Por estos días, los principales dirigentes del fútbol uruguayo negocian la prórroga del contrato con la empresa Tenfield, propiedad de Casal, por los partidos de la selección nacional en las Eliminatorias para el Mundial 2014. El acuerdo por el torneo local está vigente hasta 2016, pero los directivos uruguayos amenazaron con llamar a una licitación por los derechos de los partidos de la selección, que terminó cuarta en el Mundial de Sudáfrica. Desde 1998, cuando Tenfield compró los derechos para los partidos de la Celeste, nunca más hubo un concurso público.
A mediados de mayo, el presidente de Peñarol, Juan Pedro Damiani, y el de Nacional, Ricardo Alarcón, compartieron un almuerzo con Casal, a donde también estuvo presente Mujica. En el cónclave, el presidente les aconsejó a los directivos de Nacional y Peñarol que arreglen los derechos de televisación "con quien más les convenga", ante la atenta mirada de Casal.
Pero pese a los apoyos de Mujica y al poder de del empresario, el camino a la renovación desde hace un tiempo está lejos de ser un lecho de rosas. “Uno de los principios que nos hemos propuesto es no alargar el contrato” dijo Fernando Sobral, miembro del Comité Ejecutivo de la Asociación Uruguaya de Fútbol, en pleno Mundial de Sudáfrica. Sobral agregó entonces que, si se prorrogaba el contrato, “hasta los nietos de Casal van a ser los dueños de los derechos de televisión”. Desde la AUF también están molestos con la empresa de Casal por algunos incumplimientos en la organización de los partidos amistosos de la selección uruguaya.
En medio de la negociación, el ministro de Turismo y Deporte, Héctor Lescano, pidió que la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) tenga “soberanía y autonomía” para decidir, algo que parece lejano por ahora. “La AUF tiene un formidable instrumento que tiene que ver con los derechos de televisación de los campeonatos locales, internacionales y, muy particularmente, de los partidos de la Celeste”, dijo el ministro.
Pese a su apoyo privado a Casal, Mujica expresó públicamente sus dudas respecto al destino de los derechos. “Mi interés es porque no puedo entender por qué los derechos de televisión del fútbol no los cotizan en el mercado para ver quién paga más. No lo puedo entender”, señaló el presidente uruguayo. La posibilidad estaría en que la empresa estatal de telecomunicaciones Antel participe de las trasmisiones televisivas de la selección a través de la transmisión de los partidos en formatos alternativos, como los teléfonos celulares, o incluso como única adjudicataria de los derechos. Esta última opción habría sido descartada en privado por el propio Mujica.
Las conversaciones privadas se mezclan los discursos públicos, que desde los medios de comunicación intentan influir en el curso de los acontecimientos. Nelson Gutiérrez, antiguo zaguero central y directivo de Tenfield, dijo recientemente en una entrevista sin preguntas publicada en un diario local que el ministro Lescano perseguía a su empresa, que respondía a intereses de poderosos grupos económicos y lo acusó de mal gastar el dinero de su cartera. Lescano respondió que le haría juicio a Gutiérrez.
“Yo soy el tipo más rico de Uruguay. El que me sigue más cerca para alcanzarme le deben faltar 150 o 200 millones” le dijo Casal a Mario Bardanca, periodista autor del libro “Yo, Paco”. El empresario hizo su fortuna trabajando como representante de los principales jugadores uruguayos de las últimas tres décadas y luego dio el salto al negocio televisivo, al fundar su empresa Tenfield, dueña de los derechos del fútbol de su país y de la señal deportiva de cable Gol TV. El fisco uruguayo llegó a reclamarle 124 millones de dólares y lo calificó como el mayor defraudador de la historia del Uruguay. Alguna vez el presidente Tabaré Vázquez salió a aclarar que no existía ninguna persecución contra el empresario. Desde su llegada a la presidencia, Mujica tuvo un vínculo más cercano.
“La ciudad no está embanderada para festejar los 200 años de la Batalla de Las Piedras. En cambio, si juega la selección nacional no tengo dudas de que estaría toda embanderada”, afirmó Mujica recientemente, para justificar la participación del Estado en la negociación por los derechos televisivos. Ojalá el nuevo contrato se resuelva de modo transparente y no con diálogos privados y a oscuras, para que las banderas uruguayas puedan lucir más limpias a la hora de los festejos.
“Yo soy el tipo más rico de Uruguay. El que me sigue más cerca para alcanzarme le deben faltar 150 o 200 millones” le dijo Casal a Mario Bardanca, periodista autor del libro “Yo, Paco”. El empresario hizo su fortuna trabajando como representante de los principales jugadores uruguayos de las últimas tres décadas y luego dio el salto al negocio televisivo, al fundar su empresa Tenfield, dueña de los derechos del fútbol de su país y de la señal deportiva de cable Gol TV. El fisco uruguayo llegó a reclamarle 124 millones de dólares y lo calificó como el mayor defraudador de la historia del Uruguay. Alguna vez el presidente Tabaré Vázquez salió a aclarar que no existía ninguna persecución contra el empresario. Desde su llegada a la presidencia, Mujica tuvo un vínculo más cercano.
“La ciudad no está embanderada para festejar los 200 años de la Batalla de Las Piedras. En cambio, si juega la selección nacional no tengo dudas de que estaría toda embanderada”, afirmó Mujica recientemente, para justificar la participación del Estado en la negociación por los derechos televisivos. Ojalá el nuevo contrato se resuelva de modo transparente y no con diálogos privados y a oscuras, para que las banderas uruguayas puedan lucir más limpias a la hora de los festejos.
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