“Maradona by Kusturica” no se estrenó comercialmente pero ya circulan copias piratas por el mercado argentino. Quizás sea una forma de derrotar a los poderosos, rasgo que el director tanto admira del ídolo argentino.
La película transcurre en distintos momentos entre los años 2005 y 2007, época en la que el Diez comienza una etapa de recuperación, con altibajos, que lo aleja paulatinamente de los excesos (al menos de algunos). Por lo que Maradona aparece lúcido, revelando algunos secretos, siempre creíble.
Pero quizás el film gane más en mostrar al ídolo en distintas situaciones. Así es como el Diez vuelve a su casa de Villa Fiorito y recuerda sus épocas de pobre, cuando apenas si había comida para toda la familia. El dato por conocido no es menor. No está de más recordar que quien tuvo al mundo en sus manos a partir de una pelota de fútbol se crió en la pobreza extrema. No sólo eso, no se olvida que se crió en ese ámbito y vuelve a él.
También aparece el Maradona militante y combativo. Así es como se lo ve en Mar del Plata participando del acto contra la presencia de George Bush en nuestro país en 2005 y más tarde despotricando contra Havelange, Blatter y demás miembros del poder.
También se muestra el Diego global, que va a Nápoles y ve desde su ventana a varios miles de personas que le cantan sin parar. Luego viaja a Serbia a casa de los Kusturica y chequea en las calles si la gente lo conoce.
Y quizás sea esa una de las metáforas posibles, la del chico que nació en una pobreza sin futuro y se vuelve un ídolo mundial que se sorprende si la gente no lo saluda continuamente.
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