El fin del multiculturalismo alemán

“Esta perspectiva de una sociedad multicultural, de vivir juntos y disfrutar del otro ha fracasado, fracasado totalmente" lanzó la canciller alemana Angela Merkel en Postdam, ante un grupo de jóvenes de los partidos democratacristianos, que forman parte de su coalición de gobierno. “A principios de los 60 nuestro país convocaba a los trabajadores extranjeros para venir a trabajar a Alemania y ahora viven en nuestro país. Nos hemos engañado a nosotros mismos. Dijimos: 'No se van a quedar, en algún momento se irán'. Pero esto no es así", afirmó Merkel. Finalmente, dijo que los inmigrantes son necesarios “como mano de obra”, que “deben integrarse y adoptar la cultura y los valores alemanes” y que “deberían aprender a hablar alemán”.

Las palabras de Merkel hacían referencia a las recientes declaraciones del presidente alemán, Christian Wulff, quien dijo que el Islam “forma parte de Alemania", como el cristianismo o el judaísmo. “Nosotros nos sentimos vinculados a los valores cristianos y quien no lo acepta no tiene lugar aquí”, agregó Merkel.

A contramano del pensamiento de la canciller, Joachim Low, el entrenador de la selección de fútbol de Alemania, dijo a un diario alemán durante la Copa del Mundo 2010 que su equipo era “el producto de una necesaria revolución cultural, en deportes, política y aspectos sociales", que atravesaba la sociedad de su país. La conformación del plantel mundialista contradecía las palabras de Merkel, en una muestra de convivencia multicultural que además daba buenos resultados deportivos.

El plantel alemán que viajó a Sudáfrica contó con once jugadores cuyos padres o abuelos nacieron fuera de Alemania. El periodista Fernando Pacini desmenuzó recientemente a los futbolistas de la Nationalmannschaft, como se conoce a la selección germana. Klose y Podolski nacieron en Polonia. Özil es hijo de turcos. El padre de Khedira es tunecino; el de Boateng, ghanés; y el de Mario Gómez, español. Marko Marin nació en Bosnia y Cacau, en Santo André, Brasil. Como se ve, algunos pueblos antiguamente sometidos por Alemania hoy le brindan algunos de sus mejores valores deportivos.

Pero el crisol de razas no había llegado por arte de magia al equipo nacional. Un proceso que nació bajo el mando de Jürgen Klinsmann como DT de la selección, que se continuó con su ayudante Low, tras el Mundial 2006, y que se basó en el trabajo de los equipos juveniles para armar su reciente plantel mundialista. Alemania, la segunda selección más joven en Sudáfrica, tenía en su equipo a seis futbolistas de la selección Sub - 21. Para algunos medios, la Nationalmannschaft pasó a ser la Internationalmannschaf. Los 23 jugadores convocados por el DT Low actuaban en clubes de su propio país. El valor de los foráneos, o de los descendientes de ellos, apareció en la frescura de jugadores como Özil, lejos de mecánica alemana, fuerte y robusta, más cercanos ahora al toque y hasta la gambeta en velocidad propia de los sudamericanos.

Parecidos y diferentes, la política y el deporte no siempre replican sus procesos, aunque tengan lugar en el mismo espacio social. El gobierno de Angela Merkel está sufriendo las consecuencias de la crisis económica internacional, con una tasa de desempleo, que si bien está en baja, se ubica cerca del 7,5 %, lo equivale a más de 3 millones de personas. Con su imagen en descenso en las encuestas, Merkel deberá afrontar el año próximo seis pruebas electorales regionales. El giro a la derecha en su discurso da cuenta de ciertos sentimientos antiinmigratorios crecientes en la sociedad alemana.

Recientemente, Horst Seehofer, aliado de Merkel, reclamó cerrar las fronteras a los musulmanes. Hace unas semanas fue echado de su cargo Thilo Sarrazin, un funcionario del Banco Central alemán, quien publicó un libro titulado “Alemania salta en pedazos”, con gran éxito de ventas. Allí, Sarrazin afirma que los inmigrantes musulmanes tienen un nivel de inteligencia inferior que afecta, a su vez, el nivel en las escuelas y en la vida social.

Además, recientes encuestas muestran que un 55% de los alemanes considera que los inmigrantes “son desagradables” y un 58% cree que “hay que prohibirles la práctica de su religión”. Otro 35% afirma que Alemania “está sumergida de extranjeros”, aunque los foráneos suman 7 millones, el 8,5 % de la población. El 10 % sienten nostalgia de un “Führer”, un líder carismático como Adolf Hitler.

"Nuestro estilo ahora tiene un aire latino" decía técnico Low durante el Mundial. Las buenas performances de su equipo, que terminó tercero, hicieron vibrar a su país de la mano del multiculturalismo futbolístico. Hoy, Alemania marcha primera con 12 puntos en la clasificación para la Euro 2012, con 13 a favor en 4 partidos disputados. En el fútbol, la convivencia de lo diferente dio resultado y fue aceptado socialmente. Fuera de la cancha, parecen ser otros tiempos.

4 comentarios:

  1. muy buen articulo, y para alemania como bien lo aplicaste queda a la perfeccion, sobre todo en su seleccion que cuenta con mayoria de extranjeros, o nativos pero de padres extranjeros, todos ellos hacen de alemania una gran potencia mundial en lo que al futbol se refiere

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  2. Muy bueno Javier, y muy relacionado con lo que pasa en toda Europa con las leyes migratorias. Los tristes episodios de deportaciones de argentinos en el aeropuerto de Barajas, más endurecimiento de leyes y controles a inmigrantes en Italia y Francia. Es interesante como en cambio todos los clubes más importantes de Europa se sirven de extranjeros,
    Muy bien lo del DT Low, que es un tipo de pensamiento amplio, Klinsmann también lo era y lo es y ojalá los politicos como Merkel o Sarkozy aprendan de sus deportistas. Mucho mejor sería este mundo.

    Saludos

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  3. no me extrana, los alemanes y los habitantes del norte de Europa (Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia) han sido racistas.

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  4. A ver tanto Klose y Podolski son alemanes,..hay que estudiar un poco de historia...son nietos de alemanes nacidos en Silesia,..que fue territorio aleman hasta 1945, y como es sabido el derecho de ciudadania es jus sanguinis....

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