En la temporada, Messi acumula 39 goles en 42 partidos, con un promedio de 0,93 por encuentro. Es el goleador de la Liga con 26 tantos y también de la Champions, con 8. El brillante nivel de juego se refleja en números sorprendentes.
Mundo Deportivo agrega que con Messi se agotan los calificativos. Sobre esta cuestión, aportamos una hermosa columna del director español David Trueba.
Antofagia
Messi es tan bueno que adjetivos no faltan. Por ejemplo, nadie ha dicho todavía que Messi es antófago o isótropo. Antófago es aquel que se alimenta de flores. Da la sensación de que Messi encuentra su energía en la floritura. Siempre intenta hacerlo bello, no se conforma con hacerlo práctico. Esto es lo que separa al artista del bracero. Cuando Messi se hace con la pelota suele entender la dificultad como el camino más sencillo porque es la senda oculta, la que nadie puede predecir. Lo que le hace imposible de marcar es que resulta insólito. No hay un defensa enfrente que pueda imaginar lo que él imagina. Enfrentarse a él es como encontrarse a oscuras en una casa desconocida.
Isótropo es aquel que tiene iguales propiedades en todas direcciones. Los locutores no suelen usar este adjetivo por si acaso se trabucan. Pero un día le pregunté a un jugador que se acababa de enfrentar a Messi en un partido y fue muy gráfico: "Mira, hay un momento en que te llega a confundir sobre cuál es la dirección en la que atacas y cuál en la que defiendes". Y es que a veces avanza retrocediendo o se abre cerrándose o se perfila de cara. El caso es que cuando redescubres tu portería tiene el balón adentro.
Ha calcado jugadas del repertorio clásico de los mitos con tal exactitud que algunos han dicho que jugaba con ouija. Esta especie de Houidini sin trampa ha mandado a muchos defensas a la revisión de la vista. Pero más bien deberían volver a clase de geometría porque la virtud de Messi está en pasar por donde no había espacio. Este es un asunto fundamental en el fútbol porque el juego consiste en crear un lugar donde desarrollar el juego fuera de las coordenadas del enemigo. Los grandes pasadores, hoy tan preciados, tienen esa virtud. Alargan el campo hasta hacerlo infinito. Messi lo hace con la pelota en los pies, entre patadas y empujones, ayudado por su escasa estatura y su resistencia.
Messi, además, no tiene cara de anuncio cosmético, por lo que la cámara no busca el primer plano como con otros futbolistas. Cuando la pelota le llega, el realizador abre el plano para mirarlo de cuerpo entero. Como hacían los buenos directores de musicales cuando bailaba Fred Astaire: lo enseñaban sin cortes ni detalles, se limitaban a perseguir su cadencia perfecta. Lo malo para los futbolistas rivales es que lo tienen encima y sólo lo disfrutan al llegar a casa y verlo por la tele.
Isótropo es aquel que tiene iguales propiedades en todas direcciones. Los locutores no suelen usar este adjetivo por si acaso se trabucan. Pero un día le pregunté a un jugador que se acababa de enfrentar a Messi en un partido y fue muy gráfico: "Mira, hay un momento en que te llega a confundir sobre cuál es la dirección en la que atacas y cuál en la que defiendes". Y es que a veces avanza retrocediendo o se abre cerrándose o se perfila de cara. El caso es que cuando redescubres tu portería tiene el balón adentro.
Ha calcado jugadas del repertorio clásico de los mitos con tal exactitud que algunos han dicho que jugaba con ouija. Esta especie de Houidini sin trampa ha mandado a muchos defensas a la revisión de la vista. Pero más bien deberían volver a clase de geometría porque la virtud de Messi está en pasar por donde no había espacio. Este es un asunto fundamental en el fútbol porque el juego consiste en crear un lugar donde desarrollar el juego fuera de las coordenadas del enemigo. Los grandes pasadores, hoy tan preciados, tienen esa virtud. Alargan el campo hasta hacerlo infinito. Messi lo hace con la pelota en los pies, entre patadas y empujones, ayudado por su escasa estatura y su resistencia.
Messi, además, no tiene cara de anuncio cosmético, por lo que la cámara no busca el primer plano como con otros futbolistas. Cuando la pelota le llega, el realizador abre el plano para mirarlo de cuerpo entero. Como hacían los buenos directores de musicales cuando bailaba Fred Astaire: lo enseñaban sin cortes ni detalles, se limitaban a perseguir su cadencia perfecta. Lo malo para los futbolistas rivales es que lo tienen encima y sólo lo disfrutan al llegar a casa y verlo por la tele.
Aquí la columna completa.
Muy linda la nota de Trueba. Lo de Messi de hoy quedará en la historia. No hay mucho que agregar, mejor seguir disfrutándolo.
ResponderEliminarSaludos
también es un buen momento para ser argentino
ResponderEliminarLo siento, pero argentino se nace no se hace.
ResponderEliminarEn cuanto a Messi simplemente remitirse al artículo de Trueba. Es una maravilla, es un arte ver un partido del Barcelona con ese equipo y sobre todo con ese chico reconvertido en mago del balón. ¡Cuánto daría por ver la semifinal del Inter en el Camp Nou!
Muy buen artículo y post. Yo creo que lo de Messi no tiene adjetivos. Es algo único.
ResponderEliminarSaludos desde La Escuadra de Mago.
Por cierto, si podéis visitarme el viernes, que tengo una sorpresilla que quizás os guste.