“Estamos contentos, satisfechos, pero restan veintiún puntos por jugar, un mundo" dijo Josep Guardiola, el entrenador del Barcelona, tras la victoria de su equipo ayer ante el Real Madrid. Guardiola tenía motivos para celebrar: se llevó el cuarto triunfo consecutivo ante el clásico rival y su equipo se encamina a ganar la Liga. Pero pensante como es, prefirió la cautela.
En distintas épocas y en diferentes lugares, el catalán Guardiola y el argentino Abel Alves tienen algunos puntos en común. Como futbolistas, ambos se desempeñaban en el centro del campo. Probablemente, Alves tuviera más llegada al gol, aunque Guardiola entregaba el balón con una precisión distintiva. Aún con matices, ambos se convirtieron en jugadores – símbolo de Boca y Barcelona. Tal era el vínculo que tenían con los clubes que los habían formado como futbolistas, que ambos llevaron a dirigirlos sin ninguna experiencia previa en el máximo nivel.
La historia es conocida. Guardiola llegó al banquillo culé en 2008, luego de pasar por el Barcelona B, al que logró un ascenso a la tercera categoría del fútbol español. En su primera temporada, se llevó los 6 títulos que disputó (Liga, Champions League y Mundial de Clubes entre otros) y puso a su equipo en la cima del mundo con un juego de altísimo nivel. Alves pasó unos años en las divisiones inferiores de Boca hasta que, en 2005, dirigió a la primera en tres partidos tras la marcha del “Chino” Benítez. En 2009, realizó otro breve interinato luego de la salida de Carlos Ischia. Cuando renunció Alfio Basile, a comienzos de 2010, fue ratificado como DT para el Torneo Clausura. Sin embargo, a la hora de conducir a sus equipos, hacia adentro y hacia afuera, Guardiola y Alves mostraron estilos diferentes. Y seguramente eso influyó en los resultados que consiguieron.
"Estos que me aplauden hoy me echarán mañana" decía Guardiola cuando era futbolista. Si lo tenía claro cuando entraba a la cancha, más convencido estaría una vez que estuviera afuera. El periodista Juan Cruz lo definió esta semana en El País: “Como es un tipo muy serio, ha disfrazado su sentido común con la ironía o con el silencio. Él sabe que por la boca muere el pez, y se ha acostumbrado a tenerla en su sitio. Es parco, pero no es de pocas palabras. Se ha acostumbrado tanto al acoso periodístico que ya da titulares de tres palabras, algunas de ellas tacos. Una palabra define su modo de hacer el equipo: armonía, a base de autoridad”. El 16 de junio de 2008, cuando fue presentado como entrenador del Barcelona, Guardiola declaró: “No estoy aquí para pedir tiempo ni cien días de gracia. Creo mucho en el talento y el esfuerzo”.
En distintas épocas y en diferentes lugares, el catalán Guardiola y el argentino Abel Alves tienen algunos puntos en común. Como futbolistas, ambos se desempeñaban en el centro del campo. Probablemente, Alves tuviera más llegada al gol, aunque Guardiola entregaba el balón con una precisión distintiva. Aún con matices, ambos se convirtieron en jugadores – símbolo de Boca y Barcelona. Tal era el vínculo que tenían con los clubes que los habían formado como futbolistas, que ambos llevaron a dirigirlos sin ninguna experiencia previa en el máximo nivel.
La historia es conocida. Guardiola llegó al banquillo culé en 2008, luego de pasar por el Barcelona B, al que logró un ascenso a la tercera categoría del fútbol español. En su primera temporada, se llevó los 6 títulos que disputó (Liga, Champions League y Mundial de Clubes entre otros) y puso a su equipo en la cima del mundo con un juego de altísimo nivel. Alves pasó unos años en las divisiones inferiores de Boca hasta que, en 2005, dirigió a la primera en tres partidos tras la marcha del “Chino” Benítez. En 2009, realizó otro breve interinato luego de la salida de Carlos Ischia. Cuando renunció Alfio Basile, a comienzos de 2010, fue ratificado como DT para el Torneo Clausura. Sin embargo, a la hora de conducir a sus equipos, hacia adentro y hacia afuera, Guardiola y Alves mostraron estilos diferentes. Y seguramente eso influyó en los resultados que consiguieron.
"Estos que me aplauden hoy me echarán mañana" decía Guardiola cuando era futbolista. Si lo tenía claro cuando entraba a la cancha, más convencido estaría una vez que estuviera afuera. El periodista Juan Cruz lo definió esta semana en El País: “Como es un tipo muy serio, ha disfrazado su sentido común con la ironía o con el silencio. Él sabe que por la boca muere el pez, y se ha acostumbrado a tenerla en su sitio. Es parco, pero no es de pocas palabras. Se ha acostumbrado tanto al acoso periodístico que ya da titulares de tres palabras, algunas de ellas tacos. Una palabra define su modo de hacer el equipo: armonía, a base de autoridad”. El 16 de junio de 2008, cuando fue presentado como entrenador del Barcelona, Guardiola declaró: “No estoy aquí para pedir tiempo ni cien días de gracia. Creo mucho en el talento y el esfuerzo”.
