Grondona anoche, al salir de la AFA tras una nueva reelección |
Bien lo dijo Ezequiel Fernández Moore recientemente, en el congreso de Play The Game. Desde 1979, la Argentina tuvo 14 Presidentes de la Nación, 27 Ministros de Economía, pero un solo presidente de la AFA. Desfilaron 10 entrenadores por la Selección Nacional, cientos de jugadores y un solo presidente. Pasan los militares, los peronistas, los radicales y queda Grondona.
La diferencia en este reelección fueron las fuerzas opositoras que surgieron desde dentro del fútbol, que impidieron que el tránsito hacia un nuevo mandato fuera en paz. Si en sus 32 años al frente de la AFA, Grondona sólo debió competir ante el ex árbitro Teodoro Nitti, esta vez enfrentó en la previa las intenciones de dos candidatos que intentaron quedarse con su puesto.
La puesta en escena de Daniel Vila en la AFA de ayer, acompañado por 52 clubes que lo apoyaban pero que no contaban con mandato legal para votar, junto a la permanente cobertura de los medios de prensa, fue el final de una avanzada legal, mediática y política del empresario mendocino para llegar al sillón de la calle Viamonte. Acostumbrado Grondona a ligarse a los lugares de poder, tanto político como mediático, la presencia en la escena de un hombre como Vila, que cuenta con su propio aparato político y periodístico, resultó un rasgo novedoso de la elección.
Para completar el menú de lobbys y avanzadas, la cámara oculta revelada horas antes de los comicios en la AFA, donde Grondona reconocería cuentas en el exterior no declaradas, hablaría de plata negra y amenazaría a ciertos periodistas, no puede dejar de verse como una nueva operación para embarrar el terreno. La jugada se completó con una denuncia por administración fraudulenta, en una causa que está a cargo del juez Jorge López.
Mientras la Justicia jugó su papel en esta película, la AFA resolvió no hacer caso a los amparos contra la reelección y cerrar sus puertas el lunes y el martes. El enjambre de causas judiciales, cámaras ocultas, shows de declaraciones y jugadas políticas, demuestran una vez cómo se resuelven las cosas en el mundo del fútbol y la importancia que el sillón de la AFA reviste en la sociedad argentina.
“En 32 años aquí, hemos cumplido; espero que en el futuro nada cambie", dijo Grondona ayer antes de ingresar a la AFA. En un mundo del deporte que pide más democracia y transparencia, la entidad que preside se rige aún por un estatuto reformado bajo la tutela de José López Rega, entonces Ministro de Bienestar Social, en 1974. Bajo esta normativa, el titular de la AFA es cabeza del Poder Ejecutivo de la entidad, extiende su influencia sobre el Comité Ejecutivo y sobre el Tribunal de Disciplina. Grondona aumentó semejante concentración de poder con el control en sus manos del dinero que ingresa y de las designaciones de los árbitros.
En este nuevo mandato de Grondona, la AFA lanzará AFA TV, su canal oficial, y también buscará la cesión definitiva del predio de Ezeiza por parte del Estado. Grondona habría prometido también un mayor control sobre los gastos de los clubes y ocuparse de la cuestión de la violencia. En su mandato, 257 personas murieron en hechos relacionados con el fútbol argentino. El presidente de la AFA habría aceptado hacerse cargo en forma íntegra de los operativos de seguridad de los partidos.
Pero las promesas después deberán materializarse. ¿Completará Grondona sus cuatro años de mandato? ¿O solo intentó una nueva demostración de fuerza ante las candidaturas opositoras de Vila y Raffaini? ¿Se irá en 2015 o antes, para demostrar que lo hace cuando él quiere, no cuando los demás se lo imponen? Ayer se lo vio desmejorado, con varios kilos menos, tras someterse a una operación de intestino en el Sanatorio Mitre. Aun así, recibió el apoyo de 46 clubes y los tres votos restantes (Atlético de Rafaela, Vélez e Independiente) no llegaron a dar su apoyo por la presencia de Vila y su grupo en la puerta. Ni en 2007, en su séptima reelección, Grondona había alcanzado tanto apoyo.
Lo cierto es que esta es la dirigencia que supo darse el futbol argentino. Pocas instituciones civiles del país padecen tanto la falta de renovación como la dirigencia deportiva. Un presidente de 80 años, convaleciente, es quien desde hace 32 años dirige el entidad máxima del fútbol. Y va para 36.
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