En los últimos tiempos, el deporte trajo más acuerdos y alegrías que la política a la sociedad hondureña. El 14 de octubre pasado, Honduras derrotó 1 a 0 a El Salvador como visitante y se aseguró un lugar en el mundial de Sudáfrica, en lo que será su primera participación en una Copa del Mundo desde 1982. Tras el triunfo conseguido en San Salvador, miles de personas llegaron hasta el aeropuerto internacional Toncontín de Tegucigalpa para recibir a los futbolistas, nuevos héroes nacionales. La policía no pudo impedir que los miles de aficionados llegaran hasta el área de migración, por donde salen los pasajeros en la terminal aérea. "No me esperaba esto. Es impresionante" alcanzó a decir el colombiano Reinaldo Rueda, el entrenador de la selección hondureña. “¡Viva Honduras, bendito sea Dios que nos dio esta oportunidad de celebrar, gracias Reinaldo Rueda por llevarnos al Mundial!”, afirmó el presidente de facto Micheletti desde la Casa Presidencial, en cadena nacional, tras la clasificación. También anunció que, para permitir la celebración, el día siguiente sería feriado nacional. El mandatario, que siguió paso a paso el partido decisivo, sostuvo que es merecido el feriado para festejar, en orden, sin hacer disparos al aire y sin provocar disturbios.
Así fue como miles de hondureños salieron a celebrar la clasificación. Los medios reprodujeron incansablemente la alegría que se vivió en las calles por conseguir el boleto a Sudáfrica. Un policía, Fausto Castillo, comentó que “después de tantas semanas soportando sol y gases lacrimógenos en las manifestaciones callejeras, esta es la recompensa: mi equipo llegó al Mundial".Gerson Mendoza, estudiante de 18 años, dijo: “Aquí en la calle hay de todo: golpistas y de la resistencia, pero todos somos Honduras”. Otro aficionado, Daniel Oquelí, manifestó que “esta es la clave para salir de la crisis política luego del golpe de Estado del 28 de junio”.
De nuevo en su patria tras la clasificación, los jugadores, el técnico y los dirigentes de la Federación fueron llevados desde el aeropuerto directamente hasta la presidencia, donde Micheletti ofreció un acto de recibimiento público y un almuerzo junto a funcionarios de su Gobierno. El mandatario confesó estar “muy contento, muy agradecido” con la selección por haberle dado esta “alegría” a los hondureños. El seleccionador Rueda y varios jugadores agradecieron a Micheletti por el recibimiento y dedicaron la clasificación a los aficionados del país.
Sin embargo, la visión de los futbolistas respecto al gobierno de facto no parece ser uniforme. “Yo siempre he dicho que tengo dos ídolos, mi hijo y el presidente” declaró Flor, la madre de Amado Guevara, capitán y figura del equipo nacional. Su hijo adoptivo es el mandatario depuesto y es por eso que Flor le entregó a la hija de Manuel Zelaya una camiseta autografiada por su hijo futbolista. “Sé quienes son los jugadores que están en la resistencia contra el golpe, conozco a sus familias. Muchos no pudieron manifestarse como lo está haciendo Amado Guevara, que ha demostrado solidaridad con el presidente”, declaró Hortensia Zelaya, la hija del presidente saliente. Pocas horas después, algunos medios que apoyan el golpe difundieron declaraciones de Amado Guevara, quien se despegaba de los dichos de su propia madre. “Lo mío es jugar fútbol y eso me hace feliz, mi madre es lo más grande que tengo, pero no tenemos por qué compartir ideologías. Ella puede apoyar a Zelaya, pero yo no tengo por qué hacerlo”, habría dicho el futbolista.
Sin embargo, la visión de los futbolistas respecto al gobierno de facto no parece ser uniforme. “Yo siempre he dicho que tengo dos ídolos, mi hijo y el presidente” declaró Flor, la madre de Amado Guevara, capitán y figura del equipo nacional. Su hijo adoptivo es el mandatario depuesto y es por eso que Flor le entregó a la hija de Manuel Zelaya una camiseta autografiada por su hijo futbolista. “Sé quienes son los jugadores que están en la resistencia contra el golpe, conozco a sus familias. Muchos no pudieron manifestarse como lo está haciendo Amado Guevara, que ha demostrado solidaridad con el presidente”, declaró Hortensia Zelaya, la hija del presidente saliente. Pocas horas después, algunos medios que apoyan el golpe difundieron declaraciones de Amado Guevara, quien se despegaba de los dichos de su propia madre. “Lo mío es jugar fútbol y eso me hace feliz, mi madre es lo más grande que tengo, pero no tenemos por qué compartir ideologías. Ella puede apoyar a Zelaya, pero yo no tengo por qué hacerlo”, habría dicho el futbolista.
Mientras los políticos intentan llegar a un acuerdo de cara a las elecciones, el cuerpo técnico de la selección encabezado por Reinaldo Rueda planifica su preparación de cara al Mundial. El cuerpo técnico pretende disputar ocho amistosos. España, Suiza o Alemania podrían ser algunos de sus rivales. Hasta ahora, el saldo es positivo: bajo la dirección técnica de Rueda, la selección hondureña jugó 47 partidos, de los cuales ganó 29, empató 4 y perdió 14. La prueba de fuego llegará dentro de poco menos de un año en Sudáfrica.
En medio de tantos conflictos sociales y políticos entre los partidarios de Zelaya y los seguidores de Micheletti, el deporte fue por unos días un espacio donde los hondureños pudieron llegar a un acuerdo y encolumnarse detrás de un objetivo común. El fútbol es un hecho social tan potente que por sí solo permite un acuerdo entre los que piensan diferente e irradia esperanzas de soluciones a situaciones que le son ajenas. Ya lo dijo alguna vez Beatriz Sarlo: “En el estallido de identidades que algunos llaman posmodernidad, el fútbol opera como aglutinante: es fácil, universal y televisivo. No es la nación, sino su supervivencia pulsátil. O, quizás, la forma en que la nación incluye a quienes, de otro modo, abandona”.
De nuevo el deporte puede unir lo que otros temas han coseguido romper , en este caso la unidad de un país con los posicionamientos a favor de Zabaleta o Micheletti .
ResponderEliminarUn saludo
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