La relación de Alves con la prensa fue un capítulo importante desde su llegada a la primera de Boca. En 2009, cuando transitaba su segundo interinato, dijo: “Al que le haga falta y no tenga ganas de jugar, o necesite descanso, que se tome vacaciones. Hay un lema que me enseñaron en este club: cuando no se puede más, hay que meter la patita y jugar con eso, con lo que tenés ahí abajo”. La idea de llegarle a sus dirigidos a partir del orgullo fue una constante en sus discursos mediáticos, aunque no el único ingrediente.
Las conductas de ambos técnico tras los triunfos importantes también mostraron las diferencias entre ambos. “Me gustaría felicitar al Madrid. Hace un mes y medio teníamos que haber sido campeones tal y como estábamos jugando, pero el Madrid nos ha plantado cara… Hoy hemos dado un paso grandioso, inmenso, pero hemos tenido que venir a ganar aquí para sentenciar” afirmó el catalán tras la histórica victoria ante el Real Madrid por 6 a 2, que definió la Liga pasada a favor del Barcelona. Luego de la victoria en el clásico ante River por 2 a 0, Alves disparó ante los medios: “Me sobran son huevos y no me va a parar nadie. De acá me van a sacar con los pies para adelante. Me voy a ir de Boca ganador, pero eso les aseguro que nunca pensé en renunciar”. 15 días más tarde, abandonó el equipo, que marcha anteúltimo con 11 puntos en 13 fechas.
Los mensajes que Alves les lanzó a sus dirigidos a través de los medios también fueron parte de su sentencia puertas adentro. “Hoy con nombre no se puede ganar. Yo respeto a todos, pero no me va temblar la mano y va a jugar el que mejor esté. Si tengo que hacer cambios y darles descanso a esos jugadores que le dieron mucho al club, lo haré” dijo tras la derrota con Newell´s en la tercera fecha. Primero salieron dos jugadores históricos, como Abbondanzieri e Ibarra, y luego se sucedieron cambios constantes, con futbolistas que desfilaban por el primer equipo y luego desaparecían de toda convocatoria. La salida del joven arquero Javier García en el último partido ante Colón, con escándalo incluido, fue el punto final para semejante caos.
Antes de la final del Mundial de Clubes ante Estudiantes, Guardiola les dijo a los jugadores una frase que ya es leyenda: “Señores, si hoy pierden, seguirán siendo los mejores del mundo. Pero si hoy ganan, serán eternos”. En la cancha, sus dirigidos le respondieron con un triunfo, que ubicó al Barcelona como el mejor equipo del mundo. Mientras el equipo no le respondía, Alves les escupió a comienzos de marzo a sus jugadores: "De acá me van a tener que sacar muerto". No encontró respuestas adentro de la cancha.
Un entrenador pueda hablarles a sus jugadores puede hablar con los libros o con el corazón, pero si no existe una línea de juego no se logran resultados. Guardiola es amante de la poesía y la música. Sus declaraciones reflexivas expresan ese futbolista fino que era dentro del campo. Pero ante todo, el Barcelona más que un equipo es una escuela, nacida hace más de 20 años con la llegada al banquillo del holandés Johan Cruyff. Esa escuela es la que formó a Guardiola como jugador, a Messi y muchos de los que hoy forman el primer equipo. Esa propuesta de juego definida que muestra este histórico Barcelona expresa lo que propone la conducción. Porque se podrá apelar al orgullo, pero al fútbol se juega con los pies y con la cabeza a partir de una idea madre. Eso es lo muestran día a día los catalanes. Y últimamente en Boca, se ven pocas ideas y muchas contradicciones.
es verdad pueden ser dos casos semejantes porque ambos llegaron desde la reserva o desde el filial como se lo llama en españa, pero tambien creo que la hjistoria de cada uno es muy distnate entre si, guardiola fue reconocidisimo mientras que alves tiene una carrera desconocida y ademas de eso guardiola creo que fue mucho mas inteligente con decisiones firmes y las decision firmes de alves fueron muy precarias, rapidamente se puso un vestuario muy dificil en contra y no le quedo otra que quedar ligado a la suerte que no lo acompaño y eso que lo bancaron todo lo que pudieron pero ya era insostenible la situacion del chueco al frente de boca, un saludo excelnete informe como siempre
ResponderEliminarMuy buena nota, Javier. Inteligente repaso y comparación con una lectura que se me hizo muy agradable.
ResponderEliminarFelicitaciones.