Los ejemplos de Las Leonas y la Generación Dorada

El fin de semana ofreció una panzada de deporte, como una suerte de final feliz de lo que fueron las últimas semanas plagadas de eventos del máximo nivel. Mundial de Básquet, Mundial de Hockey, US Open, amistoso de la Selección Argentina de fútbol, torneo local. Pero el sábado, las luces iluminaron el nuevo campeonato mundial conseguido por la selección argentina de hockey sobre césped, el segundo de su historia. Para muchos medios escritos, la victoria de Las Leonas trascendió en importancia a la internación del ex presidente Néstor Kirchner, en una muestra más de cómo un deporte de segundo orden en el país se había convertido en el acontecimiento más importante del momento. Pero no hacía falta la legitimación de la prensa gráfica para dar cuenta del fenómeno. Ya lo habían hecho las más de 12 mil personas que se habían dado cita en el estadio del Jockey Club de Rosario durante dos semanas para seguir los partidos y los más de dos millones de personas que siguieron la final entre Argentina y Holanda por televisión. Esa repercusión masiva bien ganada también puede considerarse un gran logro.

La leyenda de las Leonas nació en 2000, en los Juegos Olímpicos de Sydney. La nueva denominación del equipo femenino de hockey sobre césped dio inicio a una década brillante de triunfos deportivos, que cuenta ya con dos mundiales, cuatro Champions Trophy y tres medallas olímpicas. Las chicas nunca bajaron del cuarto puesto en un torneo de alto nivel, algo inédito en la historia del deporte argentino. El reciente triunfo en casa es un eslabón más de un proceso que trascendió los nombres y ya cuenta con valores e ideas propias. En un país cortoplacista como la Argentina, acostumbrado a ídolos salvadores convertidos en mitos, Las Leonas construyeron un camino de triunfos extendido en el tiempo, que cambió de jugadoras y de técnicos a lo largo del tiempo pero que conservó los triunfos y sus bases de sustentación. Ese es el mejor campeonato del mundo que pueden regalarse y dejar como enseñanza. Ya no están jugadoras como Aicega, Margalot, Gambero, Rimoldi, Masotta y Antoniska pero en su lugar llegaron otras como Belén Succi, Noel Barrionuevo, Carla Rebecchi, Giselle Kañevsky, Rosario Lucchetti y Silvina de Elía. Por la dirección técnica ya pasaron Vigil, Minadeo y Retegui. La excelencia del juego y los resultados de este equipo amateur se mantuvieron. En Rosario, ganaron todos los partidos que disputaron, convirtieron 19 goles y sólo les marcaron tres. Con semejante nivel era imposible no llevarse la victoria.

Similar es el caso del básquet, que este fin de semana consiguió un quinto puesto en el Mundial de Turquía. Esta Generación Dorada de deportistas puede mostrar con orgullo una serie de resultados inigualables en la última década, que ubicaron a la Argentina como una potencia mundial, en un deporte donde Argentina históricamente se mantenía en el segundo orden, más allá del campeonato mundial obtenido en 1950. La selección de básquet se armó sobre la base de una camada de jugadores brillantes, que consiguió el subcampeonato Mundial del 2002, la medalla de oro olímpica de 2004, el cuarto puesto en el Mundial 2006, la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de 2008 y ahora este quinto lugar. Se trata de un grupo de jugadores inolvidable e inigualable, que escribieron con sus hazañas las páginas grandes de la historia del deporte argentino durante diez años. Como Las Leonas, dieron continuidad en el alto nivel a un equipo formado a partir de un proyecto como la Liga Nacional de Básquet, nacida a comienzos de la década del ´80, y lograron mantenerse en lo más alto. En Turquía, Argentina ganó siete partidos de nueve, sin contar con cracks como Ginóbili y Nocioni y sin los bases suplentes Figueroa y Cantero. Tampoco contó con Fabricio Oberto durante casi toda la primera fase. Aún así completó un gran campeonato.

La paradoja argentina es que Las Leonas y la Generación Dorada de básquet que hoy nos llenan de orgullo y satisfacción lo hacen mientras nos muestran aquello que no somos. Un proyecto de trabajo, continuidad en el tiempo, resultados concretos. Probablemente, eso es lo que la sociedad argentina quisiera encontrar en otros ámbitos del deporte y en otros espacios sociales. Sin embargo, las noticias también dicen que después de sólo seis fechas del campeonato de fútbol, técnicos como Hugo Tocalli, Daniel Garnero y Pedro Troglio están tambaleando en sus puestos. Demasiadas urgencias como conseguir los resultados del hockey y el básquet.

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