Argentina y su pequeña gesta en Barranquilla

El festejo argentino tras el primer gol en Barranquilla
Barranquilla es un lugar propicio para las grandes gestas. Caloruso, húmedo, de público fervoroso, no es el mejor sitio para el lujo y la gambeta, sobre todo para el visitante. Es más común allí familiarizarse con la lucha, el choque y los pelotazos. Eso pareció pensar el técnico argentino, Alejandro Sabella, a la hora de armar su equipo que enfrentaría a Colombia por las Eliminatorias. Prescindió de bueno pies como Ricardo Álvarez y Javier Pastore, titulares en el encuentro previo ante Bolivia, para dar lugar a guerreros como Rodrigo Braña y Pablo Guiñazú. Paradójicamente, cuando abandonó su planteo cauteloso, adelantó a su equipo en el campo y crecieron los jugadores con mayor talento que puso en cancha, Argentina encontró una buena victoria de visitante.

La Selección Argentina de hoy no es un equipo que hoy pueda aspirar a las grandes gestas, pero al menos la categoría de sus individualidades le permitió evitar un nuevo traspié, tan común en los últimos tiempos. Tras un primera parte anodina, en la segunda mitad Messi creció en el partido, Colombia se derrumbó física y futbolísticamente y Argentina pudo remontar un partido adverso para encontrarse con un resultado aliviador.

El equipo de Sabella fue eficaz en contener un eventual vendaval colombiano en los primeros minutos, pero sufrió cuando tuvo que avanzar sobre el arco rival. Como si eligiera refugiarse en la lucha del mediocampo por sobre el golpe en la ofensiva para no sufrir sobresaltos. La buena imagen de Guiñazú y la soledad de Messi cada vez que tomó contacto con el balón en la primera mitad fueron buenos signos del trámite del juego.

Pese a la cautela argentina, desde el comienzo Colombia eligió la misma propuesta: esperar en campo propio, sin desesperación, intentando aprovechar algún descuido en la defensa rival. Eso pasó los 26 minutos, tras un balón perdido por Sosa que terminó en un remate de Ramos, y en el tiro libre que culminó en el gol de Colombia, llegado tras un foul de Zabaleta en un pelota que la Argentina tenía dominada. Argentina terminó el primer tiempo sin generar una sola situación de gol.

La Selección Argentina es un equipo que desde un buen tiempo a esta parte se ha acostumbrado a verse derrotado y muchas veces a sufrir más que a jugar. Desde 2008, la albiceleste perdió ante rivales como Noruega (1-2), Bolivia (1-6), Alemania (0-4), Japón (0-1), Nigeria (1-4), Polonia (1-2) y Venezuela (0-1). En este contexto, no llama la atención la ausencia de títulos recientes.

Quizás en Barranquilla haya aflorado la rebeldía o la vergüenza propia de los futbolistas, pero el trámite tras 45 minutos parecía mostrar la continuidad del nivel reciente de la Selección. El equipo argentino tiene en su haber cuatro técnicos en la misma cantidad de años. Desde 2008, pasaron Basile, Maradona, Batista y ahora Sabella. Cada uno llegó a su cargo con la necesidad de encontrar resultados inmediatos, como si cada nuevo responsable trajera sobre los hombros una revolución escondida capaz de ponerse en juego al primer partido. En la previa del encuentro ante Colombia, tras sólo tres partidos oficiales, Sabella ya cargaba con la desconfianza de muchos. Pero cuando todo parecía encaminarse a una nueva frustración para Argentina, el trámite del partido cambió por completo.

El equipo albiceleste, sin llegadas en la primera parte, al menos pudo adelantarse en el campo al comienzo de la segunda mitad, principalmente por la influencia de Messi, quien al revés del encuentro ante Bolivia, creció en su desempeño a medida que se acercaba el final del partido. A los 15 minutos, el crack del Barcelona habilitó a Sosa, el arquero Ospina dio rebote y el rosarino mandó la pelota al fondo de la red. Con escasa movilidad y poco fútbol, igual Argentina pudo sostener su dominio. Los colombiano sólo inquietaron con una jugada Zúñiga que tapó muy bien el arquero Romero. Pocos minutos más tarde, el ingresado Kun Agüero anotó el segundo gol argentino tras un buen contraataque en combinación con Messi e Higuaín.

Argentina logró tres puntos importantes, aunque tampoco la remontada final le permita dejar de lado sus fantasmas. El equipo aun carga con el pecado de tener con qué pero no encontrar el cómo. Sus individualidades muchas veces no se potencian y sus virtudes particulares se reducen en la impotencia del conjunto. Al menos ayer dejó de lado la involución de los últimos juegos y apreció dar un pequeño paso adelante, al menos en la parte anímica.

El equipo aun debe luchar contra indiferencia y la desconfianza general. Cuenta con cracks capaces de brindar una gran fiesta de fútbol y muchas veces termina sumido en la mayor decepción. El viernes jugó en Buenos Aires ante Bolivia con un estadio semivacío. Ayer, una derrota hubiera sonado previsible para muchos.

El clima y el físico jugaron su partido en Barranquilla. El gol colombiano sobre el final de la primera mitad desniveló el resultado y Argentina parecía contar ni con fútbol ni con resto físico para equilibrarlo. Pero encontró las virtudes de sus cracks más talentosos, que olvidaron la lucha, el choque y los pelotazos que fueron moneda corriente en el partido para jugar por abajo y encontrar la victoria. No será obra de un gran funcionamiento colectivo, pero el triunfo en el calor de Barranquilla es una pequeña gesta que nadie en la Selección Argentina puede despreciar.

Aquí el compacto del partido:

1 comentario:

  1. este partido lo vimos con mi familia en mi depto de Recoleta. Fue un gran enfrentamiento

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