El fútbol al poder

La imagen del jueves no por esperada dejó de resultar llamativa: la presidente Cristina Kirchner en el centro de la mesa, a su derecha Julio Grondona, presidente de la AFA, y, a la izquierda, Diego Maradona, técnico de la Selección Argentina. A los costados, dirigentes futbolísticos y el gabinete nacional en pleno. Abajo del escenario, directivos, invitados, movimientos sociales afines, banderas y cánticos de apoyo. En ese marco y por cadena nacional se anunció el acuerdo entre la AFA y el gobierno para la nueva transmisión de los partidos de los torneos de Primera División del fútbol argentino. Deporte, política y medios de comunicación juntos como pocas veces.

En su discurso, Grondona sostuvo: “Hoy es un día histórico, acaba de nacer un nuevo desafío en nuestras vidas para perfilar un nuevo orden en el fútbol". Esas palabras ya son mucho decir para un mandato que lleva 30 años. En ese sentido, los testigos directos pueden sentirse privilegiados. No debía haberse imaginado en esa situación Grondona cuando a comienzos de los ´80 recorría los canales de televisión con una carpeta bajo el brazo ofreciendo la transmisión de los partidos de fútbol de Primera División. La respuesta negativa que encontraba se sustentaba en que no daban rating. Los grandes medios solo reproducían el show de goles y las mejores jugadas. Hoy los clubes argentinos esperan recibir 600 millones de pesos por los derechos de televisión y los partidos, en principio, irán por el canal estatal.

Tras mucho caminar por los pasillos, recién en 1985 la AFA firmó un contrato por tres meses con una incipiente empresa, Torneos y Competencias, para transmitir algunos partidos por Canal 7. Pero el mercado de las comunicaciones estaba cambiando rápidamente. A comienzos de los ´90, había más de 1000 empresas de cable en Argentina. En 1991, Carlos Ávila, dueño de TyC, se asoció al grupo Clarín, que aportó los 2 millones de dólares necesarios para cerrar un nuevo negocio y así el fútbol argentino comenzó a ser trasmitido los viernes por el sistema codificado para los abonados al cable. Luego se agregaron un partido los sábados y otro los domingos hasta que finalmente en 2007 todos los partidos llegaron en directo a la pantalla chica, siempre por el sistema básico de TV por cable algunos y por el sistema codificado otros. En el contratofirmado en el ´91, la AFA se comprometía a tomar en cuenta las necesidades de programación de la empresa a la hora de armar los fixtures del campeonato. Los clubes, como socios de la empresa televisiva, tendrían acceso a los balances ya que, al fin y al cabo, era una sociedad comercial entre las instituciones, que ponían el producto fútbol, y Televisión Satelital Codificada (la empresa de TyC y Clarín), que producía las transmisiones y comercializaba los derechos. La AFA nunca ejerció ese derecho de revisión y sólo se limitó a renegociar el contrato en varias oportunidades y a pedir adelantos de dinero.

Las empresas televisivas se transformaron en una suerte de Fondo Monetario Internacional de los clubes, con pagos adelantados que permitían solucionar algunos de los desaguisados cometidos por los dirigentes. Pero parece que la receta no funcionaba del todo. En la década del ´90, instituciones como Racing, Newell´s, Talleres, Belgrano, Deportivo Español, Atlanta, Chaco For Ever y Temperley, entre otras, sufrieron graves problemas económicos o directamente fueron a la quiebra. Otra solución implementada fue el llamado “Plan de recuperación mediante inversiones privadas en el fútbol profesional”, aprobado en 2000 por el Comité Ejecutivo dela AFA, que habilitaba la entrada a los clubes de empresas privadas que oficiaran como gerenciadoras. Tampoco fue la solución. Y así fue como en medio de deudas globales por 700 millones de pesos, de reclamos de la AFA a las empresas televisivas por más dinero ante lo que consideraban un contrato injusto y de clubes incapaces de sostener sus presupuestos, en una semana se rompió un vínculo de 18 años entre los clubes y la televisión.

En el acto del jueves, la presidente dijo: "La democracia todavía estará incompleta en la medida en que no podamos garantizarle a los argentinos bienes fundamentales". Se entiende que el fútbol está entre ellos. Es saludable la idea de resaltar la importancia de las actividades relativas al ocio y la recreación de los ciudadanos. Esos aspectos de la vida también hacen a las personas, no son meros apéndices de las actividades laborales. En esos momentos es cuando podemos refrescar el espíritu, viviendo sensaciones ajenas a nuestra rutina. El Partido Justicialista bien sabe de estas cosas. El peronismo versión 1946-1995 extendió a tal punto su influencia en la vida de muchas personas que integró la recreación y el ocio a sus políticas de estado. Los Torneos Evita, donde miles de jóvenes competían en distintos deportes, la fundación de clubes de barrio a lo largo de todo el país, la creación de campos deportivos y hoteles de los sindicatos, que permitían a muchos trabajadores disfrutar de sus fines de semana al aire libre y de sus vacaciones en distintos lugares de la Argentina, son ejemplos de hasta donde el gobierno del General Juan Domingo Perón influyó en la vida de muchas personas más allá de su actividad laboral.

Pero aquí todo parece formar parte de una lucha de poder entre el gobierno de Cristina Kirchner y el grupo Clarín más que de una política de estado tendiente a mejorar la recreación y el ocio de los ciudadanos. En un país donde el Estado no puede garantizar una vida digna al 20 % de los pobres que hay en país (casi el 40 % según cifras privadas, estos es, unas 14 millones de personas) ni un trabajo digno a los 3,5 millones de argentinos con problemas laborales, resulta difícil suponer que súbitamente hayamos entrado en una era de bienestar que permita al gobierno trascender los derechos básicos de las personas y ocuparse de sus ratos libres. Del lado del fútbol, la receta parece ser la misma que se viene dando históricamente: inyectar capital, de cualquier mano posible, para dar sobrevida a un fútbol argentino que siempre parece estar tapando agujeros y nunca pensando en un camino que implique un destino de grandeza. Al final, queda la ilusión de que el nuevo convenio y los 600 millones que supuestamente recibirán los clubes (que nunca se explicó oficialmente cómo llegarán, ni siquiera por qué se rompió el viejo contrato) sean un nuevo punto de inicio para hacer las cosas con un poco más de decencia. Si siempre soñamos con un buen partido cada domingo, quizás sea la hora de imaginar un futuro mejor afuera de la cancha.

Aquí un poco del discurso de Cristina:

2 comentarios:

  1. Muy triste fue ver en cadena nacional a Julio Grondona y observar cómo el Gobierno le tira un salvavidas útil (por su enemistad con Clarín) a la AFA apañando sus vergonzosos manejos a nivel estructural y el "vale todo" en cada club de Primera.
    Nobleza obliga, el fútbol por TV abierta para todos es algo muy justo, pero la larga lista de cuestiones por arreglar que quedan hacen a esto aparecer como algo insignificante.

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  2. LA EXPLICACION QUE HAS DADO PERMITE QUE UNO INTENTE DIGERIR LO INDIGESTO.
    DE LEJOS ESA REALIDAD PARECE INFUMABLE
    LATI

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