Bahréin: fútbol, Fórmula 1 y represión

Salman Bin Ibrahim Al Khalifa
El pasado 2 de mayo, el jeque Salman Bin Ibrahim Al Khalifa fue recibido con aplausos por sus compañeros de la Confederación Asiática de Fútbol (AFC) en el lujoso hotel de Kuala Lumpur. Pocos minutos antes, había sido elegido Presidente del organismo que rige el fútbol asiático. Salman reemplazó en el cargo a Mohammed Bin Hammam, quien tuvo que marcharse en diciembre tras ser expulsado de la FIFA acusado de corrupción y compra de votos en su camino a la presidencia.

Salman le permitió a Bahréin tomar nuevamente los focos del mundo deportivo, pero esta vez con una semblanza diferente a lo sucedido pocas semanas antes, cuando el pequeño emirato de Medio Oriente recibió al Gran Premio de Fórmula 1. Como sucede desde 2011, aquella vez, la llegada del gran circo automovilístico concentró diferentes protestas contra el poder que gobierna el país.

Deporte y alta política

Salman forma parte de la familia real de Bahréin. Su vida estuvo estrechamente ligada al deporte, desde que practicaba fútbol en las categorías inferiores del club Riffa. Luego inició su carrera como dirigente deportivo, que lo tuvo como miembro de los comités disciplinarios de la AFC y la FIFA y como presidente del Mundial de Clubes Japón 2008. En su país, Salman es presidente de la Asociación de Fútbol, Ministro de Deportes y vicepresidente del Comité Olímpico.

Quizás el jeque haya lanzado la idea de llevar la Fórmula 1 al emirato, para mostrar al mundo un país civilizado, capaz de recibir grandes eventos. En 2004, el gran circo llegó a Bahréin y los autos cruzaron a toda velocidad el circuito construido en pleno desierto.

Pero la tensión entre un gran evento deportivo, el poder local y las manifestaciones sociales que se han visto en Brasil durante la reciente Copa de las Confederaciones no son exclusivas del gran país sudamericano. Khalifa bin Salman al Khalifa, primer ministro bahreiní que gobierna el país sin elecciones desde 1970, también lo sufrió en carne propia.

Manifestaciones en Bahréin
En 2011, más de 300 mil de los 1,2 millones de personas que habitan el país se volcaron a la calles, al calor de las manifestaciones de la primera árabe que surgieron aquel año. Reclamaban la posibilidad de elegir a sus representantes en elecciones, la igualdad de derechos en sunnitas y chiítas y la defensa de los derechos humanos, permanentemente avasallados.

Hace dos años, las multitudinarias manifestaciones llevaron a la suspensión de la carrera de F1. La brutal represión dejó decenas de muertos y centenares de heridos. Un informe de Centro de Derechos Humanos de Bahréin afirma que la represión ha continuado desde entonces: los presos políticos son centenares (Bahréin es el país con mayor número de prisiones políticos per cápita del mundo) y continúa la tortura en los centros de detención.

En 2012, el gobierno se preparó ante eventuales conflictos en la carrera de la F1. Pocos días antes, la policía detuvo a 80 activistas, en su mayoría dirigentes opositores. Pese a todo, cientos de personas se manifestaron en las calles y cerca del aeropuerto, donde se guardaban los equipos para la carrera.

El alemán Sebastian Vettel ganó el Gran Premio, en medio de fuertes medidas de seguridad y de multitudinarias protestas, que dejaron un muerto de 36 años, en Manama, la capital del país. Los manifestantes denunciaron entonces que la policía no entregó el cadáver a la familia para evitar que el funeral coincida con la competencia.

A comienzos de 2013, el gobierno convocó a dirigentes opositores a un “Diálogo Nacional", con el objetivo de dar respuesta a algunas de las demandas sociales, que se expresan en las multitudinarias manifestaciones, que continúan desde 2011. El proyecto logró en parte contener las protestas y la carrera de F1 de este año pudo desarrollarse sin grandes reclamos, aunque pocas respuestas concretas se ofrecieron a las demandas sociales.

Un presidente acusado

Este clima de convulsión interna también manchó a Salman, el flamante presidente de la AFC. Pocos días antes de la elección, el Centro de Derechos Humanos de Bahréin envió una carta a la FIFA para impedir la elección. "El jeque Salman Bin Ibrahim Al Khalifa está involucrado en violaciones a los derechos humanos. Fue responsable de la persecución contra futbolistas, directivos, árbitros y entrenadores que participaron de las protestas democráticas desde febrero de 2011", decía el escrito.

El Centro de Derechos Humanos denunció además que, el 20 de abril de 2011, Salman presidió una reunión de la Asociación de Fútbol de Bahréin donde hizo hincapié en que la Asociación debía trabajar en la eliminación de cualquier persona que hubiera participado de las protestas contra el gobierno, ya sean directivos, jugadores o árbitros. La Agencia de Noticias del país informó de esta decisión y luego se conocieron imágenes de atletas y jugadores en la televisión. Más de 150 atletas, entrenadores y árbitros de diferentes deportes fueron encarcelados y torturados.

"Ustedes hablan de acusaciones. Pero la pregunta es: ¿tienen pruebas?", dijo Salman a los periodistas tras su elección como presidente de la AFC. "Hay gente que habla del gobierno, pero no creo que ése sea nuestro cometido en el fútbol. Somos gente de fútbol. Si alguien tiene pruebas de que la federación de Bahréin ha violado los estatutos de la FIFA o de la AFC, que las presente", agregó. El artículo 11 del reglamento de la AFC, y el artículo 14 de los reglamentos de la FIFA, exige una neutralidad en los organismos futbolísticos de los diferentes países y la contravención puede dar lugar a la suspensión de la asociación.

Mohamed Hubail
Mohamed Hubail, jugador de la selección nacional de fútbol, fue detenido luego de las manifestaciones de 2011. Fue golpeado y torturado en prisión. Luego fue condenado a dos años de cárcel. La presión de la FIFA y otros organismos internacionales permitió su liberación poco después. Pero jugadores de básquet, fútbol, handball, corredores de autos y entrenadores sufrieron condenas de más de 15 años de prisión por sus protestas. Ni eso impidió la elección de Salman. Tras su asunción, dijoel nuevo presidente dijo a la prensa: "Necesitamos reformas completas, donde los tomadores de decisiones deban rendir cuentas. Limpiar el pasado y pasar la página para el futuro, restablecer la transparencia y la integridad". Hablaba de la AFC, no de lo que sucede en Bahréin.

Aquí, imágenes de las protestas en Bahréin contra la Fórumula 1:

2 comentarios:

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  2. Buen articulo. Evidentemente, cada vez que se lleva un evento deportivo de primerísima linea a lugares donde no se cumplen demandas básicas de la población, hay conflicto en puerta. Y es absolutamente entendible.
    Recién descubro tu sitio, pero ya mismo lo empiezo a seguir. Un saludo.

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