El genocidio armenio que hoy se conmemora está lejos cicatrizar, por más que ya hayan pasado 95 años desde su inicio. No sólo porque en aquella matanza ocurrida entre 1915 y 1917 a manos del gobierno turco hayan sido asesinados un millón y medio de armenios, sino porque, a casi un siglo de los hechos, las relaciones entre los dos países aun no se han normalizado. Sin embargo, dos partidos de fútbol disputados en los últimos dos años fueron la llave para iniciar un acercamiento entre los gobiernos, para así intentar poner fin a las disputas históricas.
El ejército turco inició las persecuciones hacia los armenios bajo la excusa de consolidar la unidad de la nación turca moderna. Las matanzas fueron tan brutales que los hechos darían lugar en 1930 al nacimiento de la palabra "genocidio", que fue acuñada por el experto en Derecho Internacional Rafael Lemkin para describir los asesinatos masivos que hoy se recuerdan. Pero como Turquía jamás reconoció los horrores cometidos, los armenios, tras décadas de denuncias que caían en saco roto, acuñaron la palabra “negacionismo” como un término utilizado por muchos estados e individuos para eludir su responsabilidad en ciertos hechos. Tras la Segunda Guerra Mundial, Turquía abrazó el modelo capitalista y Armenia, en ese entonces bajo el ala de la Unión Soviética, el comunista. Las fronteras entre ambos países se cerraron por completo. Las disputas históricas entre los estados se completaron a comienzos de la década del ´90, a raíz de la guerra emprendida por Armenia contra su vecino Azerbaiján. Los enfrentamientos tuvieron como eje las disputas por Nagorno-Karabaj, un antiguo enclave soviético poblado en su mayoría por ciudadanos armenios. Turquía apoyó a Azerbaiján en la lucha y ha condicionado públicamente su acercamiento a Armenia a las concesiones que se le otorguen a aquél país.
En medio de estos enfrentamientos históricos entre los pueblos, los caprichos de la pelota hicieron que en septiembre de 2008, Armenia y Turquía se enfrentaran por la clasificación para el Mundial de Sudáfrica. El presidente armenio Serge Sargsyan invitó a su par turco, Abdullah Gul, a la ciudad de Ereván, para presenciar el partido juntos.
Pese al gran operativo de seguridad y a algunas protestas, todo se desarrolló en paz. En medio de un encuentro aburrido, la selección de Turquía ganó dos a cero y le permitió festejar a los menos de 100 turcos que habían viajado durante 12 horas, vía Georgia, para presenciar el partido. Pese a la decepción de los armenios por la derrota, el deporte y la voluntad política fueron el punto de partida para cambiar la historia e iniciar un acercamiento entre los gobiernos.
En octubre de 2009, el presidente Gul devolvió el gesto e invitó a Sargsyan para compartir la revancha en la ciudad de Bursa. "Di un paso muy valiente cuando fui a Ereván en 2008, y ahora el presidente Sarkisian mostró una talla de gran dirigente. Estas visitas abren el camino a nuestros dos pueblos", afirmó Gul. Cinco días antes, los dos presidentes ya habían firmado un histórico acuerdo que permitiría, luego de la aprobación de los respectivos parlamentos, reestablecer las relaciones diplomáticas y la apertura del paso fronterizo de Margara.
Pese a las señales dadas por las autoridades, antes del partido se produjeron protestas en las afueras del estadio. Adentro, algunos seguidores turcos mostraron banderas de Azerbaiján y otros abuchearon el himno rival. Turquía volvió a ganar por dos a cero, aunque ya ninguno de los equipos contaba con chances de acceder a la Copa del Mundo. Sin embargo, la mayor victoria se la habían llevado los presidentes, que habían logrado estrechar los lazos cortados desde hace casi un siglo.
Sin embargo, el camino iniciado hace dos años por la diplomacia está bastante lejos de llegar a su fin. A seis meses del acuerdo sellado en octubre de 2009 en Suiza, el parlamento turco no ha ratificado los protocolos y eso no parece ser posible en lo inmediato debido a los problemas políticos que enfrenta el gobierno. El primer ministro turco, Recep Tayyip, afirmó recientemente en Washington que si los documentos llegan a ser votados ahora, su rechazo sería inmediato. Las objeciones del Parlamento turco están relacionadas con el reciente reconocimiento del genocidio armenio por el Comité de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense y por el Parlamento de Suecia. El Congreso armenio ya anunció que no se pronunciará hasta que lo haga su par turco. Los acuerdos permitirían crear una comisión mixta de expertos para estudiar el genocidio.
A 95 años de la barbarie, memoria y justicia son dos buenos términos a la hora de recordar el genocidio armenio. Parece mentira que el deporte haya sido el punto de inicio para el acercamiento entre los pueblos. Si el fútbol es la continuación de la guerra por otros medios, en este caso sirvió para marcar el camino hacia la paz. No es poca cosa.
Estoy convencida de que el fútbol y el deporte en general, más los deportes populares, sirven para unir y para encontrar consensos. Más allá de que la competencia existe siempre está claro donde está, en la cancha, y en ese sano competir también se convive y se enriquecen unos y otros.
ResponderEliminarBarbarie, memoria y justicia, palabras que sirven para muchos de los genocidios que tiene en su haber la historia de la humanidad.
Un abrazo
Muy buen informe!!!!!!!! Irene
ResponderEliminarEl fútbol refleja aspectos de la sociedad constantemente, generalmente lo malo, pero aquí un ejemplo contrario. Que los presidentes se junten en el partido, que el mismo se desarrolle en paz, seguramente es consecuencia y reflejo de un actitud tal de gran parte de ambos pueblos
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