La Copa y la Palabra


En 1996, Carlos Bonelli podía presumir de ser un periodista prestigioso. Había pasado por las revistas El Gráfico, Don Balón y France Footbal; y por los diarios Clarín, La Razón, Sur y Olé; entre otro medios periodísticos. En ese entonces, trabajaba para el diario catalán Mundo Deportivo y residía en Barcelona. Ya cargaba con el honor de ser el artífice del primer encuentro entre Diego Maradona y Fidel Castro en La Habana, Cuba, en 1987. “Fidel y Diego. Castro y Maradona quedan para la historia. Claro que en distintos tomos...” había escrito tras aquella reunión.

Pero el 13 de octubre del ´96, Carlos Bonelli sufrió un accidente automovilístico que le provocó graves lesiones. Estuvo dos meses en coma pero, tras mucho sufrimiento, pudo regresar a su casa. Sin embargo, la recuperación no terminaría allí. Siguieron años duros, con operaciones y tratamientos. La redacción, su ámbito natural, parecían quedar cada vez más lejos.

En 1996, su amado Estudiantes de La Plata apenas había vuelto a primera tras su paso por el Nacional B. Tampoco eran tiempos fáciles para el pincha. Poco tiempo antes, el equipo había disputado un partido por la Supercopa con medias blancas y negras, compradas de apuro en un shopping brasileño. No habían podido llevar las clásicas medias blancas y rojas desde Argentina. La crisis era económica y futbolística.

El 15 de julio de 2009, las vidas de Carlos Bonelli y de Estudiantes eran muy distintas. En Brasil, el pincha se preparaba para disputar la final de Copa Libertadores ante Cruzeiro. En Barcelona, ya de madrugada, Bonelli y su hijo Joaquín vibraban frente al televisor a la espera del gran partido.

Unas horas después, cuando el sol del amanecer asomaba por Cataluña, Estudiantes ya había hecho su epopeya en tierras brasileñas. Su triunfo por 2 a 1 le había dado su cuarta Copa Libertadores, 39 años después del último título conseguido. Ahora sería el turno de Carlos, quien debería escribir su propia historia, en medio de la hazaña de su equipo.

Unas horas después, Carlos fue a la redacción de Mundo Deportivo, donde sus compañeros lo impulsaron a dejar su sello en la gran conquista. Así fue como 13 años después de su última nota publicada, Carlos Bonelli volvió a dejar su firma en un artículo titulado “Verón, padre e hijo, y Sabella”. Allí puede leerse: “Estudiantes nunca había vencido en Brasil y lo consiguió en el momento más indicado, en la vuelta de la final ante el Cruzeiro, para volver a tocar la gloria”. Carlos Bonelli también podía presumir de estar en el momento preciso, festejando el triunfo de su equipo y escribiendo para sus lectores. Atrás habían quedado los dolores, los tratamientos, los sanatorios. Era el tiempo de la alegría, del festejo, de esas sensaciones a donde puede llevarnos el fútbol y sus historias.

Alguna vez el político y poeta portugués Manuel Alegre se preguntó qué cambiaba con el fútbol. Ésta fue la respuesta que encontró: “El fútbol cambia el espíritu, y si el espíritu cambia, cambia todo”. Pueden dar fe Carlos Bonelli, su hijo Joaquín, sus amigos y sus lectores.

4 comentarios:

  1. Muy emocionante la nota. Un grande Carlos Bonelli.

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  2. Fútbol es vida, el resto son sólo detalles.

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  3. Javier, no sé quien eres, pero yo te agradezco tu recuerdo.
    yolanda.

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  4. Quiero hacerle llegar nuestro recuerdo a Carlos Bonelli, con quien compartí redacción en los 80 en Editorial Sarmiento. A él y su familia de Barcelona, a la que no conozco. Y me pone feliz que esté recuperado. ABrazos desde Buenos Aires. Elsa.

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