alemán Otto Rehhagel venció al local Portugal y se coronó campeón de la Euro. En la Liga local, recientemente el Panathinaikos volvió a consagrarse campeón luego de cinco años de dominio de Olympiakos. Entre los dos equipos se reparten más del 70 % de los títulos de la historia del fútbol griego. La liga creció en los últimos años a partir de la llegada de dinero fresco, que le permitió contar con algunas figuras como Rivaldo (jugó en Olympiakos entre 2004 y 2008) y como el brasileño Gilberto Silva y el francés Cissé (figuras del reciente campeón Panathinaikos). Es una incógnita si los clubes podrán sostener a los jugadores más importantes luego de la crisis. Lo mismo podría pasar en la liga de básquet, una de las top de Europa.

“El deporte distiende en el hombre los resortes tensos por la cólera de la cuestión social” afirmó el barón Pierre de Coubertin en 1921, como una forma de justificar el desarrollo de los Juegos Olímpicos. A más de un siglo de su creación, los Juegos, entre otros factores como el déficit en la balanza comercial, fueron el germen de la crisis griega. Esta vez, parece que con el deporte no alcanzará para soportar los problemas sociales.

1 comentario:

  1. Muy buen texto Javier.
    Tuve la suerte de estar en Grecia, trabajando en las preolimpíadas culturales en 2004. Al país se lo veía saludable y exultante, porque además del hecho de los juegos, la selección griega se alzaba por esos días con la Eurocopa, ese equipo increíble y con grandes deficiencias futbolísticas le ganaba a Europa, ellos decían eso "le ganamos a Europa" mostrando mediante el lenguaje las cuestiones intrínsecas y tensiones que se viven hacia adentro de la comunidad europea.
    Me resisto a creer que los problemas griegos vienen de la realización de los Juegos Olimpicos, más bien seguramente deben provenir de no hacer una buena planificación a partir de eso y por otro lado, hay que atender las denuncias de corrupción y de sobreprecios en las grandes obras de infraestructura.
    Pero me quedo con algo que dijiste en mi Blog, viendo las recetas neoliberales que pretenden aplicarse para la solución de la crisis, es muy triste ver cómo las cosas se repiten.

    Saludos

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