Parece una metáfora que Vélez se haya consagrado campeón del Torneo Clausura 2011 ante Huracán. Dos equipos que hace dos años jugaron una final a estadio lleno para definir al campeón argentino, el domingo se enfrentaron en una cancha sin público, con un césped en mal estado. Uno (Vélez) sigue peleando campeonatos, como en 2009. El otro, Huracán, conserva sólo un jugador de aquel equipo que perdió el campeonato en la última fecha, sus futbolistas se entrenaron en la semana con ropa particular en protesta por las deudas y el fin de semana definirán en la cancha si la próxima temporada siguen jugando en Primera División. Poco le importó eso a Vélez, que ganó 2 a 0 y se consagró nuevamente campeón del fútbol argentino.
Los ejemplos antagónicos de Vélez y Huracán son signos del fútbol argentino de hoy. Equipos con proyectos de largo alcance (Vélez, Lanús, Estudiantes) conviven con instituciones que sobreviven corriendo sus deudas desde atrás, con jugadores prestados que van y vienen en cada campeonato. Por suerte Vélez forma jugadores propios, incorpora futbolistas diferenciales, mantiene planteles por años, tiene su presupuesto ajustado a los ingresos y encima festeja campeonatos. Es justo en este caso que la virtud se dé la mano con la felicidad.
Vélez terminó segundo el torneo pasado, con 43 puntos, detrás del gran campeón Estudiantes. Este campeonato comenzó con tropiezos para los de Liniers. No ganaron en las tres primeras fechas del Clausura, con una derrota ante All Boys de local y dos empates. En la Copa Libertadores, El Fortín cosechó una victoria inicial y dos derrotas. Cuatro meses después, los de Liniers festejaron el título el título local una fecha antes del final y fueron el equipo argentinoque más lejos llegó en Copa Libertadores, hasta semifinales.
El plantel de Vélez es una extrañeza en el fútbol argentino, con un alto nivel de permanencia de sus futbolistas. Casi todos sus jugadores titulares llegaron al club desde hace por lo menos dos años. Zapata, Silva, Barovero, Emiliano Papa, Sebastián Domínguez, Maximiliano Moralez, Fabián Cubero, Franco Razzotti y Juan Manuel Martínez son ejemplo de ello. A ellos se suman jóvenes de las inferiores como Ricardo Álvarez, Iván Bella y Héctor Canteros, que mostraron buenas actuaciones en el torneo. Augusto Fernández y David Ramírez, refuerzos recientes de calidad, aportaron goles y llegadas en ataque.
Los nombres de Silva y Martínez, más Maxi Moralez, Fernández, Álvarez y el propio Ramírez cuando entró, muestran el peso ofensivo del equipo, que siempre sale a imponer su juego en campo contrario, al punto que es el equipo más goleador del torneo con 34 tantos. Atrás, Sebastián Domínguez, Cubero, Papa y Ortiz son jugadores con experiencia, rudos y fuertes, capaces de asegurar el arco propio. Entre todos conforman un equipo confiable en defensa y en ataque.
Los jugadores de Vélez le ganaron a Huracán el domingo después del mediodía. Estaban en su casa cuando Argentinos el ganó a Lanús el domingo a la noche y les aseguró el título. Son imágenes de los tiempos actuales: los futbolistas de Vélez se consagraron campeones fuera de la cancha, horas después de jugar. La organización del fútbol argentino no está a la altura ni siquiera de algunos de sus equipos.
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