El entonces primer ministro de portugués recurrió a la metáfora deportiva para describir sus sentimientos. "Unas veces se gana y otras se pierde" dijo a fin del año pasado José Sócrates, luego de que la candidatura conjunta de España y Portugal al Mundial de fútbol de 2018 cayera derrotada a manos de Rusia. Su viaje para respaldar la postulación hasta la sede de la FIFA, en Zurich, no fue suficiente.
En su estadía en Suiza, quizás Sócrates haya salido a correr como hace frecuentemente por las mañanas en Lisboa, donde vive. Los parques y la costa de Portugal no hacen sino estimular la práctica deportiva, capaz de tentar hasta al propio presidente. “Correr viene muy bien para visitar las ciudades. Mejor que en coche, porque tienes más visibilidad…” contó para sintetizar su fanatismo por el atletismo. Alguna vez se lo vio correr por la rambla de Mar del Plata, en Argentina, en ocasión de la Cumbre Iberoamaricana de 2010, tal como muestra la foto.
“Comencé a correr en 1999” le dijo alguna vez al diario español El País. “Había dejado de fumar, empecé a engordar y me apunté a un club deportivo llamado Stress, donde hacen jogging y organizan maratones benéficos. Entrené durante seis meses, empecé corriendo 20 minutos y acabé haciendo una hora. Ahora corro media maratón” agregó. Al poco tiempo de llegar a primer ministro de Portugal, en 2005, volvió al cigarrillo, pero no abandonó su pasión por el deporte ni aún ante sus múltiples obligaciones
Sócrates es ingeniero y pertenece desde su juventud al Partido Socialista. Primero fue diputado y, luego del triunfo de su partido en las elecciones de 1995, fue designado secretario de Estado adjunto de Medio Ambiente. Más tarde fue ascendido a ministro adjunto para las áreas de Juventud, Deportes, Drogodependencia y Comunicación Social. Después pasaría a ser ministro de Medio Ambiente, hasta 2002, cuando su partido fue derrotado en las urnas. Desde su ministerio contribuyó a crear parte de la infraestructura de Portugal para recibir a la Euro 2004, donde el seleccionado dirigido por Felipe Scolari llegó a la final. Allí, la victoria fue para los griegos, que dieron la sorpresa y se quedaron con la copa.
Semejantes desembolsos de dinero para garantizar la organización le acarrearían con el tiempo ciertas críticas, ya que la construcción de algunos estadios, grandes y costosos, obligó a algunos ayuntamientos a asumir deudas por 20 años, lo que llevaría a recortar drásticamente muchas ayudas sociales en los años siguientes. Pero en ese entonces, todavía Portugal disfrutaba de su éxito deportivo y de la bonanza económica. Unos meses después de la final de la Euro, en febrero de 2005, Sócrates se impuso por 17 puntos en las elecciones generales y llegó a Primer Ministro.
“Cuando fui ministro de Deportes, tuve que ir al inicio de la campaña de clasificación a la Eurocopa. Fui a Budapest con mi mujer, y recuerdo la emoción al ver saltar al campo a la selección… Hicimos la campaña de la Eurocopa, uno de los momentos más vibrantes que hemos vivido últimamente” recordaría Sócrates ante El País. Es hincha y socio del Benfica y hasta alguna vez participó del club como accionista.
El 23 de marzo pasado, Sócrates le vio la cara a la derrota, este vez en el terreno político. Luego de que la oposición rechazara su cuarto plan de ajuste económico, el primer ministro portugués presentó su renuncia. El gobierno ya había implementado cuatro planes de ajuste, que implicaron un aumento del IVA hasta el 23%, recortes salariales para los funcionarios públicos de entre el 5 y el 10% para sueldos superiores a 1.500 euros y recortes en el gasto de las administraciones regionales y las empresas públicas. Este último plan de austeridad proponía subir aún más el IVA y abaratar las indemnizaciones por despido, pero la oposición se opuso en el parlamento y Sócrates debió marcharse del gobierno. Ayer se anunció que Portugal pedirá la ayuda de la Unión Europea para afrontar la crisis económica. Las elecciones para elegir al nuevo primer mandatario serán el 5 de junio.
Como hacía en la cancha Sócrates, el futbolista brasileño, José Sócrates Carvalho Pinto de Sousa también tuvo su jugada maestra, aunque en el ámbito político. Sucedió en 1998, cuando bajo la lógica del marketing convirtió a su segundo nombre en una suerte de mote artístico. Luego iniciaría su meteórica carrera, que lo llevaría a ser el hombre más poderoso de su país. Quizás en alguna de sus corridas matutinas, imagine algún plan para volver a la carrera del poder.
Javier, excelente entrada, como siempre!
ResponderEliminarSaludos desde La Escuadra de Mago
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