Al hacer un repaso por los partidos de la primera fecha del Torneo Apertura de la Argentina no se observan grandes motivos para ilusionarse de cara al nuevo campeonato. Se anotaron sólo 17 goles en 10 encuentros, sólo en tres de ellos se marcaron tres tantos y ninguno de los siete equipos victoriosos se impuso por más de un gol. El recién ascendido All Boys le hizo fuerza a Racing, Olimpo de Bahía Blanca casi le empata a Banfield, el River de Cappa le ganó en el último minuto a Tigre, el campeón Argentinos cayó de local ante Huracán y Boca apenas salvó un empate frente a Godoy Cruz. Algunos buenos pasajes de buen fútbol de Vélez en el primer tiempo, que le permitieron llevarse un claro triunfo ante Independiente, son de los pocos momentos para rescatar de la primera jornada. Todo se vuelve tan parejo, que hasta el ajedrecista ruso Anatoly Karpov, ex campeón mundial, hizo tablas con el titular de la CGT, Hugo Moyano. “Los sindicatos rusos tienen mucho que aprender de los sindicatos argentinos” afirmo Karpov, quien se postula como futuro presidente de la Federación Internacional de Ajedrez. Un auténtico gesto de acercamiento diplomático.
Al finalizar el domingo, vuelven a aparecer los viejos condimentos que tiene el fútbol argentino, que rebotan tras cada fin de semana como elementos escondidos que salen a la superficie cuando la pelota queda a un lado. Son las quejas por los fallos arbitrales, la violencia de las tribunas, los reclamos por los fixtures armados a medida de algunos equipos, los rumores sobre transferencias nunca concretadas.
Pero esta vez, en medio del bajo nivel general y la tormenta de declaraciones mediáticas, un argentino ajeno al mundo futbolístico puso el buen juego necesario para hacer que el fin de semana ocupe un pequeño lugar en la memoria de los que amamos el deporte. Fue David Nalbandian, que desempolvó su tenis magistral e torneo de Washington para llevarse el 11° título de su carrera y avanzar 72 puestos en el ranking para ubicarse 45°.
Los números dirán que el unquillense se cargó en fila al norteamericano Ram, al suizo Wawrinka, al también suizo Chiudinelli y al francés Simon. En semis despachó con un doble 6 -2 al croata Marin Cilic y en la final se impuso al chipriota Bagdatis por 6 - 2 y 7 – 6. Sin embargo, los números no reflejan la precisión de sus golpes y la belleza de su tenis, especialmente en la semifinal y en el primer set del encuentro decisivo. El talento se expresa en cualquier deporte y cuando encuentra su mejor expresión, da gusto verlo en cualquiera de sus formas. Eso fue lo que mostró Nalbandian en Washington: un tenis hermoso, digno de contemplar y admirar por los fanáticos y por los que no lo son.
Ayer, un grupo de 150 barrabravas de River Plate no pudo ingresar al estadio Monumental luego de que se aplicara el derecho de admisión. Como la policía impidió la entrada de tres de esos hinchas por contar con antecedentes violentos, pese a que todos poseían localidades, la totalidad del grupo se fue del escenario al grito de "vamos a volver". Por cosas como estas, y por el flojo nivel futbolístico de los partidos, mejor recordar los golpes precisos de Nalbandian para tener un buen recuerdo del fin de semana.
Es un tenista muy irregular aunque cuando gana forma. Os acordais de Paris hace dos años. Su mejor partido que le he visto fue en el Torneo de los maestros de Shangai ante Federer en la final.
ResponderEliminarEnhorabuena David.
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