Colombia, el estado, el fútbol y el capital


El presidente colombiano Juan Manuel Santos había decidido poner el cuerpo para darle su apoyo al equipo nacional de fútbol. El 16 de Junio, Bogotá, Santos entregó "La bandera de la alegría" al plantel colombiano que disputaría la Copa América. El telón de 70 metros de largo formó parte de una campaña de las cervezas Águila y Bavaria, que auspician a las selecciones cafeteras.
“Quiero saludar muy especialmente al Presidente de Bavaria (Richard Rushton), quien con su generosidad ha hecho posible este evento y este proceso que se inició aquí en el Palacio hace unas semanas, y que está agarrando una fuerza inusitada, que nos va a llevar a cumplir el objetivo", comenzó su discurso Santos. En términos absolutos, la campaña fue un éxito: 88 mil mensajes de los colombianos llegaron a la bandera para alentar a su selección.

Sin embargo, semejante aliento no alcanzó: la selección colombiana fue eliminada en cuartos de final por Perú y, pese a mostrar momentos de buen fútbol, se despidió rápidamente del torneo continental. Días después, Hernán Darío Gómez, entrenador de la selección, golpeó a una mujer en las calles de Bogotá en medio de una borrachera, quizás tras beber la cerveza que auspicia a la selección, y debió dejar su puesto.

la noche del 16 de junio, cuando todo era ilusión, Santos, vestido con la camiseta de la selección colombiana, dijo a sus jugadores: “Los colombianos queremos ser capitanes de nuestro futuro, capitanes de nuestro destino y queremos en este momento rodear a nuestra selección; enviarles los 46 millones de colombianos –y hablo a nombre de esos 46 millones de colombianos- enviarles a la selección toda la energía positiva para que comiencen ese proceso de ascenso, ahora en la Copa América y luego la clasificación del Mundial y en el propio Mundial”. Luego citó el poema Invictus y al propio Nelson Mandela, que a partir del Mundial de rugby de 1995 avanzó en su lucha contra las divisiones raciales del pueblo sudafricano.

Tras la pobre actuación en la Copa América, Santos, el pueblo colombiano y los auspiciantes del equipo pusieron sus esperanzas en el Mundial Sub – 20 que se jugaría en su país. Su equipo tendría una buena chance, ya que poco antes se había consagrado campeón del torneo Esperanzas de Toulon. El país invirtió más de 100 millones de dólares en la organización del torneo. El equipo nacional se despidió en cuartos de final tras perder 3 a 1 ante México. “Ya que cumplimos el objetivo de hacer el mejor Mundial Sub-20, podemos ponernos otras metas”, dijo Santos tras el final del torneo.

Pero en Colombia el poder político no sólo pone sus ojos sobre las selecciones sino que hace pocos meses se sancionó la Ley 1145, también conocida como Ley del Fútbol, que avanza sobre la economía de los clubes fútbol. La norma plantea que los clubes con deportistas profesionales deberán organizarse como corporaciones, asociaciones deportivas o como sociedades anónimas. La ley los obliga a organizarse y normalizar sus cuentas con el fin de evitar el déficit y la inclusión de dineros del narcotráfico o de actividades ilícitas. El plazo para el ordenamiento vence el 12 de noviembre.

Así, clubes como Millonarios, Chico F.C., Jamundí, Deportes Tolima y Bucaramanga ya se han convertido en sociedades anónimas. El caso de Millonarios es el mejor ejemplo de la reconversión. El equipo contaba con deudas de 15 millones de dólares. La nueva sociedad a cargo de la institución, Azul y Blanco, consiguió 4.150 socios que colocaron un total de $8.000 millones en inversiones.

Política y capital privado se unen en el fútbol colombiano, aunque, como siempre, la historia se define en la cancha.

Aquí el acto de entrega de la "Bandera de la Alegría" a la selección colombiana de fútbol:

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