El 19 de febrero de 1982, el presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri visitó a los jugadores de la Selección Argentina de fútbol, que en esos momentos se preparaban para el Mundial de España. Un periodista le preguntó:
- “¡Irá usted al Mundial de España?
- Imposible – respondió Galtieri-. Aquí tengo demasiadas tareas… Imposible".
El 13 de junio de 1982, Argentina perdió 1 a 0 ante Bélgica en el primer partido de la Copa del Mundo. Dos días más tarde, el general Luciano Benjamín Menéndez se rendía ante su par inglés Jeremy Moore y ponía fin a la Guerra de Malvinas. Efectivamente, Galtieri tenía demasiadas tareas que atender. 48 horas más tarde, dejaría la presidencia.
Un 2 de abril como hoy, pero hace 28 años, efectivos de las Fuerzas Armadas desembarcaron en las Islas Malvinas. Se iniciaba así una guerra entre Argentina e Inglaterra, que duraría 74 días y dejaría como herencia 649 argentinos muertos en la lucha contra los ingleses, que perdieron 256 vidas. Ese viernes 2 de abril de 1982, Central Norte y Mariano Moreno abrían la 9° fecha del Torneo Nacional argentino. Central Norte se impuso 1 a 0. El fin de semana se jugó con normalidad la Primera y el Ascenso. Y así sucedió durante todo el conflicto armado. La portada del diario Crónica del lunes 5 de abril informaba que la flota inglesa zarpaba con destino a Malvinas. Más abajo, se leía: “En fútbol, muchos empates; júbilo, ¡Triunfo popular! Más allá de resultados, una voz resonó en las canchas ¡Argentina!”. La guerra estaba presente en todos los estamentos de la sociedad argentina.
Pero más allá del fervor popular, hubo futbolistas que tuvieron que poner el cuerpo en la lucha. Luis Escobedo (un defensor que jugaría luego en Los Andes, Colón, Belgrano y Vélez), Gustavo De Luca (entonces entrenaba en la reserva de River y luego pasaría por el fútbol chileno) y Osvaldo de Felippe (ex Huracán, Villa Mitre y Olimpo, entre otros equipos) debieron viajar a las islas para pelear. “Pasé de las prácticas en Huracán a estar en un pozo de zorro en Malvinas, con 30 grados bajo cero, durmiendo a la intemperie y sin comer; cuando volví, a las pocas semanas me concentraba en el Hotel Bauen y comía en un restaurant de primer nivel" recordaría luego De Felippe.
El mismo 2 de abril, más de 100 personas se congregaron en la Plaza de Mayo para escuchar las palabras del presidente Galtieri y dar su apoyo a los soldados argentinos. En medio de tanta efervescencia social, el fútbol no se podía quedar al margen. Pocos días después, el Comité Ejecutivo de la AFA resolvió llamar al Campeonato Metropolitano ´82 como “Malvinas Argentinas”. Como la nueva denominación no parecía suficiente, se modificó nuevamente una semana después por el de "Soberanía Argentina en las Islas Malvinas”. El 21 de abril, la AFA decidió donar 100 millones de pesos para el Fondo Patriótico Nacional destinado a los soldados y los clubes aportaron otros 300 millones producto del superávit que arrojó el año ´81. El 26 de abril, un partido a beneficio organizado por la mutual de futbolistas, al que asistieron los mejores jugadores de la época, recaudó 190 millones de pesos para el Fondo. Hoy, de aquella guerra sólo queda el Estadio Malvinas Argentinas, de Mendoza, donde hace las veces de local Godoy Cruz.
El fútbol también estaba presente en las islas, en medio de los enfrentamientos. El 14 de abril, la Selección Argentina enfrentó a la Unión Soviética y el partido se escuchó en Malvinas por Radio Argentina. El partido organizado por el sindicato de futbolistas fue transmitido por televisión en directo a las Islas. El comienzo del Mundial de España también llegó al archipiélago: “Recuerdo perfectamente que a un kilómetro de nuestra trinchera había combates cuerpo a cuerpo, y entre tiro y tiro llegamos a escuchar por la radio el gol de Bélgica. ¡Puteábamos por ir perdiendo!”, escribió Marcelo Rosasco, ex combatiente y periodista. El partido inaugural de la Copa del Mundo de 1982 terminaría en derrota argentina ante los belgas. Dos días más tarde, se anunció la rendición argentina. “Los ingleses nos trajeron a la Argentina en el transatlántico Canberra. Nos sirvieron comida caliente. Nos extrañó la gentileza. Y al lado del menú, nos dieron los resultados del Mundial. Argentina le había ganado 4 a 1 a Hungría” relató De Felippe. El equipo de Menotti sería eliminado tras perder ante Italia y Brasil.
En un artículo titulado “Historia Abierta”, Beatriz Sarlo escribió: “El nacionalismo territorial produce guerras y, por supuesto, miles de víctimas, comenzando por los veteranos de Malvinas, esos hombres incómodos que durante más de dos décadas quedaron a la deriva, no porque la guerra fue una aventura loca de los militares, sino porque fue una guerra perdida. El nacionalismo, cuando es dirigido por una dictadura, saca lo peor de todos los protagonistas en juego: el olvido, la ausencia de solidaridad, la destrucción de principios que indican que el fútbol viene después de las vidas sacrificadas por el régimen (…). Y entre los medios que empleó estuvo la opinión y el deseo de la población argentina”. El 30 de marzo de 1982, una masiva manifestación contra la dictadura militar en Plazo de Mayo, bajo el lema “Paz, pan y trabajo”, había sido violentamente reprimida por la policía. Esa misma noche, el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri ordenó la invasión de las Malvinas. Dos días después, 100 personas llegaron a las puertas de la Casa de Gobierno para apoyar la guerra desatada por el gobierno de facto.
El campeonato local siguió su curso normal. En junio, Ferro derrotó a Quilmes 2 a 0, con goles de Miguel Ángel Juarez y Juan Domingo Rocchia, y se consagró campeón del torneo nacional. Olvidados, por aquellos días los soldados argentinos regresaban a sus hogares. En ese entonces, el argentino Osvaldo Ardiles jugaba en el Tottenham Hospur de Inglaterra. En la guerra, el campeón mundial de 1978 perdió a su primo, el aviador militar José Leónidas Ardiles. Como una suerte de profecía, en febrero de 1982, Ardiles había declarado al diario Clarín: “En la Argentina no se respetan las leyes. La moral está trastocada. Si esto no se soluciona, nada se podrá arreglar. No se puede pedir nada en un país corrupto, en un país donde la moral no existe”.
malvinas va a ser una herida que jamas se podra cerrar, nos duele a todos cada dos de abril y cada recuerdo sobre las islas, realmente siempre un gran dolor cada vez que escucho las atrocidades que sucedieron en esa guerra sin sentido, ademas de sentir orgullo tambien por nuestros soldados que lucharon con todo en contra e hicieron un papel por demas digno pero que nunca se repita algo asi, muy buen informe para que no se olvide el recuerdo, la malvinas argentinas no las hemos de olvidar, un saludo continuo leyendote
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