Siempre resulta doloroso no alcanzar el objetivo en la competencia deportiva. Cuando tanta preparación no se trasluce en el éxito al final del camino, la tristeza y el desencanto invaden primero a los protagonistas y luego a los hinchas y a la prensa.
Esto fue un fracaso, un excelente fracaso. Me siento pésimo, nunca me había tocado vivir una situación así", reconoció ayer el entrenador de la Selección Argentina de Voley, Javier Weber, tras la derrota por 3-0 ante Serbia y la eliminación del equipo de la fase final de la Liga Mundial que se disputa en Córdoba. El equipo argentino viene de perder 14 partidos en fila. "Argentina tiene mucho más de lo que demostró. El gran desafío que me planteo es poner al equipo entre los seis mejores del mundo, pero durante todo el tiempo, no para un torneo nada más", agregó Weber. Lo cierto que el entrenador y sus jugadores esperaban llegar a las semifinales, pero ese boleto fue para los serbios. Ahora empezarán la preparación para el Mundial que se desarrollará en Italia en septiembre.
Lo sucedido con el voley continúa la senda iniciada por el fútbol, en el marco de un año par que, como todos, encuentra en su calendario los campeonatos mundiales de los deportes más convocantes del mundo. El desempeño del equipo de Maradona en Sudáfrica, y su posterior eliminación en cuartos de final, dieron lugar una inflación discursiva plagada de comentarios, editoriales, debates y ensayos sobre si la derrota ante Alemania había configurado un nuevo fracaso deportivo. En el Mundial, Argentina esperaba volverse con la copa, aunque nuevamente no pudo ser. Entonces, llegaron las descalificaciones y el término “fracaso” surgió como una opción para aquéllos que hacen del éxito la única cara posible de la competencia.
“La sociedad cree que ir por más es ganar títulos, dinero, y eso es cáscara. Yo aprendí que lo profundo está en el ser y que el fracaso es una cara de la vida. Que se puede ganar y perder. Porque cuando se suceden los triunfos numéricos, te podés confundir sobre la verdadera dimensión de las cosas” declaró al diario Olé Sergio Vigil, ex entrenador de Las Leonas, la Selección Argentina de Hockey Femenino. En su ciclo al frente de la Selección, Vigil consiguió dos medallas olímpicas y un campeonato mundial, entre otros títulos. Pero lo que es más importante, hizo del hockey argentino, un deporte de segundo orden en estas tierras, una potencia mundial, que hoy ante cada competencia ve en el podio el piso de sus posibilidades. Tras dejar a Las Leonas, Vigil se puso al frente de la Selección de Jockey masculino. Su breve ciclo allí concluyó luego de no conseguir la clasificación a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. “Me encantó ese fracaso porque me centró como persona. Tenemos tanto miedo a caer en el fango y para mí fue tan constructivo... Ahí entendí el juego de la vida” dijo Vigil.
Por estos días, Las Leonas celebran la obtención del tercer Champions Trophy consecutivo, el torneo que reúne a los 6 mejores equipos del mundo. Desde 1996, cuando se ideó un plan nacional, Argentina consiguió tres medallas olímpicas y es líder indiscutido en el continente. Un grupo de jugadoras amateurs se constituyó como un equipo de primer orden mundial y hasta logró trascender a los nombres propios, con jóvenes valores que mantuvieron al equipo en lo más alto. Completa Vigil, cerebro de todo el proceso: “Equipo ganador no es el que más gana, sino el que tiene más ganas. Volví a tener el orden de prioridades que había perdido: primero el ser, después el hacer, y por último el tener”. En Vigil y en el jockey femenino, los deportes argentinos tienen un espejo donde mirarse. No sólo por los resultados deportivos, sino por los valores que transmiten sus jugadoras. Valores que están más allá de éxito o el fracaso, esas dos caras de la vida.
“La relación entre éxito y fracaso ha sido fundamental en mi vida, pero el éxito y la felicidad no funcionan como sinónimos. Soy un especialista en fracasos y sé perfectamente que las adhesiones se pierden cuando se acaba el éxito. Hay gente exitosa que no es feliz, y gente feliz que no necesita del éxito. El éxito es una excepción y no un continuo'' reflexión alguna vez Marcelo Bielsa, hoy entrenador de la Selección Chilena de fútbol. Mientras los discursos masivos nos presenten al éxito como la única opción posible y no se hable de proyectos y procesos, tan necesarios, pocos podrán considerarse verdaderamente exitosos.
Cuentan que una vez Marcelo Bielsa le dijo a Vigíl( o pudo haber sido al revéz), luego de varios años de relación: "Sergio, creo que ya es hora de que nos empecemos a tutear"
ResponderEliminarEsto explica un poco la seriedad de estos dos personajes, seriedad que trasmiten a su trabajo.
El plan nacional del Hockey (insertado e impulsado especialmente por los colegios privados, así como el rugby) ha tenido un éxito formidable. Esto se podría tomar como ejemplo y llevar a otras dimensiones
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