Era un una fecha propicia para la epopeya. Un 16 de julio de 1950, Uruguay le había ganado a Brasil en el Maracaná ante 200 mil personas y se había quedado con su segunda Copa del Mundo. Otro 16 de julio, pero de 1987, la Celeste se había llevado una victoria ante el local Argentina por las semifinales de la Copa América de aquél año. El 16 de julio de 2011, en Santa Fe, Uruguay lo hizo de nuevo: eliminó por penales a la Selección Argentina tras empatar 1 a 1 y se clasificó para los cuartos de final de la Copa América.
Uruguay mostró sus fichas desde el inicio del partido. Las faltas argentinas en tres cuartos de cancha fueron el arma que encontró la Celeste para llegar al arco rival. A los 5 minutos, Burdisso le cometió un foul innecesario a Forlán (como en todo el partido), el del Atlético Madrid la metió en el área, Cáceres la bajó de cabeza, Romero no pudo contener y Diego Pérez anotó el gol. La ventaja legitimó aún más la estrategia uruguaya de esperar abroquelado atrás, muchas veces con sus once jugadores en su propio campo. Desde el gol hasta los 45 minutos, Uruguay tuvo cuatro tiros libres y un córner a favor, todos determinantes, con aroma a gol. Despejes extremos, pelotas al travesaño, goles anulados, todas las acciones de peligro de los visitantes llegaron desde los pies de Forlán y desde la cabeza de sus compañeros. La expulsión de Diego Pérez a los 38 minutos acentuó el planteo cauteloso.
Pero en ataque Argentina mostró una cara más fresca, al menos en la primera mitad. Desde el inicio, el equipo supo acorralar a Uruguay, aun con las ventajas de campo que otorgaron los visitantes, parados cerca de su arco. Agüero pareció prendido en el juego, con un slalom a los 14 minutos que tapó bien Muslera, y colaborando en defensa cuando fue necesario. Sin embargo, los honores en la primera parte se los llevó Messi, comprometido con el partido, volviendo locos a Cáceres, Scotti y todo aquel que osara recostarse sobre la derecha para marcarlo. A los 17 minutos, el rosarino aprovechó espacios en la defensa uruguaya, puso un pase brillante para Higuaín, quien de cabeza anotó el empate. Si bien Argentina bajó su nivel en los últimos minutos de la primera mitad, todo hacía presagiar que llegaría la victoria en segunda parte.
Pero el fútbol tiene esos vaivenes inesperados. En el segundo tiempo, el equipo de Batista no pudo aprovechar su hombre de más, careció de carácter para ir a ganar el partido y sus jugadores muchas veces mostraron un toque intrascendente y un andar hasta cansino, lejos del juego asociado, en velocidad y por los laterales que exigía el partido. Pese a todo, la Argentina dispuso de chances claras para marcar y convirtió al arquero uruguayo Muslera en figura, pero siempre todo pareció depender de la inspiración de Messi, de algún toque de Pastore y de algún espacio que supiera ganarse Higuaín.
Cuando ya se acercaba el final, salió a la cancha el buen carácter uruguayo, que conforme pasa la historia sigue cosechando jugadores capaces de estar a tono con este tipo de citas. Dos delanteros enormes como Forlán y Suárez, defensores aguerridos como Lugano y un equipo que supo bancarse a un rival repleto de estrellas como Argentina. Forlán tuvo un mano a mano cerca del final ante romero, que tapó bien, y luego el del Atlético Madrid falló un cabezazo en el minuto 90.
En el tiempo suplementario, el equipo de Tabárez se plantó un poco más adelante y dispuso de algunas chances. Argentina también tuvo las suyas, en un partido que ya parecía desbordado de las dos partes, donde el que tuviera más puntería en el toque final se iba a llevar la victoria. Uruguay aguantó bien, contó con Muslera en gran nivel cuando fue necesario y tuvo la cuota de suerte que siempre hace falta. Argentina estuvo más cerca, pero la victoria por penales por 5 a 4 bien premia la entrega charrúa.
Seguramente, todos los argentinos (jugadores, el técnico, los hinchas) soñaron otro final para el torneo. A la vez, el equipo albiceleste hace honor a uno de los grandes mitos de su país. Tiene jugadores de primer nivel mundial, incluso al mejor del mundo, como estar en la elite, pero siempre algo lo impide. El proyecto de Batista, que nació con la idea de replicar el juego del Barcelona, terminó el partido amontonando cracks en ataque, que estuvieron muy lejos de mostrar algún tipo de intensión colectiva, más allá de la inspiración individual. Como en los últimos años, el equipo suma una nueva decepción.
Tienen una gran selección, si Batista continua y hacen las cosas bien pueden ganar el mundial de Brasil, y esa será una copa más dulce que esta amarga eliminación.
ResponderEliminarMi selección Colombia tambien fue elimanada, asi que comparto su pesar.
uruguay es lo m,as grande y merecio ganar como el mejor
ResponderEliminarque huevos que metio uruguay dios mio
ResponderEliminarREITERO QUE HUEOS TIENE URUGUAY CARAJO
ResponderEliminarsi queres llora llora argentina!!! que triste es ser argentino, no son nada sin el drogadicto dopado de maradona, Uruguay les dejo con un agujero en el cuu.. y les enseño como se juega con HUEVOSSS!!!!! No existis argentina, si quieren ganar nacionalicen a todos los de barza para que acompañen a messi jajajaja
ResponderEliminarLa unión hace la fuerza, Tal vez Al seleccionado Argentino le falte eso. El glamur Europeo siega a los jugadores y cuando vienen a una nación latina donde no se ven los avances en instalaciones y tecnología que ven en Europa desvanece su motivación y concentración o el creerse parte de ese glamour. Recuerden que son hombres y en polvo nos hemos de convertir, felicito a Zanetti y recuerden que la unión hace la fuerza, no toda la culpa la tiene el técnico, hace falta más humildad y sencillez en algunos jugadores (Aguero, Tévez que se enojo porque inicialmente no lo ivan a convocar, Macherano, Gago, todos estos se ven muy soberbios)
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