Hace poco más de 30 años, las cifras eran distintas. Eran suculentas para la época, pero simples monedas en comparación con la danza de millones que hoy envuelve al mundo deportivo. Según reveló un informe reciente del New York Times, cuando el delantero inglés Laurence Cunningahn se convirtió en el fichaje el fichaje más caro de la historia del Real Madrid, su equipo, el West Bromwich, recibió poco más de un millón de euros.
Por jugar en la Casa Blanca, Cunningahn cobró 90.000 euros por temporada, lo que equivalía a 55 veces el salario mínimo de la época en España. Hoy, Cristiano Ronaldo recibe 13 millones de euros por temporada, sólo por su contrato con el Real Madrid. Ese salario equivale a lo que perciben 1.688 trabajadores con el sueldo mínimo en España.
Hace 30 años, el fútbol era un deporte mayoritariamente local, con una relación distante con los medios de comunicación. Era más bien un deporte de estadios, de páginas deportivas con la foto del héroe del día, de futbolistas entendidos como deportistas, de clubes más parecidos a entidades civiles que a empresas multinacionales. Hoy el fútbol puso por delante los millones, los que se ganen o los que se pierden, los que prescriben aquello que se ve en el verde césped, aunque a veces la pelota desmienta la verdad de los balances. En la década del ´90, años de expansión de las telecomunicaciones, los clubes contaban sus millones en las tesorerías.
En estos años de crisis, algunos buscan la manera de evitar la fuga de dinero. Hace pocos días, el Valencia de España informó que redujo su deuda en 180 millones de euros, un tercio del total. Para lograr tal proeza, el club debió desprenderse de sus principales figuras como David Villa, David Silva y Antonio Mata.
Silva se marchó en 2010 al Manchester City, equipo que de la mano del jeque de Abu Dhabi Sheikh Mansour bin Zayed Al Nahyan confirmó un equipo plagado de grandes jugadores como Yaya Toure, Mario Balotelli, James Milner, Jerome Boateng, Aleksandar Kolarov, Carlos Tevez y Sergio Agüero. Solo en la temporada 2010/11, el club gastó 181,5 millones de euros en fichajes. A comienzos de esta temporada desembolsó 92,5 millones, convirtiéndose en el club que más dinero gastó en futbolistas en toda Europa.
Días atrás el club informó que, en la campaña pasada, gastó 203 millones sólo en salarios, mientras que recaudó por todo concepto 198 millones. En total, el Manchester City perdió 227 millones de euros en la temporada pasada, según informó el propio club. La cifra supone los mayores números rojos de la historia del fútbol inglés, superando holgadamente los 164 que perdió el Chelsea en 2005.
Hoy el City marcha puntero en la Premier Legue, como un símbolo de la época: el club que más déficit tiene es al que mejor le va. Los millones de los Emiratos Árabes compensan lo que no pueden arreglar los contadores.
A diferencia de muchos países del Viejo Continente, Argentina es un país en expansión económica y su fútbol también recibió los beneficios del crecimiento local. Hace dos años, la Asociación del Fútbol Argentino vendió sus derechos de televisión al Estado Nacional y logró hacerse a cambio con más del doble del dinero que recibía antes. Sin embargo, la mayor recaudación no redunda en mejores cuentas de los clubes, que cuanto más dinero reciben más gastan. Lejos de cualquier atisbo de distribución de la riqueza, los buenos beneficiados de esta historia fueron los propios futbolistas, que vieron aumentar su salario en forma considerable.
Como bien informa Gustavo Veiga en el diario Página/12, en Argentina, los clubes concursados o quebrados, según un relevamiento de la AFA, son veintinueve sobre sesenta y uno en las tres categorías profesionales (Primera División, B Nacional y B Metropolitana). Pese a que ingresa más dinero, la cantidad de instituciones con problemas de cuentas no ha disminuido en los últimos años. A fin del año pasado, los clubes argentinos debían más de 1000 millones de pesos.
Como bien explica el profesor en economía inglés Stefan Szymanski en el libro "Soccernomics", el gasto de los clubes en fichajes tan sólo explicaba un 16% de la variación total de su posición en la liga. En cambio, el dinero abonado en salarios explicaba un 92% de esa variación. El fútbol de estos tiempos no le cierran los balances y muchas veces no parece ser por un problema de falta de dinero.
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