“El fútbol ha vendido su alma a la televisión”

Arsene Wenger, entrenador del Arsenal
Arsene Wenger, el entrenador del Arsenal inglés, no declaró ninguna novedad. La puja entre las competencias deportivas y los grandes holdings mediáticos está en tensión permanente. Alex Ferguson, técnico del Manchester United, y José Mourinho, a cargo del Real Madrid, fueron otros de los entrenadores que en los últimos meses lanzaron críticas a las cadenas de televisión por programar partidos en horarios inconvenientes.

Los últimos dos encuentros del Arsenal, que entrena Wenger, se trasladaron a la tarde del lunes por exigencias de las los canales de televisión. El partido que deben disputar los Gunners ante el Aston Villa por la FA Cup también ha cambiado de fecha, de sábado a domingo, por un pedido especial de ESPN. Como consecuencia, su duelo liguero contra el Bolton, que estaba programado para el martes siguiente, se ha retrasado un día.

Nuevas costumbres

El primer fin de semana de octubre de 2007 marcó un quiebre en la historia del fútbol inglés. Aquella vez, sólo el partido entre el Aston Villa y el West Ham se disputó a las 15 horas del sábado, el horario histórico de la Premier League. Todos los demás encuentros se ubicaron entre el mediodía sabatino y la tarde del domingo, en distintas franjas horarias para una mejor reproducción televisiva. "Es un fin de semana negro", declaró el entonces presidente de la Federación de hinchas, Malcom Clarke.

A más de 5 años, la tendencia a favor de las grandes cadenas se ha profundizado. Hoy, los partidos de la Premier se juegan los sábados y los domingos a las 12.45, 14.00, 16.00, y 17.45 horas, a estadios llenos, con entradas mucho más caras que en el resto de Europa. Muchos de los partidos más trascendentes se juegan en el llamado “Early Kick Off”, como se denomina al horario prime time del mediodía.

Mientras tanto, a esa hora, en el este de Asia los fanáticos pegados a las pantallas se cuentan por millones. Allí, los mejores partidos de la Premier llegan los sábados a las 21.45 e incluso más tarde, en horarios cómodos para un fin de semana. Algunos equipos ingleses tienen más hinchas en Corea del Sur que en su propio país. Por el nuevo contrato de televisión, vigente a partir de la próxima temporada, Sky Sports pagará a los clubes ingleses 221 millones de euros, 78 millones menos que en el vigente acuerdo.

Fútbol de ocio

"Hemos vendido nuestra alma y no tenemos control sobre los horarios. La verdad es que no puedo decir que la televisión sea algo malo, pero no es normal que tengas una influencia tan grande en el calendario" fueron las recientes palabras de Wenger. Además, el entrenador del Arsenal criticó que la Premier League no haya sido capaz de tener una posición fuerte contra las exigencias de los operadores de cambiar los horarios de los partidos.

Quizás todo haya comenzado en 1989. Tras la masacre de Hillsborough, donde murieron 96 personas, el juez Peter Taylor, a cargo de la investigación, propuso eliminar las vallas, obligó a los clubes a disputar los partidos con espectadores sentados, los estadios se volvieron lugares seguros y confortables. Como bien sostiene el periodista español Santiago Segurola, aquel hecho “fue el final del fútbol como una ceremonia tribal destinada a satisfacer el ocio de la clase obrera”.

La historia se completó en 1992, con la formación de la Premier League. En ese entonces, los clubes de primera abandonaron la liga oficial y formaron una nueva entidad privada. Serían ellos mismos quienes negociarían los contratos de televisión y administrarían los campeonatos. A partir de allí, el campeonato inglés inicia su etapa moderna, para convertirse en uno de las más importantes del mundo, lejos de los estadios obsoletos, los partidos de bajo nivel y la violencia de los hooligans que marcaron la década de 1980.

Las clases populares, presentes en las gradas desde el siglo XIX, quedaron relegadas. Sería el tiempo de las entradas caras, del marketing, del fútbol como contenido televisivo, del pay per view. Un hincha virtual, de sofá y cerveza, sentido frente a la pantalla, buscando allí el alma del fútbol.

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