Sólo el fútbol podía lograrlo. Tras coronarse campeones del mundo en Sudáfrica, los jugadores españoles se pasearon el lunes por las calles de Madrid mientras eran saludados por miles de personas, en un marea humana de afecto que parecía interminable. Primero pasaron por el Palacio Real para visitar al rey Juan Carlos, luego por la Moncloa para ver al presidente Zapatero y finalmente, transitaron las calles de la capital en el bus descapotable. Un país que hasta hace poco era noticia por su crisis económica interna se dio a conocer al mundo por su triunfo futbolístico y su fiesta popular posterior. Sólo el más popular de los deportes podía lograr semejante celebración.
Desde la noche del domingo, los festejos se habían extendido por toda España. Como sucede en estos casos, hubo espacio para la tragedia. En Algeciras, un hombre murió al caer de un balcón en pleno partido. En Herguijuela, otro hombre se ahogó en la pileta municipal durante los festejos. Además, se registraron más de 100 heridos.
El lunes, en medio de la caravana multitudinaria que acompañó al plantel, se destacó la presencia de Álvaro, el hijo del entrenador español Vicente del Bosque, quien saludó a los campeones y alzó la copa. Del Bosque le había prometido a su hijo con síndrome de down que, si el equipo se consagraba campeón, festejaría con ellos. “Es un fenómeno. Es la alegría de la casa”, dijo en una reciente entrevista el técnico sobre su hijo de 21 años. “Al principio lloramos mucho” declaró Del Bosque hace un tiempo sobre la enfermedad de Álvaro, pero “ahora cuando miro atrás pienso ‘qué gilipollas fuimos’”. Hoy, Álvaro es quien más le discute las alineaciones. Cuando Del Bosque era entrenador del Real Madrid, le recriminó que dejara a Casillas en el banquillo, luego lo increpó por no convocar a la Selección a Raúl y más tarde se enfadó por la salida del delantero Dani Güiza.
Luego de la victoria ante Holanda, varias personas resultaron heridas en el País Vasco, tras haber sido agredidas por un grupo de independentistas cuando celebraban el triunfo español. Como un capricho del almanaque, cerca de un millón de personas se habían reunido el sábado en Barcelona, bajo lemas como “somos una nación” y “nosotros decidimos”, para protestar contra la sentencia del Tribunal Constitucional que confirmó un fallo anterior para eliminar puntos importantes del nuevo estatuto de autonomía de Cataluña, adoptado en 2006. El alto tribunal consideró en su sentencia que el término “nación” para definir a Cataluña en el estatuto no tenía valor jurídico porque la Constitución no reconoce más nación que España. La sentencia rechazó además el carácter “preferencial” de la lengua catalana sobre el español y descartó la necesidad de una autoridad regional para la justicia.
Pero el Barcelona, el equipo más importante de Cataluña, le aportó a la Selección Española de fútbol 5 futbolistas titulares formados en sus filas, que diseñaron el estilo de juego del campeón mundial. Piqué, Puyol, Busquets, Xavi, Iniesta y Pedro se formaron en La Masía, la cantera del Barca ubicada frente al Camp Nou, donde aprendieron el toque permanente, el desmarque, el despliegue y el juego de ataque y control de balón que su equipo viene mostrando hace más de dos décadas. Ese modelo que ya había llevado al Barcelona a lo más alto, hoy le dio a toda España el primer título mundial de su historia. Para dejar en claro sus orígenes, Puyol y Xavi desplegaron la bandera catalana en medio de los festejos. Siete futbolistas de La Masía fueron convocados recientemente a la Selección Sub- 19 para el próximo campeonato europeo.
España se llevó un mundial que hasta cuartos de final parecía tener color sudamericano (con 4 representantes en esa instancia sobre 8), pero que finalmente vio en el podio a tres equipos del Viejo Continente, que con distintos modos de jugar llegaron merecidamente al podio. Alemania logró, a partir de su pluralismo étnico (signo de los tiempos modernos), un fútbol más dinámico y fresco, menos automatizado, y Holanda eligió una estrategia más vertical para llegar al arco contrario, con excepción de la final. Pero los tres primeros pensaron más en el arco contrario que en el propio y llegaron merecidamente a su lugar.
Lejos del podio, se va un Mundial con un promedio de gol de 2,08, de los menores de la historia. Muchos de los cracks que aparecían en la previa (Cristiano Ronaldo, Messi, Rooney, Kaká) no cumplieron con las expectativas y sucumbieron bajo las grandes publicidades. El afán mercantilista de la FIFA es el que permite que equipos de muy bajo nivel participen de la cita mundialista, por lo que en la primera fase se vieron pobres partidos. A partir de octavos, duelos más parejos, vibrantes, con equipos con mejores intenciones, dieron al campeonato momentos de interesante nivel. Aunque fueron sólo eso, algunos momentos.
Poco la habrá importado eso a los españoles el lunes en medio de los festejos. Los conflictos territoriales quedaron por un momento de lado. Los análisis futbolísticos también. Quizás hasta algunos se tomen mejor la crisis, aunque hoy ya hubo un paro de subtes. Alvarito Del Bosque puede seguir festejando.
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