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El Estadio Azteca, durante el Mundial de 1986 |
En agosto pasado, el empresario mexicano Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, anunció la compra de Pachuca y León, equipos de la primera división. El empresario cuenta con importantes inversiones en telecomunicaciones y la construcción y decidió expandir sus negocios al fútbol. Hace pocos días, anunció una inversión de dos millones de euros en el Oviedo, equipo que hoy disputa los torneos del ascenso español. La influencia de los grandes empresarios de medios en el deporte mexicano, que contaba Monsivais en 1986, se mantiene con hoy diferentes caracteres.
El estado alternativo
En 1985, México sufrió uno de los terremotos más importantes de su historia, con más de 6.000 víctimas fatales sólo en el Distrito Federal. La catástrofe se sumaba a una delicada situación económica que vivía el país azteca, que cargaba entonces con una de las deudas externas más altas de América Latina. Pese a todo, México recibió el Mundial de fútbol que iba a disputarse originalmente en Colombia. Voceros del gobierno aclararon en repetidas oportunidades a la prensa que el Estado no desembolsaría dinero en la organización del torneo y que sería capital privado el encargado del financiamiento.
En ese contexto, fue la empresa televisiva Televisa quien aportó más dinero para el campeonato. Guillermo Cañedo, en su doble rol de vicepresidente de la compañía de comunicaciones y de la FIFA, fue el responsable de la llegada del torneo al país azteca. Cañedo había presidido poco antes la Federación Mexicana de Fútbol y formaba parte de la OTI, el organismo que negociaba los derechos de televisión de los campeonatos mundiales.
En aquel campeonato, Joao Havelange, titular de la FIFA, fue acusado en reiteradas ocasiones de estar vinculado directamente con Televisa y con su presidente, Emilio Azcárraga. La influencia de la cadena en el desarrollo del torneo fue enorme, con encuentros disputados en horarios inconvenientes sólo para satisfacer las demandas de los grandes magnates televisivos. Aún son recordadas las quejas públicas de Diego Maradona por tener que competir en la altura del Distrito Federal con temperaturas agobiantes. La televisión manejó la organización desde los despachos, aunque sufrió problemas técnicos en la transmisión, que llegó con dificultades a países como Holanda, Brasil, Colombia y Francia. Hace más de 20 años, Monsivais llamaba a Televisa un “estado alternativo”.
El fútbol como producto

Pero poco le importan las críticas a Azcárraga, dueño de una fortuna de más de 2.000 millones de dólares y considerado por muchos el Rupert Murdoch latinoamericano. Televisa es el grupo de medios de habla española más importante del mundo y controla cerca de dos tercios de la programación de los canales gratuitos de televisión en México. Otro poderoso jugador de las telecomunicaciones con intereses en el fútbol mexicano es Ricardo Salinas Pliego, titular de TV Azteca, dueña del Morelia y Jaguares, también de la primera división mexicana.
Pese a participar del negocio de la televisión y las comunicaciones, Carlos Slim no se había involucrado directamente en el mundo futbolístico, hasta que su empresa América Móvil, anunció la adquisición del 30 por ciento de los clubes Pachuca y León.
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Carlos Slim, nuevo dueño del León y el Pachuca. |
Slim también ha creado torneos anuales de fútbol para jóvenes de la calle y es seguidor de los Yanquis de Nueva York, el equipo de béisbol de Estados Unidos. También ayuda habitualmente a boxeadores. Su vínculo con el fútbol se había dado a través de los Pumas de la UNAM, donde formó parte del consejo directivo.
El reciente acuerdo con el León incluye un proyecto para la construcción de un campo de la Universidad del Fútbol de la ciudad, así como la transmisión de los partidos del equipo a través de la empresa de televisión por cable Dish, de su propiedad. Recientemente, el club no había llegado a un acuerdo con Televisión Azteca para la transmisión de sus partidos. Slim mantuvo anteriormente disputas con Televisa, que lo acusó de transmitir partidos de fútbol a través de Internet. El magnate mexicano decidió ampliar su presencia en el mundo futbolístico recientemente con una inversión de dos millones de euros en el Oviedo español.
Católico y futboleros
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Una de las pancartas del movimiento #YoSoy132. |
La protesta fue una de las tantas que se dieron en territorio azteca tras la victoria de Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en las elecciones presidenciales del 1º de julio. Los comicios estuvieron marcados por acusaciones de fraude, compra de votos y gastos de campaña excesivos. Todo se resolvió finalmente en la justicia y Peña Nieto se impuso al candidato de la izquierda, Andrés López Obrador. El nuevo presidente sucederá a Felipe Calderón, quien inició una ofensiva militar contra el narcotráfico que dejo más de 50 mil muertos en sus seis años de mandato.
Emilio Azcárraga padre definió a México como “un pueblo católico y futbolero”. Patria y medios se cruzaron en 1986 y lo siguen haciendo hoy. Los tentáculos, en forma de intereses, de las grandes cadenas nacen en sus negocios de comunicaciones y se extienden hasta la política y el deporte. Monsiváis imaginó un anuncio en los periódicos tras el Mundial ´86: “Quien encuentre la patria, que haga el favor en devolverla”.