Las elecciones en River del último sábado sirven como un vidriera de la gestión que se va: desorganización, largas colas, informaciones falsas, manipulación, intento de compra y/o transferencia de votos, la barra presente haciendo de las suyas, insultos y agresiones. Esas fueron algunas de las imágenes que quedaron de la jornada. Es tal la crisis riverplatense que el club no puede darse el lujo ni siquiera de llevar a cabo un acto eleccionario con orden y respeto. En ese marco, fue Daniel Pasarela el vencedor por sólo 6 votos sobre Rodolfo D´onofrio, en unos comicios donde votaron más de 14 mil personas, casi el 50 % del padrón.
En 1983, cuando llegó a ser presidente millonario, Hugo Santilli declaró: “La gente que me votó quiere que River sea un club poderoso, que el presidente sea un play boy, que vaya en Mercedes Benz, que compre los mejores jugadores y que jorobe a Boca todas las veces que pueda”. No sabemos si Santilli viaja hoy en un Mercedes, aunque su despeño como Director General de Administración en Ministerio de Bienestar Social bajo la gestión de José López Rega primero y como titular del Banco Nación durante el primer mandato de Carlos Menem probablemente le permitan darse esos lujos. Pero es cierto que en la década del ´80, River pudo disfrutar de un plantel poderoso, que lo levó a ser campeón del mundo en 1986. Santilli, fue derrotado por el presidente saliente Aguilar en 2001 e intentó nuevamente en estos comicios como candidato a vicepresidente de la mano de D´onofrio. Su lista, la más vinculada al actual gobierno, apareció como ganadora por 2 votos en las pantallas oficiales del club poco antes de las 12 de la noche. Pero sugestivamente, la realidad marcaba otra cosa. En ese momento, la Inspección General de Justicia ya había avalado el triunfo de Passarella. Pasadas las 2 de la mañana se supo la verdad.
“River merece un presidente mejor que Aguilar” dijo el propio José María hace tiempo. La victoria de Passarella, ex jugador y técnico, hombre de nula militancia política, obedece en gran parte a la pobre gestión aguilarista que se despide tras 8 años. El último balance millonario deja deudas por más de 41 millones de pesos, en medio de un pasivo que según estimaciones de dirigentes opositores podría rondar los 200 millones de pesos y que según los cálculos oficiales alcanzaría los 100 millones.
La gestión Aguilar deja técnicos - ídolos desprestigiados (el mismo Passarella hoy reconvertido, Merlo, Gorosito, Astrada en su primera etapa como DT); un plantel pobre y descapitalizado; grupos empresarios dueños de porcentajes de buena parte de los jugadores, vendidos en paquetes para cerrar anteriores balances sin déficit; una Selección Argentina que supo abandonar el estadio Monumental para jugar en Rosario; la misma Selección que no cuenta con jugadores millonarios desde hace tiempo (ninguno fue al Mundial de Alemania 2006); la barra brava, crecida con el apoyo de la dirigencia, cerca del juicio oral por el asesinato de Gonazalo Acro en 2007; y un equipo de fútbol que navega más cerca del descenso que de la punta, con un último puesto en el Apertura 2008. En la potenciación de la parte educativa de River, con su jardín, colegio primario, secundario y terciario, más la futura universidad del deporte, puede estar el mayor mérito, y uno de los pocos, de la presidencia de Aguilar.
En medio de esta crisis, surge Passarella, un hombre del riñón del club, que dio pruebas de experiencia y carácter, aunque en otras áreas de la institución. Passerella fue grande adentro de la cancha, consiguió títulos como técnico en su primera etapa, pero no sabemos cómo es como presidente, ni cuál es su plan. Aparece como una figura política externa, no tan contaminada por ese virus riverplatense que en los últimos tiempos parecía destruir todo lo que tocaba, incluido a él cuando fue técnico en su segunda etapa. River es uno de los dos clubes más grandes del fútbol argentino, que de un tiempo a esta parte vio perder su prestigio en forma constante, siendo noticia en los grandes medios por las derrotas, los escándalos, las polémicas y las noticias policiales. Desde el año 1996 hasta junio de 2009, el club vendió jugadores por más de 500 millones de pesos. Hoy, ni siquiera puede tapar las goteras. Será tarea de Passarella encarrilar el barco y devolverle el prestigio perdido.
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