Ex combatientes, ayer, en un partido del torneo argentino |
Históricamente el juego del fútbol se emparenta al arte de la guerra y a veces, como en este caso, un conflicto armado y un gran acontecimiento deportivo lucen cercanos pese a tener lugar a miles de kilómetros de distancia. 1982 fue un año de derrota bélica y deportiva para un país como a la Argentina, que comenzaba a salir del horror de una dictadura militar.
Argentina debutó en el Mundial de España ´82 frente a Bélgica el 13 de junio de aquel año, un día antes de la rendición en la guerra de las islas. El combinado albiceleste contaba con un joven Diego Maradona y con un experimentado Mario Alberto Kempes, que comandaba al grupo campeón en 1978. En Puerto Argentino, la derrota era casi segura, pero en medio de las bombas, miembros de las fuerzas argentinas intentaban escuchar el partido, que terminaría victoria de Bélgica por 1 a 0. El 14 de junio llegaría la rendición argentina y la derrota. Algunos soldados argentinos tomados como prisioneros retornaron a su país en buques mientras escuchaban los partidos de la selección en el Mundial. El equipo de Menotti se despediría en primera ronda.
La particularidad del 30 aniversario reviste en los cruces entre los gobierno de Argentina y el Reino Unido por la disputa sobre la soberanía de las islas. Los próximos Juego Olímpicos que tendrán lugar en Londres entre el 27 de julio y el 12 de agosto se perfilan como un espacio donde las autoridades argentinas podrían dar lugar a sus demandas.
Alicia Castro, recientemente designada Embajadora argentina ante el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, tiene como misión dar mayor fuerza al reclamo argentino por la soberanía sobre Malvinas y la multitudinaria competencia deportiva puede ser un buen espacio para su plan. Atrás quedó la iniciativa legislativa de colocar el mapa de las islas en la vestimenta de los deportistas argentinos.
Volanteadas en las inmediaciones de los estadios de las competencias, remeras con inscripciones alusivas por debajo del uniforme oficial de los deportistas, avisos en los medios de comunicación para transmitir la posición argentina y una muestra fotográfica en la embajada argentina son algunas de las propuestas. El plan es aprovechar la presencia de miles de fanáticos y la cubertura global de los Juegos para dar a conocer el reclamo.
La fecha, los actos, la memoria son fuente de recordación de un conflicto que no terminó con la rendición del 14 de junio de 1982, sino que siguió con el suicidio de más de 500 ex combatientes argentinos en los últimos 30 años. Ayer Malvinas fue un área colonizada, luego un escenario de guerra, hoy es un reclamo para la Argentina y una herida abierta para miles. El fútbol, esa ilusión permanente, mostró en la guerra su penetración global y su fuerza como elemento identitario de los habitantes de un país. Para muchos soldados en Malvinas, la patria era su fusil, su honor y en el fondo una pelota a miles de kilómetros.
Hace pocos días, el periodista Simon Kuper presentó su libro “Fútbol contra el enemigo”, donde muestra como dictadores, revolucionarios y mafiosos intentan utilizar el fútbol para sus propios objetivos. Como sostiene el autor, “cuando un juego importa a millones de personas, deja de ser solo un juego”.
Aquí "Iluminados por el fuego", una canción de León Gieco que homenajea a los soldados argentinos que combatieron en la guerra de Malvinas:
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