Donde la muerte se hizo presente hace pocos días fue en Gualeguaychú, Entre Ríos. Pocos minutos antes del partido que debían jugar Unión del Suburbio y Sarmiento, por la liga local, un grupo de hinchas locales agredió a Marcelo Melgar porque lo identificaron como un hincha del equipo rival. Le lanzaron piedras y lo golpearon. Herido, Melgar quedó tirado en el piso y, pocos minutos después, un dirigente de Sarmiento lo llevó en una combi al Hospital Centenario ante la falta de una ambulancia. En la tarde del lunes 13 de junio, Melgar falleció.
Pese a que sucedió en una liga local amateur, las derivaciones que tuvo el hecho se asemejan considerablemente a los incidentes que suceden en los grandes estadios. El delegado del club Sarmiento, Miguel González, culpó a la Policía por la muerte “porque el operativo estuvo mal hecho”. González criticó a la fuerza por no separar a las dos parcialidades en la entrada al estadio y porque sólo 8 agentes concurrieron a la cancha, cuando la Jefatura Departamental informó que había destinado 13 efectivos para custodiar el partido, que pese a los incidentes previos se disputó igual y fue presenciado por más de 500 personas.
Luego de la muerte de Melgar, un grupo de familiares, amigos e hinchas marcharon hasta la sede de la Liga Departamental de Fútbol. “Las cosas pasan y se hace oído sordo a todo. Es increíble que en Gualeguaychú una persona va a ver un partido de fútbol y termina en un cajón muerto como mi hermano” dijo allí Mariela Melgar. Horas después, el juez de Instrucción Eduardo García Jurado detuvo a un joven acusado por el asesinato, que todavía permanece detenido. Marcelo Melgar tenía 42 años y era padre de dos hijos. Militaba en el peronismo y tiempo atrás organizaba comedores populares. La muerte lo encontró en una cancha.
Lo mismo le sucedió a Daniel García en una Copa América como la que está por empezar. En 1995, Daniel, de 17 años, viajó a Uruguay a ver el partido entre Argentina y Chile por la primera fase del torneo. A la salida, el grupo que viajaba recibió un ataque de barrabravas de Deportivo Morón. La vida de Daniel quedó allí. Su madre aún reclama justicia.
Para luchar contra el olvido, Liliana García, pidió a las autoridades de la Conmebol marchar con una bandera antes de los partidos de la Copa. Su solicitud fue negada. A modo de homenaje, hace unos meses los vecinos de Saavedra le pusieron el nombre de su hijo a una plaza del barrio. Allí queda el recuerdo permanente de Daniel, bien lejos del corazón del fútbol argentino, que en estos temas elige mirar para otro lado.
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