En 1966, en el pueblo italiano de Massa, el equipo de la ciudad que ascendió de la cuarta a la tercera división postuló a varios de sus dirigentes y jugadores como candidatos en las elecciones municipales bajo el slogan “Menos política y más deporte”. Probablemente, el ex futbolista uruguayo Hugo De León haya pensado lo contrario cuando a comienzos de este año dejó de lado sus obligaciones personales y se lanzó a recorrer el país en busca de adhesiones para el Partido Colorado. Su trabajo tuvo se recompensa en julio pasado, cuando el partido decidió nominarlo como candidato a vicepresidente de cara alas elecciones que hoy se celebran en Uruguay. De León integra la fórmula junto a Pedro Bordaberry, hijo del ex dictador Juan María Bordaberry, quien fuera presidente de facto entre 1973 y 1976 y hoy permanece en prisión.
Al momento de la nominación, Bordaberry hijo afirmó que la designación recayó en De León porque se entendió que era la persona "más capacitada y más adecuada" para el cargo. El ex futbolista agradeció el gesto y confesó que la responsabilidad le generó una ansiedad similar a la que sentía antes de jugar con Nacional un clásico del fútbol uruguayo frente a Peñarol “porque no me saco de adentro la presión que me puso Pedro (Bordaberry)”.
Marcador central de larga trayectoria, De León es ídolo de Nacional, donde jugó a lo largo de siete temporadas, consagrándose campeón de América y del mundo. Además fue figura de la selección uruguaya, donde disputó 48 partidos entre 1979 y 1990. También jugó en equipos de Brasil, Argentina, España y Japón. Ya retirado, dirigió a Nacional, donde consiguió tres títulos locales, y también se hizo cargo del Gremio de Brasil y del Monterrey mexicano entre otros equipos. Pero De León también es un empresario y productor agropecuario y desde hace tiempo está vinculado al Partido Colorado que hoy lo tiene como candidato.
Julio María Sanguinetti, ex presidente uruguayo y secretario del partido, dijo que De León "es un colorado a prueba de toda evidencia, porque en el peor momento del partido salió a recorrer el país, reclamándole a los ciudadanos colorados que se habían ido, que había que retornar a la 'familia', como decía él". En los últimos comicios presidenciales de 2004, los colorados se ubicaron como la tercera fuerza política, con un 7% de los votos, detrás del hoy gobernante Frente Amplio y del Partido Nacional. De León es considerado por Bordaberry como una de las caras renovadoras del PC, que posibilite revertir los malos resultados de los últimos comicios nacionales y departamentales.
Sin embargo, las encuestas previas no son alentadoras para De León y compañía de cara a las elecciones que hoy se celebran. Según los sondeos, el Frente Amplio liderado por Pepe Mujica se llevaría el triunfo, aunque probablemente no alcance el 50 % necesario para evitar la segunda vuelta. El segundo puesto correspondería al Partido Nacional y tercero quedaría el Partido Colorado.
Pepe Mujica, el candidato presidencial frentista, no jugó al fútbol profesionalmente, aunque probablemente sienta la misma pasión que De León por política. Ex guerrillero tupamaro, Mujica pasó 14 años en prisión, donde llegaron a ubicarlo dentro de un aljibe. Fue diputado, senador y Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca del actual presidente Tabaré Vázquez. Solía llegar al Senado en motoneta, con un aspecto campechano, ese que acompaña cada uno de sus gestos y palabras. Parafraseando a Maradona, cerró su campaña esta semana al grito de “¡Mascatelá y que viva el Frente Amplio!”.
Aquí ya hemos hablado de algunos ex futbolistas que una vez retirados dan el salto a la arena política. Bastante alejados de los problemas cotidianos que viven la mayoría de sus compatriotas cuando juegan, algunos futbolistas como Hugo De León eligen, luego de dejar su actividad, involucrarse en el espacio político como una forma compromoterse con la sociedad que habitan e intentar resolver algunos de los probremas que allí se sufren. Hoy, Uruguay cuenta con más de 800 mil personas por debajo de la línea de pobreza y más de 200 mil familias que viven en asentamientos. Sea quien sea el ganador, a esos lugares deberían volcarse las mayores pasiones de sus habitantes. En ese mundo, la pelota parece algo insignificante.
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