Dos millones de dólares recibieron la Confederación Brasileña de Fútbol y la Asociación del Fútbol Argentino por trasladar a sus estrellas hasta medio oriente. En las tribunas, los jeques árabes, que cuentan miles de millones de dólares parados sobre los pozos de petróleo, compartieron cartel con algunas de las estrellas globales invitadas, como los ex tenistas John McEnroe, Bjon Borg e illie Nastase; los pilotos de fórmula 1 Rubens Barrichello y Felipe Massa; y figuras del fútbol mundial como Zinedine Zidane, José Pekerman, Bora Milutinovic, Osvaldo Ardiles y Alex Ferguson, más el presidente del Barcelona Sandro Rosell. El motor de la historia era la promoción de Qatar como sede del Mundial de fútbol de 2022. Definitivamente, Sudamérica queda lejos de Qatar y su lógica de organización de eventos.
El investigador costarricense Sergio Villena Fiengo sostiene que el fútbol completó su desarrollo como deporte mundial a partir de la televisión vía satélite, lo que le permitió incorporarse en las últimas décadas a distintos mercados originalmente ajenos, como Estados Unidos y algunos países asiáticos. Como consecuencia de esta “mundialización”, agrega Villena Fiengo, el fútbol fue cediendo paulatinamente su independencia a las leyes del mercado global y perdió “no sólo sus valores humanistas particulares, inspirados en el olimpismo reciclado como ´fair play´, sino también su asociación con el nacionalismo y la regulación estatal”.
Los seleccionados de Argentina y Brasil se enfrentaron a miles de kilómetros de sus países, en uno de los últimos lugares donde el fútbol completó su alcance global, como una forma de reafirmar el alcance de este deporte hoy en día. Si patria es la selección nacional de fútbol, como escribió Albert Camus, está vez la nación quedó lejos de su lugar de origen, práctica y simbólicamente. Hoy saltaban los ojos al ver a Messi y Pastore ensayar gambetas ante sus vecinos de Brasil en un lugar tan ajeno a su tierra como el desierto qatarí. Definitivamente, de ambos lados pesó más el afán recaudatorio que la preocupación por los fanáticos del fútbol de sus países, aquéllos que erigieron como ídolos a los protagonistas del espectáculo. En este sentido, Villena Fiengo afirma que el fútbol “se está alejando de los constreñimientos que derivaban de una organización y manejo basada en criterios de nacionalidad, para favorecer los criterios de legitimación basados en su capacidad para servir de instrumento a las estrategias de marketing de las grandes empresas transnacionales del entretenimiento y la comunicación”. Se configura así lo que el autor llama un fútbol “posnacional”.
El clásico sudamericano que hoy vio como triunfador a la Argentina se configuró como un encuentro edulcorado, jugado al trote, tamizado por los millones del petróleo de medio oriente, cuyos dueños en los últimos años tienen por costumbre armar sus propios espectáculos deportivos para deleitarse con ellos en vivo y en directo desde un cómodo palco, sin tener a la televisión como intermediaria. La mayoría de los hinchas argentinos y brasileños, lejos del evento, vieron así como sus cracks, nacidos y criados en el sur, desfilaron por el estadio como moneda de cambio y fuente de entrenamiento para los dueños de los millones. Además de los amistosos de fútbol, el master femenino de tenis ya se jugó en Qatar, en 2012 se llegará el Mundial de Clubes de fútbol y una fecha en el calendario de Fórmula 1 es la próxima aspiración.
El partido entre Argentina y Brasil mostró algunos intentos de buen juego, varias llegadas a los arcos, algunos espacios para jugar propios de un amistoso, sobre todo en el segundo tiempo, y algunas patadas dignas de un encuentro por los puntos. Una genial apilada de Messi de derecha a izquierda a los 46 minutos del segundo tiempo, tras una linda pared con Lavezzi, culminó con un zurdazo certero al palo izquierdo del arquero Víctor. Así Argentina selló la victoria y se llevó su primer triunfo ante Brasil en los últimos cinco años.
“El fútbol, que alguna vez se pensó era propiedad de la sociedad civil, – finaliza Villena Fiengo - parece ser cada vez menos una cuestión de Estado y se convierte, como todo en la era neoliberal, en un monopolio del mercado globalizado”. En medio de tanto show del marketing y el entretenimiento, mejor recordar como consuelo los encares de Pastore, los toques de Banega, los arranques de Lavezzi y, sobre todo, esa gambeta final de Messi con el gol definitorio. Mientras tanto, el fútbol como espectáculo seguirá su viaje global, detrás de los millones.
Sii.. yo que se. Es verda eso de "criados en el sur" y jugando lejos de casa. Pero no es cuestión solo de Argentina - Brasil jugando en Qatar. El "criados aca, jugando lejos" se ve fecha a fecha con nuestros mejores jugadores desparramadas por el mundo, y cada vez desde mas chicos. El mejor ejemplo es Messi. El futbol en argentina es "de la sociaedad civil" si pensamos que, a diferencia de varias partes del mundo, los clubes no son empresas privadas. Nos juega un poco en contra ya que no se puede capitalizar el sector, como si se capitalizó la Liga Española. Es para reflexionar muchisimo sobre ese paso tan importante q es pasar a ser empresas privadas. ¿Paso adelante o paso atras? en una sociadad capitalista ¿puede el futbol escapar a la lógica con que se produce en esa sociedad? Las expresiones culturales y la economía estan vinculadísimas. Sin embargo las ligas mas importantes del mundo estan en países que no son "top" a nivel económico. No se para dónde hay que ir, lo que es seguro es q el esquema del futbol en Argentina no va mas, y algo tenemos que cambiar. Yo quiero ver buen futbol...aunque tambien queiro poder entrar a la cancha y no verlo siemrpe por tele.
ResponderEliminaren realidad el triunfo fue un golazo de messi y nada mas, a decir verdad la seleccion jugo mucho peor que brasil que sin ser muy superior, creo que merecio algo mas que una derrota
ResponderEliminarGran nota, Javier
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