Vélez Campeón


Los caprichos del fixture determinaron que los dos aspirantes al título debían enfrentarse en la última fecha del torneo. A Vélez sólo le servía el triunfo para consagrarse campeón y a Huracán le alcanzaba con el empate para festejar. Por eso es que la tensión propia del fútbol se multiplicaría exponencialmente. No habría revancha ni tiempo para corregir errores. Sería (fue) a todo o nada.

El gol velezano es un buen reflejo de cómo se definió el campeonato. A 7 minutos del final, llegó un pelotazo largo, Larrivey fue al piso y chocó con el arquero Monzón. Fue falta del atacante, no cobrada por el árbitro Brazenas, por lo que la pelota quedó suelta en el área, algo siempre peligroso para las defensas. Vaya si lo fue en este caso, porque Maxi Moralez aprovechó la oportunidad y clavó un derechazo cruzado que le dio a Vélez el gol, la victoria por 1 a 0 y el campeonato (el séptimo de su historia).

En la previa, los de Liniers se presentaban en los grandes medios como el equipo práctico, efectivo, en oposición al favorito Huracán, el del fútbol bien jugado, de pelota al piso. Si bien lo del Globo es cierto, el campeón Vélez es algo más que eficiencia y practicidad.

Dicen que los tiburones actúan como si no existiesen en su medio otros peces que puedan atacarlos. Entonces no temen a nada ni a nadie y pueden llegar a embestir hasta un portaaviones. Vélez mostró algo de ese espíritu agresivo, ganador, confiado, confiable y prepotente, propio de aquel que sabe de sus virtudes y que espera que ellas afloren en los momentos críticos. Después de perder su invicto en la fecha 14 ante Gimnasia en La Plata, ganó 4 de los últimos 5 partidos, incluido el decisivo ante Huracán, y se llevó el título. A lo largo del torneo, le expulsaron 5 jugadores y no perdió en ninguno de esos partidos, incluidos los decisivos contra Lanús y Huracán.

El equipo velezano ganó en solidez de atrás hacia adelante. El tridente defensivo encabezado por el arquero Montoya, custodiado por los centrales Domínguez y Otamendi, respondió al histórico estilo velezano, de hombres duros, capaces de soportar cualquier embestida rival. Fue el equipo menos goleado con 13 tantos en contra. En 10 partidos mantuvo la vaya invicta.

En el medio, Víctor Zapata manejó los tiempos del equipo como nadie, apoyado en el juvenil Franco Razzotti. Adelante, el tridente ofensivo de Moralez-López-Cristaldo le dieron el vuelo futbolístico que lo llevó al campeonato. Entre los tres marcaron 20 de los 29 goles del equipo. La bandera la llevó el uruguayo, que anotó 11, pero en total fueron 10 los futbolistas que festejaron a largo del torneo. La buena preparación física del equipo también se refleja en la red, ya que Vélez marcó 20 de sus 29 goles en los segundos tiempos. Los segundos 45 minutos ante Godoy Cruz y Colón probablemente hayan sido de lo mejor que mostró el equipo en el torneo.

Huracán mostró un fútbol de alto vuelo a lo largo del campeonato pero fue superado en la gran final. No invalida la gran campaña de un equipo de grandes futbolistas como Bolatti, De Federico y Pastore, que puso en primer plano la forma de jugar a la pelota, que lo levó a conseguir resultados positivos casi como algo inevitable. Fue de la mano de Huracán que el fútbol volvió a entenderse como una posibilidad artística, digna de disfrutar y ser aplaudida. De eso puedan dar fe los quemeros, así como también Lanús y Vélez. Lamentablemente el campeón es uno solo. Vélez lo tiene merecido.

1 comentario:

  1. Excelente comentario!

    Te agregué en mis links. Gracias por el comentario y por pasar por el blog.

    Un saludo.

    El Cronista Deportivo

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