La cara de angustia del hincha sentado sobre la tribuna, a la espera del milagro, queda como la postal del sábado. Una tarde repleta de emociones, ansiedades e incertidumbres por torcer un destino a veces inevitable, pero siempre con la certeza de que los milagros existen, y por qué no nos tocará a nosotros. El hincha de Huracán con la radio ya había visto los cinco goles que Independiente había encajado en su arco y la derrota humillante que los despedía de Primera División para depositarlos en el Nacional B. Soñaba y el milagro llegó: un gol de Boca ante Gimnasia (LP), en la última jugada del partido, le devolvió el alma a él y a todo Huracán, que ahora jugará con los platenses un desempate para definir quién se va al descenso.
La imagen de la radio pegada al oído recuperó una tradición perdida en el fútbol argentino. La televisión encadenó en los últimos años los partidos a su conveniencia y dejó atrás el interés de los hinchas por conocer qué pasaba en las otras canchas mientras jugaba su equipo. La radio para algunos, los celulares para otros, fueron los aliados de la última fecha para saber la suerte de su equipo, que en muchos casos estaba atada lo que sucedía en otro estadio.
Fue una tarde de vibrante capaz de poner en primer en primer plano todas las virtudes de la competencia deportiva. El fútbol argentino recuperó en su última jornada del torneo doméstico esa delgada línea entre la gloria y el drama, separada a veces por apenas un gol o una gran atajada. Los títulos pondrán en primer plano la Promoción que jugará River Plate, pero Quilmes, Huracán, Gimnasia (LP), Tigre y Olimpo regalaron un final de torneo repleto de emociones.
Finalizada la tarde, los últimos que pudieron torcer su destino para mejor fueron Olimpo y Gimnasia (LP). Los de Bahía Blanca hilvanaron una inmerecida victoria por 1 a 0 a Quilmes y aseguraron su merecida permanencia en Primera. Terminaron el torneo cuartos con 30 puntos. Los de La Plata se llevaron un empate, que pudo ser victoria, ante Boca por 2 a 2 y se aseguraron un partido desempate con Huracán para ver quién juega la Promoción y quién en la B la próxima temporada. Fueron presos de la magia de Palermo, que en su última pelota antes del retiro habilitó de cabeza a Cellay para anotar el empate.
El hincha de Huracán habrá soñado con que su equipo gane su primer partido de visitante en el torneo, pero sus jugadores no le dieron semejante privilegio. Jugará ahora el desempate con Gimnasia (LP). El condenado fue Quilmes, que competirá en el Nacional B tras perder con Olimpo. Tigre, con su empate ante Argentinos, seguirá en Primera División.
El inesperado participante de la Promoción será River, que volvió a perder, este vez ante Lanús de local por 2 a 1. Habituado a pelear en los primeros puestos, no resulta ya casual que a la hora de la definición por permanecer en Primera, el rendimiento del equipo Millonario haya mostrado semejante caída, al punto de no ganar ninguno de los últimos 7 partidos. Con su flojo nivel en el campo, los Millonarios ataron su destino al desempeño de sus rivales directos en la lucha por la permanencia. Sus enemigos al final lo condenaron y ahora los Millonarios jugarán con Belgrano.
Goles tempraneros, agónicos, atajadas milagrosas, resultados cambiantes, goles al por mayor, emociones en dosis abundantes. Drama y felicidad ahí bien cerca, como pocos acontecimientos sociales pueden provocarlo. La última fecha nos regaló aquello que tantas veces escasea en el fútbol argentino. En medio de partidos trabados, aburridos y previsibles, esta vez no faltaron las emociones. Algunos escribieron epopeya y otros cayeron en su propia tragedia. A todos nos quedó la certeza una vez más de por qué nos gusta tanto este juego.
Coincido: más emción que nivel técnico. así anda el fútbol argentino. Muy buena nota.
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