Hace pocos días, Julio Grondona, Presidente de la AFA, dijo que el comienzo del Torneo Apertura 2009 no corría peligro. Ayer a la mañana aportó una visión diferente: “Corre riesgo el comienzo del campeonato de Primera. Hay varios clubes que tienen deudas muy importantes". Si el 11 de agosto, cuatro días antes del inicio del torneo, las deudas no están saldadas, los clubes deudores no podrán empezar a jugar. Ya se postergó el comienzo de la Primera B. No se sabe qué pasará con el Nacional B y la Primera División.
Grondona tiene razón en su diagnóstico. La deuda oficial de los clubes de Primera División asciende a 28 millones de pesos (40 si se tiene en cuenta la B Nacional y la Primera B). Varios clubes de Primera estuvieron o aún están en concurso de acreedores: Independiente, San Lorenzo, Huracán, Rosario Central, Newell´s, Banfield, Colón y Gimnasia (LP). Además está el caso de Racing, quien ya pasó por un proceso de quiebra. Boca y River, no escapan a las deudas. Sólo Vélez, Estudiantes, Lanús, Godoy Cruz y Gimnasia y Esgrima de Jujuy (que descendió, pero honró los compromisos) están al día. Se calcula que los clubes le deben 300 millones de pesos a la AFA, que además de ente rector del fútbol oficia de prestamista. Casi todas las entidades tienen un déficit estructural que sólo se resuelve con la venta de sus futbolistas.
Para intentar solucionar el problema, Grondona pidió una audiencia con Aníbal Fernández, Jefe de Gabinete. Intentará poner en marcha el llamado PRODE bancado, un sistema de apuestas telefónicas y por Internet que según los cálculos les dejaría a los clubes cerca de 25 millones de pesos al año. También se intentará lograr mayores beneficios por los contratos televisivos. La solución pasa por agrandar la torta a repartir, de modo que los mayores ingresos permitan afrontar las deudas existentes. Esta metodología no es la primera vez que aparece en la historia de fútbol argentino.
En 1935, la AFA le pidió por primera vez al Gobierno Nacional una condonación de ciertas deudas, además de exenciones y rebajas impositivas. Años más tarde, a mitad de la década del ´60, la merma en la cantidad de los espectadores en los estadios hizo que cayeran los ingresos económicos de los clubes. La solución para generar nuevos ingresos pasó por duplicar la cantidad de campeonatos (se crearon el Metropolitano y el Nacional) y multiplicar la cantidad de encuentros incorporando nuevos equipos a la competencia. Así es como entre 1960 y 1970 el número de partidos de fútbol disputados en la Argentina se multiplicó por dos. El número total de asistentes aumentó, pero el promedio de espectadores por encuentro fue menor. Por lo tanto, los gastos fueron mayores que los ingresos y las expectativas iniciales no se concretaron. A fines de los ´60, cuando el panorama económico no mejoraba, la AFA comenzó discutir la creación del PRODE, como una forma de generar nuevos ingresos. El nuevo invento recién vería la luz en 1972.
Una nueva crisis económica se repetía en 1985, lo que llevaría a Grondona a pedirle al Presidente Raúl Alfonsín un incremento en los recursos que el fútbol recibía por el PRODE. Años después, en 1999, la situación económica de los muchos clubes mejoraba, pese a que ya gozban de los beneficios de los contratos televisivos. El 20 de julio de ese año, se llevó a cabo una reunión de dirigentes en el predio de la AFA, que culminó con el llamado Pacto de Ezeiza. Allí se votó el Reglamento de Control Económico y Financiero, que establecía nuevas pautas contables para los clubes y un control más férreo de los números por parte de la entidad dirigida por Grondona. La idea era similar a la que se plantea hoy en día: quien no tuviera las cuentas en orden no podría iniciar los campeonatos. Ese tipo de castigo nunca sucedió, aunque las cuentas en general no se acomodaron.
En ese encuentro de Ezeiza se planteó otra polémica entre los dirigentes: Mauricio Macri (Presidente de Boca) y Fernando Miele (titular de San Lorenzo) encabezaban un grupo que proponía introducir la figura de las sociedades anónimas deportivas como una forma de inyectar dinero en los clubes. La idea no prosperó. Hoy la matriz de la historia se repite: deudas por demás y necesidad de plata fresca. Ya ni se habla de mayor control ni de mayor responsabilidad dirigencial.
El Tribunal de Cuentas de la AFA es el ente encargado de controlar financieramente a los clubes. Tiene poder para exigir balances y realizar auditorías sobre posibles irregularidades y transgresiones a las normas estatutarias. Sus miembros deben ser contadores públicos y “personas caracterizadas de reconocidas aptitudes por sus funciones y con reputación de prudentes e imparciales”. Quizás haya llegado la hora de mirar un poco los reglamentos y ejecutarlos.
Grondona tiene razón en su diagnóstico. La deuda oficial de los clubes de Primera División asciende a 28 millones de pesos (40 si se tiene en cuenta la B Nacional y la Primera B). Varios clubes de Primera estuvieron o aún están en concurso de acreedores: Independiente, San Lorenzo, Huracán, Rosario Central, Newell´s, Banfield, Colón y Gimnasia (LP). Además está el caso de Racing, quien ya pasó por un proceso de quiebra. Boca y River, no escapan a las deudas. Sólo Vélez, Estudiantes, Lanús, Godoy Cruz y Gimnasia y Esgrima de Jujuy (que descendió, pero honró los compromisos) están al día. Se calcula que los clubes le deben 300 millones de pesos a la AFA, que además de ente rector del fútbol oficia de prestamista. Casi todas las entidades tienen un déficit estructural que sólo se resuelve con la venta de sus futbolistas.
Para intentar solucionar el problema, Grondona pidió una audiencia con Aníbal Fernández, Jefe de Gabinete. Intentará poner en marcha el llamado PRODE bancado, un sistema de apuestas telefónicas y por Internet que según los cálculos les dejaría a los clubes cerca de 25 millones de pesos al año. También se intentará lograr mayores beneficios por los contratos televisivos. La solución pasa por agrandar la torta a repartir, de modo que los mayores ingresos permitan afrontar las deudas existentes. Esta metodología no es la primera vez que aparece en la historia de fútbol argentino.
En 1935, la AFA le pidió por primera vez al Gobierno Nacional una condonación de ciertas deudas, además de exenciones y rebajas impositivas. Años más tarde, a mitad de la década del ´60, la merma en la cantidad de los espectadores en los estadios hizo que cayeran los ingresos económicos de los clubes. La solución para generar nuevos ingresos pasó por duplicar la cantidad de campeonatos (se crearon el Metropolitano y el Nacional) y multiplicar la cantidad de encuentros incorporando nuevos equipos a la competencia. Así es como entre 1960 y 1970 el número de partidos de fútbol disputados en la Argentina se multiplicó por dos. El número total de asistentes aumentó, pero el promedio de espectadores por encuentro fue menor. Por lo tanto, los gastos fueron mayores que los ingresos y las expectativas iniciales no se concretaron. A fines de los ´60, cuando el panorama económico no mejoraba, la AFA comenzó discutir la creación del PRODE, como una forma de generar nuevos ingresos. El nuevo invento recién vería la luz en 1972.
Una nueva crisis económica se repetía en 1985, lo que llevaría a Grondona a pedirle al Presidente Raúl Alfonsín un incremento en los recursos que el fútbol recibía por el PRODE. Años después, en 1999, la situación económica de los muchos clubes mejoraba, pese a que ya gozban de los beneficios de los contratos televisivos. El 20 de julio de ese año, se llevó a cabo una reunión de dirigentes en el predio de la AFA, que culminó con el llamado Pacto de Ezeiza. Allí se votó el Reglamento de Control Económico y Financiero, que establecía nuevas pautas contables para los clubes y un control más férreo de los números por parte de la entidad dirigida por Grondona. La idea era similar a la que se plantea hoy en día: quien no tuviera las cuentas en orden no podría iniciar los campeonatos. Ese tipo de castigo nunca sucedió, aunque las cuentas en general no se acomodaron.
En ese encuentro de Ezeiza se planteó otra polémica entre los dirigentes: Mauricio Macri (Presidente de Boca) y Fernando Miele (titular de San Lorenzo) encabezaban un grupo que proponía introducir la figura de las sociedades anónimas deportivas como una forma de inyectar dinero en los clubes. La idea no prosperó. Hoy la matriz de la historia se repite: deudas por demás y necesidad de plata fresca. Ya ni se habla de mayor control ni de mayor responsabilidad dirigencial.
El Tribunal de Cuentas de la AFA es el ente encargado de controlar financieramente a los clubes. Tiene poder para exigir balances y realizar auditorías sobre posibles irregularidades y transgresiones a las normas estatutarias. Sus miembros deben ser contadores públicos y “personas caracterizadas de reconocidas aptitudes por sus funciones y con reputación de prudentes e imparciales”. Quizás haya llegado la hora de mirar un poco los reglamentos y ejecutarlos.
Los clubes están endeudados, casi el 90% lo están. Por culpa de la crisis económica? No. Por culpa de los jugadores que cobran mucho? No. Por culpa de la TV y el Prode que le da migajas bajo el paraguas negociador de la AFA? Puede ser. Por culpa de la AFA que no controla y los apañó hasta el día de hoy? Sí. Por culpa de dirigentes corruptos e inescrupulosos? Sí.
ResponderEliminarCreo que todos estamos de acuerdo con estas respuestas monosilábicas y todos estamos de acuerdo con que hay un mal que, de extirparse le haría muy bien al fútbol argentino. Ese virus enquistado en la AFA desde hace unos 30 años tiene nombre y apellido: JULIO GRONDONA.
Una opinión: Grondona podría irse. Entonces los clubes, via la nueva Ley de Radiodifusión, podrían negociar cada uno sus derechos televisivos.
ResponderEliminarUn saludo.
Lamentablemente parece que esa ley quedó en el freezer, no se habló más nada...
ResponderEliminaryo no soy tan optimista con respecto a la salida de grondona. no porque me caiga bien ni mucho menos. creo que algún día se irá (este es su último período probablemente), pero creo que los que le siguen (su hijo julio, maizner) no son muy distintos a él. de hecho creo que grondona representa el modelo de la gran mayoría de los dirigentes argentinos, con sus más y sus menos. ojalá me equivoque
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